El Instituto de Biología Molecular (IBGM), el Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid y la ‘spin-off’ Citospin trabajan en un ensayo clínico para confirmar que el tratamiento con células mesenquimales es “potencialmente eficaz” para tratar los casos graves de COVID-19, que requieren ingreso en unidades de cuidados intensivos e intubación.

La investigadora del IBGM, Margarita González-Vallinas, presentó hoy el ensayo clínico doble ciego, controlado con placebo, para evaluar la seguridad y eficacia de las células mesenquimales alogénicas en el fallo respiratorio agudo de enfermos con neumonía por COVID-19, durante una webinar sobre proyectos de este tipo de la Plataforma Temática Interdisciplinar Salud Global, que coordina la viróloga Margarita del Val.

En ese sentido, González-Vallinas recordó que estas células tienen unas propiedades regenerativas e inmunomoduladoras, por lo que utilizaron un producto MSV, aprobado la Agencia Española del Medicamento, en pacientes con COVID, una vez que tuvieron acceso a un estudio chino en este ámbito. Ya se ha tratado al primer paciente en España con el MSV, con resultados “prometedores”, ya que en pocas horas remitió la fiebre, mejoró su estado y pudo abandonar la UCI.

Ahora, el proyecto acaba de terminar el reclutamiento para el ensayo propio, con 24 pacientes, que requirieron ingreso en UCI e intubación, por lo que los resultados todavía no están cerrados, debido a que algunos participantes siguen ingresados. No obstante, destacó que no hubo problemas en la administración, ni respuesta adversa vinculada al producto MSV.

En el futuro con este proyecto, que trata de medir el tiempo de mejoría, para la retirada de la intubación y la mortalidad a 28 días, se podría dar el salto a un ensayo multicéntrico si se confirma su eficacia y seguridad. Para trabajar con una muestra mayor, la investigadora del IBGM, dependiente de la Universidad de Valladolid y el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), reclamó financiación externa.

Anticipar la gravedad



Por otra parte, una investigación liderada desde Salamanca busca mejorar el diagnóstico de la infección por COVID-19 que se complica y deriva en casos graves, a partir de la presencia de unos pequeños clones, la linfocitosis B monoclonal, especialmente, en varones de 50 a 70 años. Además, han detectado que el 25 por ciento del personal sanitario que ha pasado la infección presenta alteraciones cardíacas.

El catedrático de Medicina de la Universidad de Salamanca e investigador principal del Centro de Investigación del Cáncer (CIC-IBMCC) de Salamanca, Alberto Orfao, presentó esta investigación, que estará terminada en abril de 2021 y que cuenta con apoyo del Instituto de Salud Carlos III,

Este trabajo conjunto del Instituto de Investigación Biosanitaria de Salamanca (IBSAL) y del Instituto Mixto de Biología Molecular y Celular del Cáncer de Salamanca (IBMCC). Su objetivo es analizar el impacto linfocitos ‘B’, similares a células ‘B’ tumorales, para determinar el desarrollo y evolución de la infección en adultos, de forma que los resultados iniciales indican que la presencia de estos pequeños clones son un factor de riesgo de la gravedad de la enfermedad.

Se han estudiado 350 pacientes, algunos con hasta diez estudios secuenciales cada día y para un total de 700 estudios, lo que se ha comparado con una cohorte previa de 728 individuos de la misma edad y sexo, como control. En ellos se ha visto como la linfocitosis B es dos veces superior en varones de 50 a 70 años, con incluso una prevalencia cuatro veces superior en los que ingresan en el hospital. Esto, añadió, determina una estancia hospitalaria más larga. De esta forma se puede predecir cuando un enfermo acude al hospital cuál va a ser su evolución.

También, indicó que llevan a cabo un estudio postcovid para analizar la lesión cardíaca posterior, porque han visto que en un 25 por ciento del personal sanitario que ha pasado la infección, muestra alteraciones muy claras. Además, el Complejo Universitario de Salamanca, participa en el proyecto ‘Evolución de la infección por SARS-CoV2 en pacientes pediátricos con afectación digestiva: estudio del microbioma e infamación intestinal.

Clasificación de pacientes



Por otra parte, la Universidad de Valladolid, el Hospital Clínico y el IBGM impulsan un proyecto de caracterización biológica y molecular mediante el análisis del perfil transcripcional en pacientes COVID-19. Con él se busca facilitar la obtención de nuevas dianas terapéuticas, conocer la evolución de la enfermedad y la respuesta al tratamiento suministrado.

También, con apoyo del Instituto de Salud Carlos III, se analiza la evolución del perfil inflamatorio y estatus Redox en pacientes COVID. Los primeros resultados indican que los niveles plasmáticos HGG, IL1a e IL27 están altamente asociados a la gravedad de la infección, y los de IL4, IP10 y PDGFBB permite clasificar a los pacientes con una exactitud del 95,53 por ciento. Ahora tratan de terminar de reclutar a los pacientes del estudio de expresión genética para comenzar el análisis de muestras y posteriormente el estadístico.

Biomarcadores



También Sacyl, la Junta y CSIC apoyan otro proyecto sobre biomarcadores de pronóstico y mecanismos de inflamación mediante citometría de masas y multiplex. Su objetivo es identificar el alto riesgo de algunos pacientes de cursar la enfermedad de forma grave. Para ello, se han estudiado más de 1.500 muestras de pacientes de hospitales y UCI, así como 280 muestras de enfermos a los tres meses después del alta hospitalaria y desde septiembre, de nuevos pacientes graves. Sus objetivos son la identificación de biomarcadores pronósticos, la caracterización de la respuesta inmune, mediante mecanismos etiopatogénicos de la infección, y el desarrollo de un modelo COVID, capaz de evaluar la capacidad de diversos compuestos frente a la respuesta.

Otro de los proyectos impulsados desde Salamanca es el titulado ‘Detección multiplex de alta sensibilidad y rapidez de biomarcadores séricos de daño pulmonar agudo, síndrome distrés respiratorio y perfil antigénico SARS-CoV2 y COVID-19’, que cuenta con financiación de la Junta y la colaboración de distintos centros. Su objetivo es ofrecer una plataforma para análisis de perfiles de auto-anticuerpos en COVID-19, que se espera validar con una cohorte de 150 pacientes COVID y otras muestras con diferente severidad. También se hará un mapeo de epitopos, para lo que se propone un estudio de plasma hiper-inmune en colaboración con el Hospital Clínico de Salamanca.

Patógenos



El Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (Irnasa) analizan el impacto de parásitos moleculares en la salud, con el objetivo de precisar si determinadas moléculas de fasciola hepática podrían modular las rutas de entrada y multiplicación relevantes del SARS-CoV2 y los mecanismos patogénicos de hiperinflamación en casos graves de COVID-19. Así al menos dos proteínas recombinantes y dos extractos parasitarios muestran actividad antiviral, de forma que algunas podrían inhibir tanto la adhesión y entrada viral del SARS-CoV2, como la posterior multipliación intraceluar del virus.

Finalmente, el director IBGM, Carlos Villalobos, presentó el proyecto sobre los efectos de las viroporinas del virus sobre calcio intracelular y su posible reversión para prevenir el COVID-19, que cuenta con 75.000 euros de la Junta. Uno de los próximos pasos es determinar el papel de la angiotensina II, porque modula la señal de calcio. También desde este centro, con apoyo de la Consejería de Educación y de los hospitales Clínico y Río Hortega, se analiza la incidencia del ‘stress’ de retículo endoplasmático en la infección por COVID-19.