Un estudio realizado en el Complejo Asistencial Universitario de León (CAULE) ha puesto de manifiesto que la enfermedad COVID-19 o su tratamiento podrían tener efecto sobre el estado de ánimo. La sintomatología depresiva encontrada en los pacientes comparte características con las depresiones de origen vascular, lo que resulta congruente con otras manifestaciones descritas del SARS-CoV-2. Igualmente podría existir un efecto euforizante. El artículo será publicado próximamente en la revista Medicina Clínica, de alto impacto científico.
Dicho estudio se realizó con pacientes ingresados en planta durante la primera ola de la enfermedad y lleva por título: ‘Relación entre los niveles de interleucina 6 y depresión en pacientes afectados por Covid-19’. En concreto, una decena de profesionales de los servicios de Inmunología y Psiquiatría, con Antonio Serrano como coordinador, recogieron datos entre el 17 de abril y el 7 de mayo de 2020 a un total de 27 pacientes. “El criterio de inclusión fue la existencia de una determinación de interleucinas, inicialmente se detectaron 48 pacientes de los que finalmente 27 se incluyeron en el estudio”, especifica Serrano.
Este estudio plantea una valoración no dualista de los pacientes, es decir, no separa lo físico de lo psíquico, sino que se considera un todo. Lo que se ha evaluado no es tanto la presencia o no de depresión, sino que mediante las respuestas dadas a un cuestionario se ha tratado de establecer qué neurotransmisor pudiera ser responsable de ese síntoma. “Cada síntoma depresivo por el que preguntaba el cuestionario se ha asignado a un neurotransmisor, por ejemplo, se considera que el síntoma anhedonia se asocia con dopamina, o que la rumiación (darle muchas vueltas a un pensamiento) se asocia con serotonina. Mediante las respuestas obtenidas hemos encontrado un perfil que se parece bastante al de las depresiones de origen vascular (causadas por lesiones en el cerebro por alteraciones del riego sanguíneo), lo que resulta concordante con otras manifestaciones de la COVID”, explica Serrano.
Del mismo modo, también se ha medido si existía correlación entre la puntuación directa en la escala depresiva y los niveles de interleucinas, que son sustancias que segrega el cerebro y que se han encontrado elevadas en procesos de estrés o enfermedad, sin embargo no se ha encontrado correlación. Este grupo de profesionales cree que podría deberse a varios factores que se continuarán estudiando, ya que puede ser que la enfermedad o su tratamiento tengan un efecto euforizante (esto está descrito con el uso de corticoides que se utilizan para tratar la COVID) o que no se haya detectado por un bajo tamaño muestral.
En el estudio han participado varios psiquiatras e inmunólogos, tanto residentes como adjuntos. En concreto, por parte de inmunología han participado Judith Montachez (residente) y José María García Ruiz De Morales, por parte de psiquiatría han participado Clara Margarita Franch Pato, Rocío Gómez Martínez, Francisco Luis Rodriguez Fernández, Sergi Núñez Sevillano, Isabel González Rodríguez (residente), Paula García Vázquez (residente), Carmen Vileya Martín (residente) y Antonio Serrano García, como coordinador. Todos ellos agradecen la ayuda del Comité de Ética e Investigación Clínica “por su agilidad y ayuda y a todos los sanitarios de las diferentes plantas del CAULE que pusieron todas las facilidades para poder entrevistar a los pacientes”.