El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, anunció este martes el cierre de los centros deportivos cerrados que no realicen un deporte federado, hecho que se consumará este viernes durante al menos 14 días.
Una circunstancia que a los gimnasios les afectará de manera importante económicamente pero también a sus usuarios incluso en la salud. Esta es la idea que un emprendedor, Víctor Peral Martín, ha lanzado con, incluso, una carta al propio Ministerio de Sanidad explicando estos hechos.
Este joven, que regenta el gimnasio Rafael Santonja en la localidad salmantina de Béjar, reconoce el "coste alto" que supone este nuevo cierre después del que ya hubo durante el anterior estado de alarma y una paulatina recuperación de usuarios tras él, luchando contra el miedo. Sin embargo, poco a poco, con todas las medidas de seguridad y cumpliendo los protocolos, han podido recuperar un nivel aceptable en lo que, afirma, es un espacio seguro.
Ahora vuelve un nuevo golpe que, particularmente a ellos, les llega sin apenas alternativas. "No tenemos la opción de los bares, que pueden seguir sirviendo a domicilio. A nosotros nos cierra y no tienes ninguna posibilidad. Y ahora los ERTE no son como antes, los trabajadores consumen paro y nosotros tenemos que pagar la Seguridad Social", asevera.
Sin embargo, más que el tema económico, la carta enviada al Ministerio de Sanidad se dirige a los propios usuarios. "Tenemos que estar considerados como algo esencial", insiste. "No es lógico que nuestro trabajo se considera como hobby cuando tenemos personas con problemas de corazón, con obesidad, rehabilitando lesiones, opositando o haciendo deporte por ansiedad. El deporte es medicina, es salud", escribe.
De hecho, reitera que tras el 8 de junio, fecha de reapertura, se ha invertido para cumplir las medidas y se pudo recuperar a todos los trabajadores del ERTE el mes pasado para comenzar con las clases colectivas, "todo acorde a las normas y aforos establecidos, más seguros, solidarios y precavidos que nunca, y cinco meses después, sin tener ningún contagio, y sabiendo perfectamente cuál es el foco principal, deciden cerrarnos".
Por ello, más allá de la economía, "que no es un hecho a olvidar", pide una reflexión para considerar el sector como "esencial". "Detrás de cada persona hay problemas de salud, detrás de cada persona hay una familia que también come. Están a tiempo de salvar y mejorar vidas", concluye.
Solidaridad en los usuarios
El propio Víctor comenta que el "boca a boca" ha sido suficiente para que el miedo inicial se tornara en ilusión. "Ha costado volver pero una vez que lo han probado, es segurísimo. Hay aforo, cita previa, se está con mascarilla... No supone ningún riesgo y si valoran que lo hay, que limiten más, que reduzcan más el aforo o prohíban las clases".
De hecho, este joven emprendedor de apenas 30 años reconoce la solidaridad de los propios usuarios, más aún cuando se anunció la obligatoriedad de hacer todo tipo de deporte con mascarilla en sitio cerrado. "A nadie nos gusta pero la gente por solidaridad lo hace. Hay momentos puntuales en las que salen a la ventana a coger aire. Aún poniéndole trabas lo hacen. La gente lo necesita".