El obispo auxiliar de Valladolid, Luis Argüello, reconoció hoy que la diócesis se tendrá que apretar el cinturón para poder hacer frente a la caída de ingresos que está provocando la pandemia y aseguró para la vida de la Iglesia, tanto en su organización interna, como en todo lo referente a la ayuda solidaria como al mantenimiento de los templos, esta reducción de ingresos supone un “desafío”.
Argüello, que esta mañana compareció ante los medios para presentar los resultados económicos de la diócesis vallisoletana en 2019, resaltó el esfuerzo de la comunidad religiosa durante la pandemia, desde los sacerdotes que respondieron al llamamiento de la iniciativa ‘Comunidad 2020’ de Cáritas, donando parte de sus salarios a obras benéficas, hasta el trabajo de los catequistas y de los voluntarios que colaboran en la desinfección de los templos.
Además, resaltó que no es el momento de críticas por las decisiones tomadas por las autoridades para hacer frente a la pandemia y si de hacer llamamientos a la responsabilidad individual “para cuidarnos unos otros y evitar la expansión del virus”.
El obispo auxiliar que cifró en un 50 por ciento la caída de las donaciones realizadas a través de las colectas realizadas durante las misas, sí reconoció un notable incremento de las donaciones realizadas a través de la página donoamiiglesia.es y el mantenimiento de la asignación tributaria. Además, también indicó que será difícil que las administraciones públicas mantengan sus aportaciones a los convenios para la conservación de templos.
El pasado año, la archidiócesis de Valladolid contó con presupuesto de algo más de 19,5 millones de euros en el que, por primera vez y para hacer frente a las obligaciones tributarias, se incluyó los gastos e ingresos de centros dependientes como el Seminario, el colegio Fray Luis de León, el colegio El Carmen, la librería Diocesana, el Hogar Sacerdotal y la librería Santuario.
Dentro de los ingresos, las aportaciones voluntarias de los fieles fue la partida más importante y superó los cinco millones de euros, mientras que la asignación tributaria alcanzó los 3,9 millones. Los ingresos patrimoniales -alquileres y financieros- superaron los 3,4 millones, mientras que los ingresos por servicios religiosos llegaron a los 3,6 millones.
En cuanto a los gastos, la partida más destacada fue la destinada a conservación y gastos de funcionamiento de edificios, con más de 7,8 millones de euros, por delante de la retribución del personal seglar -por primera vez se incluyen los salarios de los profesores de la Escuela de Magisterio Fray Luis de León y del colegio El Carmen-, que supera los 4,3 millones de euros. Por su parte, la retribución del clero rozó los tres millones de euros.
En este punto, Argüello resaltó que la Iglesia está haciendo un ejercicio de transparencia total de sus cuentas, reflejando todos y cada uno de los donativos. “No queremos que nadie hable de dinero nego o de contabilidad b”, sentenció.