N.M.J
La Apertura de la Puerta Santa del Perdón de la Catedral de Burgos dio comienzo hoy en la capital burgalesa al Año Jubilar que el papa Francisco concedió con motivo de la conmemoración del VIII Centenario de la colocación de la primera piedra de la Seo. Este rito sirvió también como despedida del administrador apostólico de la diócesis, Fidel Herráez, que durante cinco años asumió el cargo de Arzobispo de Burgos.
El acto, que comenzó puntualmente a las 11 horas, se inició con la Antífona de Entrada ‘Yo soy la puerta’, compuesta para la ocasión por el canónigo y organista de la Catedral, José Inocencio Fernández, mientras la procesión esperaba ante las puertas.
El acto contó con la presencia del consejero de la Presidencia de la Junta de Castilla y León, Ángel Ibáñez, el alcalde de Burgos, Daniel de la Rosa, el presidente de la Diputación, César Rico, el vicepresidente de la Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021, Antonio Méndez Pozo, el subdelegado del Gobierno en Burgos, Pedro de la Fuente, el delegado territorial de la Junta, Roberto Saiz, entre otras autoridades de la ciudad.
Los cierres perimetrales en numerosos territorios afectaron a la presencia de algunas de las autoridades eclesiásticas que iban a sumarse a la celebración, aunque sí que asistieron los obispos de Santander, Manuel Sánchez; Osma-Soria, Abilio Pérez Barea; Palencia , Manuel Herrero, el de Tarija (Bolivia), Javir del Río, y el obispo emérito de Jaén, Ramón del Hoyo, así como los abades de Santo Domingo de Silos, Lorenzo Maté, y San Pedro de Cardeña, Roberto de la Iglesia.
Ante las limitaciones de foro establecidas por la normativa vigente, los fieles que no pudieron acudir al templo de manera presencial, pudieron seguirlo en directo a través de RTVCyL.
Apertura del Año Jubilar
Debido a la emergencia sanitaria por el COVID-19, la procesión pública que iba a preceder al acto, que iba a partir desde el monasterio de las Salesas, fue sustituido por un itinerario de algunos de los celebrantes desde la Capilla del Santo Cristo, un gesto que desde la propia Diócesis destacaron como “muy significativo” debido que se atribuye a la imagen su intervención milagrosa frente a la peste que asoló Burgos en 1405 y que acabó con la mitad de la población.
Cuando la peste cesó, el Ayuntamiento hizo voto de acudir corporativamente cada año, en acción de gracias, el día 14 de septiembre, voto que se repitió en 1629 y que se sigue cumpliendo en la actualidad. La procesión estaba ordenada de la siguiente manera: en primer lugar el turiferario con el incienso humeante, la cruz de la Catedral adornada de fiesta con la imagen del crucificio en la parte anterior; dos acólitos que llevan los ciriales con cirios encendidos; las once cruces representando a los once arciprestazgos; y el diácono que lleva el Evangeliario.
Tras el Evangelio avanzaba el Obispo, Fidel Herráez, que iba solo, llevando la mitra y el báculo, y seguido por los obispos, abades, presbíterios, arciprestes y vicarios, de dos en dos. Cerraba la comitiva el cabildo de la Catedral. Una vez frente a la Puerta Santa, Herráez invitó a los fieles a participar activa y conscientemente en la celebración. En torno a las 11.20 horas el Obispo se acercó solo a la puerta y llamó tres veces con el asta del báculo, esperando que se abran las sagradas puertas del templo, simbolizando así el inicio del Año Santo.
Una vez abiertas, mirando hacia el exterior, elevó sobre sus hombros el Evangeliario, mostrándolo al pueblo, mientras la cruz procesional se situaba tras el Obispo, acción que repitió mirando esta vez hacia el interior del templo. Mientras en el órgano de la Catedral sonaba el ‘Christus vincit, Christus regnat, Christus imperant’, la comitiva emprendió su camino hacia el Altar Mayor, donde tuvo lugar la bendición del agua.
La parte musical de la eucaristía, cuya programación y ejecución se vio sometida a restricciones por la pandemia, corrió a cargo de la Coral de Cámara Vadillos, en representación de la Federación Coral Burgalesa, y un grupo de la Orquesta Sinfónica de Burgos (JOSBU) bajo la batuta de Pedro Bartolomé Arce. Durante la eucaristía sonó también el himno del Año Jubilar, compuesta por el burgalés Pedro María de la Iglesia
Celebración de los 800 años de la Catedral
Durante la homilía el Obispo se dirigió al pueblo dedicando unas palabras de agradecimiento a todos los asistentes a este acto. En este punto, y haciendo referencia a la celebración de VIII Centenario que la Catedral de Burgos cumplirá el próximo 2021, Herráez explicó que desde el principio concibieron esta celebración no solo como una fecha, sino como una “realidad en la que convergen y están presentes el amor desbordante de Dios, un número incalculable de miembros de la Iglesia y personas de muy varias culturas y países”.
“Celebrarlo el 20 de julio no nos resultaba suficiente, por eso hemos ido compartiendo todo esto desde hace tres años y medio”, aseguró, destacando la “convergencia y unión” de la sociedad burgalesa en torno al templo burgalés. Asimismo señaló que se han llegado a dos concreciones muy importantes con esta celebración. Por un lado la Asamblea Diocesana y el Año Jubilar.
En este punto, tuvo también palabras para la situación actual que afronta la sociedad debido a la crisis del COVID-19, señalando que se trata de una “etapa especialmente difícil en el ámbito mundial, nacional y local”, y agregó que muchos jubileos a lo largo de la historia tuvieron momentos difíciles. “Puede ser esta una oportunidad muy propicia para acogernos al dios creador y salvador y ayudarnos cuanto sea posible”, afirmó.