Juanma de Saá / ICAL
El sacerdote murciano Fernando Varela Sánchez, fue ordenado hoy en la catedral de Zamora obispo de la Diócesis en una ceremonia marcada por las medidas sanitarias ante la pandemia de coronavirus y a la que asistieron 250 personas, aproximadamente, la mitad del aforo permitido y casi la quinta parte de lo que resulta habitual en ordenaciones episcopales en la seo zamorana.
Monseñor Valera Sánchez salió a pie poco antes de las 11.00 horas de su nuevo hogar en Zamora, una casa anexa al palacio episcopal, acompañado por el nuncio apostólico en España, Bernardito Auza, y caminó hacia la Catedral. Una vez en el atrio, las puertas se abrieron y fue recibido por el administrador diocesano, José Francisco Matías, y el Cabildo catedralicio y el deán, José Ángel Rivera, le ofreció la Cruz de Carne para que la venerase con una inclinación.
Ya dentro del templo, Fernando Valera rezó en la capilla del Santísimo y se detuvo en el trascoro para orar frente a la tumba de su predecesor, Gregorio Martínez. Después, se revisió en la sala capitular para salir en procesión con el resto de obispos y sacerdotes hasta el altar.
Durante la ceremonia, presidida por nuncio apostólico, acompañado en el altar por otros cinco obispos, el obispo electo recibió los signos episcopales: el pectoral, regalo de los seminaristas de Murcia; la mitra, el báculo, elaborado por un joyero y un carpintero de Murcia y regalo del presbiterio de la Diócesis de Cartagena, y el anillo, regalo de los formadores del seminario de Murcia.
El administrador diocesano de Zamora, José Francisco Matías, quien asumió el cargo tras el fallecimiento del anterior obispo, Gregorio Martínez, el 20 de septiembre de 2019, abrió el acto con su saludo al todavía obispo electo, a quien dedicó una descripción pormenorizada de la Diócesis, para la que reivindicó “presencia, acompañamiento, interés, preocupación, respuestas institucionales y medios materiales”.
Entre los invitados, figuraron el cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez; el nuncio apostólico en España, Bernardito Cleopas Auza; el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, el arzobispo emérito de Burgos, Francisco Gil; el administrador apostólico de León, Julián López; el obispo emérito de San Sebastián, Juan María Uriarte, quien estuvo a cargo de la Diócesis de Zamora entre los años 1991 y 2000; los obispos de Salamanca, Carlos López; Segovia, César Augusto Franco; Cartagena, José Manuel Lorca; Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza; Bragança –Miranda (Portugal), José Manuel García; Astorga, Jesús Fernández; Osma-Soria, Abilio Martínez; Ávila, José María Gil; Guadix, Francisco Jesús Orozco, y los obispos auxiliares de Valladolid, Bilbao y Cartagena, Lui Javier Argüello, Josefa Segura y Sebastián Chico, respectivamente. Al final, no pudieron asistir los prelados de Burgos y Cádiz, según informaron fuentes del Obispado de Zamora.
También asistieron la presidenta de la Junta Pro Semana Santa, Isabel García, y representantes de la Policía Nacional y la Subdelegación de Defensa. No hubo autoridades políticas ni representativas de las instituciones locales, provinciales ni nacionales.
A las 12.25 horas, Fernando Valera Sánchez recibió una salva de aplausos de los asistentes, ya como nuevo obispo de Zamora. A las 13.20 horas, el nuevo obispo de Zamora bendijo a los presentes y, con el canto de la Salve, se acercó a Nuestra Señora de la Majestad para incensar su imagen y hacer una reverencia. Se recordó a los asistentes la necesidad de guardar la distancia de seguridad y de evitar las muestras de afecto con contacto para prevenir contagios por coronavirus.
El nuncio apostólico en España, Bernardito Auza, quien ecordó que la Iglesia de Zamora es una iglesia “viva”, expresó su “ruego” a los miembros de la Diócesis que “miren a este nuevo pastor recordando las palabras de San Ignacio de Antioquia, los fieles deben estar unidos a su obispo como la Iglesia a Jesucristo y Jesucristo, al Padre” y apuntó: “Todos los presentes le aseguramos nuestra oración, querido monseñor Fernando, por una fecunda labor al frente de la Diócesis. El Señor bendiga siempre a la Diócesis de Zamora”.
Trayectoria
Fernando Valera Sánchez (Bullas, Murcia, 1960) ingresó en 1977 en el Seminario San Fulgencio de la Diócesis de Cartagena, entonces, en Granada, y cursó sus estudios eclesiásticos en la Facultad de Teología de Granada. En Murcia, fue ordenado sacerdote el 3 de abril de 1983 y presbítero, el 18 de septiembre de 1983.
Se licenció en Filosofía por la Universidad de Murcia en 1987 y cursó el programa de doctorado ‘Razón, discurso e Historia en la Filosofía Contemporánea’, además de obtener, en 1995, la licenciatura en Teología Espiritual por la Universidad Pontificia de Comillas y, en 2001, el doctorado en Teología por la misma Universidad.
Ha publicado obras como ‘En medio del mundo. Espiritualidad secular del presbítero diocesano’ y ‘El Espíritu Santo y la vida del Presbítero’ y ha colaborado en congresos y diversos artículos de revistas especializadas. Además, ha sido director de tesis de licenciatura y doctorado y ha formado parte de distintos tribunales académicos.
Fernando Valera Sánchez ha desempeñado diversos encargos y actividades pastorales y académicas en sus 37 años de ministerio sacerdotal. Fue coadjutor de la parroquia Nuestra Señora del Rosario de la Unión y coadjutor en la parroquia Nuestra Señora de la Asunción de Molina de Segura, profesor de Metodología Científica en el Centro de Estudios Teológico Pastorales San Fulgencio de Murcia y párroco de San Antonio de Padua de Mazarrón.
Desde 1993 hasta 1995, fue sacerdote misionero en Bolivia; en 1997 y 1998, párroco de Nuestra Señora de Loreto de Algezares, párroco in solidum de Nuestra Señora de la Asunción de Moratalla y de San Bartolomé de El Sabinar, de la Virgen de la Rogativa y de San Juan y Béjar.
De 2000 a 2004, fue párroco de Santiago Apóstol de Lorquí y desde 2003 hasta este año, profesor del Instituto Teológico de San Fulgencio, donde impartió las asignaturas Sacramentos al Servicio de la Comunidad y Pneumatología.
En 2004 y 2005, fue responsable de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Puente Tocinos-Murcia y arcipreste de Murcia-Nordeste; de 2005 a 2011, párroco de la Purísima de Jabalí Nuevo-Murcia y, desde 2007 hasta 2020, delegado diocesano para el X Congreso Eucarístico Nacional de Toledo.
Desde 2007 hasta 2020, profesor de Pneumatología como clave de comprensión de la Teología Fundamental del Instituto Teológico de Murcia OFM, centro Agregado a la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Antonianum de Roma, y profesor de Teología Espiritual, Sacramento del Orden y Matrimonio en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas San Dámaso (Sección a Distancia) extensión de Murcia.
En el período 2010-2019, desempeñó el cargo de vicario episcopal de la Zona Suburbana I y, de 2010 a 2020, el de director espiritual de la Congregación Hermanas Misioneras de la Sagrada Familia, de derecho diocesano.
Entre 2011 y 2020, fue también director espiritual del Seminario Mayor de San Fulgencio y Menor de San José de Murcia.; desde 2012 hasta la actualidad, miembro del Colegio de Consultores de la Diócesis de Cartagena y, durante los dos últimos años, canónigo de la Santa Iglesia Catedral de Murcia.