El administrador apostólico de León, Julián López, presidirá el lunes 2 de noviembre a partir de las 12 horas en la catedral una eucaristía especial en el día de la conmemoración de los Fieles Difuntos y al final de la misa se rezarán varios responsos solemnes. La modificación en la liturgia viene provocada por las normas sanitarias ante la pandemia e implicará que el domingo día 1 la Diócesis de León acoja la celebración de la solemnidad de Todos los Santos con eucaristías en las parroquias, pero sin responsos ni ningún acto cultual en los cementerios.
Según el documento ‘Indicaciones diocesanas para la celebración de la Solemnidad de Todos los Santos y la conmemoración de todos los Fieles Difuntos en la situación actual de pandemia por el COVID-19’ elaborado por la Vicaría General y que ya se ha difundido entre el presbiterio diocesano “no debe celebrarse la Eucaristía ni ha de hacerse ningún otro tipo de convocatoria para orar por los difuntos (responsos, oraciones fúnebres, rezo del Santo Rosario) fuera del templo parroquial, el cual ha de estar preparado y bien dispuesto para cumplir con las normas sanitarias de seguridad e higiene”.
En ese documento se insiste en que “el lugar de la celebración eucarística estos días debe ser siempre el templo parroquial, con las medidas oportunas relacionadas con la limitación de aforo, distancia de seguridad, acceso al gel hidroalcohólico y uso de la mascarilla que estén indicadas en cada momento por las autoridades sanitarias”. Se exhorta a que “la tradicional oración por los difuntos que se suele rezan en nuestros cementerios ha de celebrarse también en el templo parroquial, bien sea como ya se ha indicado, con la Eucaristía aplicada por los difuntos, bien sea otro tipo distintos de celebración”.
También, y debido a las restricciones a la movilidad en horario nocturno, se ha suspendido la celebración de la tradicional vigilia nocturna extraordinaria por todos los difuntos que convoca en la Basílica de San Isidoro cada año la Adoración Nocturna de León.
Sin embargo, y a pesar de todas las restricciones que impone la situación de alerta sanitaria, desde la Delegación diocesana de Liturgia se recuerda la importancia del mes de noviembre, que la tradición de la Iglesia dedica a la oración por los fieles difuntos, y se remarca la conveniencia de realizar la visita a los cementerios para ofrecer esa oración por los difuntos, práctica piadosa que proporciona indulgencia plenaria y que este año, de manera excepcional, estará amparada todos los días del mes de noviembre por el Decreto que ha aprobado la Penitenciaria Apostólica de la Santa Sede.
En este Decreto se reconoce que “este año, en las circunstancias actuales debidas a la pandemia de Covid-19, las indulgencias plenarias para los fieles fallecidos se prorrogarán durante todo el mes de noviembre, con la adecuación de las obras y condiciones para garantizar la seguridad de los fieles” dado que la Penitenciaría Apostólica ha recibido muchas peticiones de los sagrados pastores solicitando que este año, a causa de la pandemia, se conmutaran las obras piadosas para obtener las indulgencias plenarias aplicables a las almas del purgatorio, según el Manual de Indulgencias.
Así, la Penitenciaría Apostólica, por mandato del Papa Francisco, establece que la indulgencia plenaria para los que visiten un cementerio y recen por los difuntos aunque sólo sea mentalmente, establecida por regla general sólo en días concretos del 1 al 8 de noviembre, podrá ser trasladada a otros días del mismo mes hasta que acabe. Estos días, elegidos libremente por los fieles, también pueden ser independientes entre sí. La indulgencia plenaria del 2 de noviembre, establecida con ocasión de la conmemoración de Todos los Fieles Difuntos para los que visiten piadosamente una iglesia u oratorio y reciten allí el Padre Nuestro y el Credo, puede ser transferida no sólo al domingo anterior o posterior o al día de la solemnidad de Todos los Santos, sino también a otro día del mes de noviembre, libremente elegido por cada uno de los fieles.