Nuestro centro es bastante grande. Cuenta aproximadamente con 1.250 alumnos y dos turnos y modalidades, por un lado la presencial y por otro a distancia. Somos un instituto complicado a la hora de ponerse en marcha ya de por sí. Este año más por la situación del COVID-19 que nos ha ocasionado unas complicaciones adicionales”, asegura el director del IES Julián Marías, Eduardo de la Torre, en declaraciones a NoticiasCyL Valladolid.

El centro ubicado en el barrio vallisoletano de Parquesol, como nos cuenta De la Torre, que sustituyó a Vicenciano Escudero, anterior director que se jubiló el pasado 2 de octubre, ha tenido que abordar el reajuste y la organización de los grupos de alumnos a los aforos de las aulas, siendo lo más complicado, como señala el director, “ajustar un grupo concreto a un aula concreta” para “evitar el turno de tarde”.

De la Torre añade que “se estudió la posibilidad de meter algún grupo de tarde” pero finalmente no fue necesario al “habilitar la biblioteca y el aula de audiovisuales”. “Ha sido muy complicado gestionar los espacios y los aforos limitados en las aulas”, asegura, y añade que otro de los problemas iniciales que se encontraron, al comienzo de curso, fue “la falta de profesorado por los desdobles” aunque destaca la “rapidez de la dirección provincial” para “dotar a los centros de profesionales lo antes posible”.

Los centros escolares de Castilla y León en general y de Valladolid en particular y todos sus profesionales están haciendo un esfuerzo titánico para evitar contagios. Tanto el director del Julián Marías como la coordinadora COVID-19, Adelina Llamas, destacan el comportamiento “ejemplar” en el centro de los alumnos que cumplen con las medidas de seguridad para evitar nuevos contagios.

0 aulas en cuarentena y un 1% de positivos en alumnos sin el foco en el centro



“En nuestro centro llevamos a cabo la toma de temperaturas, usamos correctamente las mascarillas y controlamos la desinfección de manos de nuestros alumnos. La distancia de seguridad también es muy importante y la ventilación, aunque ahora en otoño cueste un poco más, también”, nos explica la coordinadora COVID-19 del centro vallisoletano, Adelina Llamas.

El director añade que “han seguido la normativa” desde el comienzo del curso y que “todos los alumnos limpian su mesa al entrar a clase con una solución desinfectante” y además “no se permite el intercambio de material” durante la jornada escolar. El centro está lleno de cartelería para indicar los aforos en todas las zonas comunes, así como baños, salas de profesores y demás. El trabajo de los profesores, e incluso de los conserjes, para lograr que se cumpla el protocolo está siendo clave.

Eduardo de la Torre apunta que “están muy satisfechos con las medidas que han tomado” que “están funcionando bastante bien” y añade que “el indice de incidencia de casos COVID-19 positivos está en torno al 1% del alumnado en el centro” aunque “nunca con el instituto como foco de contagio”.

No hemos cerrado ningún aula. Ha habido positivos pero el origen no está en nuestro instituto. No cosideramos ninguno a día de hoy”, añade el director que nos explica que desde julio y agosto se trabajaba con distintos escenarios en función a los positivos existentes, con la opción presencial como predilecta pero con la semipresencial como alternativa para trabajar con el alumnado que se encuentra confinado tras resultar positivo.

Las labores de una coordinadora COVID-19



El día a día desde el mes de septiembre de una coordinadora COVID es sumamente estresante. Si no que se lo digan a Adelina que lo primero que hace, cada día, es recabar información de los nuevos casos. “Jefatura recoge la información y me la traslada. Yo llamo a la familia y perfilo la información”, nos cuenta.

La coordinadora establece contacto con las famlias para el segumiento de los positivos e informa "en caso de petición de PCRs por contactos estrechos” de la forma de proceder. “Esta es otra parte en la que gasto mucho tiempo hablando con las familias”, añade. Adelina también envía la información al Equipo Covid de la dirección provincial de Educación y comunica a jefatura de estudios todas las incidencias que se produzcan.

El centro escolar ubicado en Parquesol cuenta con una sala COVID habilitada ante la aparición de posibles casos. Dispone de ventanas, papelera con doble bolsa para residuos sanitarios, mascarillas, guantes y todo el material necesario como mascarillas quirúrgicas, FFP2, batas y pantallas.

“La verdad es que no me puedo quejar. Además también dispongo de un ordenador para realizar cualquier tipo de comunicación con el equipo COVID de la dirección provincial a través de Educación”, afirma.

Para que todo esto salga bien es sumamente importante la labor de los profesores. “El profesorado está implicado en el funcionamiento del centro para que todo vaya bien. El doble trabajo que les supone, además de preparar sus clases presenciales y darlas el mandar las tareas a los alumnos confinados lo suplen con vocación. Están implicados al 100%”, afirma el director”.

Un futuro incierto a corto plazo

Ayer mismo, el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, comparecía en declaración institucional para confirmar el cierre de la hostelería, gimnasios o centros comerciales para el próximo viernes 6 de noviembre, previa ratificación judicial, para que no ocurra como hace apenas unos días con el toque de queda, impuesto antes del Estado de Alarma. Los centros escolares y las universidades siguen su curso, nunca mejor dicho, y no echan el cierre como ocurrió en la primera ola de la pandemia.

“La imagen de la situación actual la tienen las autoridades sanitarias. Ellos tienen que tomar las decisiones en función a los datos que manejan. Me parece un trabajo sumamente complicado el suyo. La decisión de cerrar un centro educativo o no es difícil”, añade el director del Julián Marías.

Eduardo de la Torre asegura que “van a acatar lo que se les diga” y “van a estar preparados para todos los escenarios”. “Si nos mandan cerrar, buscaremos tener los medios digitales para abordar la situación. Hemos hecho un estudio de los alumnos vulnerables para poder dotarles de estos medios digitales para que puedan seguir el curso. Estamos preparados para lo que venga”, afirma.

El futuro cierre de las aulas, de nuevo, es tan incierto como el del propio coronavirus que continúa golpeando a la provincia de Valladolid con fuerza en esta segunda ola.