Juanma de Saá
La Asociación Zamorana de Empresarios de Hostelería estima que más el 25 por ciento de los establecimientos del sector en la provincia “habrán echado el cierre” el día 9 del próximo mes de mayo, cuando está previsto que termine el actual estado de alarma.
“La situación del sector es crítica y las previsiones nacionales, regionales y provinciales apuntan a una media de cierres que puede llegar al 30 por ciento en determinadas zonas”, señaló, en declaraciones a la agencia Ical, el presidente de Azehos, Óscar Somoza.
“Ahora mismo, hay una parte que ya cerró, como reflejan los carteles de cerrado, se vende y se alquila, y otra parte, con la famosa cláusula de salvaguarda de los seis meses que se ha ido prorrogando de forma expresa, metida en el decreto de marzo con toda urgencia, se ve que hay mucha gente que quiere cerrar pero tendría una penalización y debería devolver todo”, añadió.
Óscar Somoza consideró una “absoluta injusticia” la situación generada por esa cláusula, ya que “las empresas están cotizando por los empleados para una situación critica, por lo que el pago es un derecho, no una condición”, y apostilló: “Lo han condicionado a una salvaguarda posterior del empleo. Por eso, conoceremos los cierres definitivos a medida que se vayan acabando esas cláusulas”.
En la actualidad, el cierre provisional del sector “ronda el cien por cien” porque las condiciones meteorológicas “también hacen que sea complicado para las terrazas, sin contar que el sistema pecera se ha prohibido radicalmente”. Por añadidura, las previsiones de nuevas aperturas son “absolutamente inciertas porque toda la gente que estaba inquieta por emprender un negocio, ahora se lo piensa”.
Previsiones
En este contexto, los hosteleros de Zamora dan, prácticamente, por perdida la Semana Santa de 2021 y vuelcan las esperanzas de volver a coger ritmo de trabajo con la ampliación del Año Jacobeo anunciada por el papa Francisco mientras confían en que las costumbres de la ciudadanía no se hayan modificado de forma permanente ante las restricciones inducidas por la pandemia de coronavirus.
“La Semana Santa se da por perdida. Estábamos pensando con ilusión en la Semana Santa y ahora ya pensamos en el Jacobeo y su extensión para 2022. Esperemos que las vacunas tengan un efecto demoledor sobre el virus y que podamos volver a tener una vida normal y recuperar la actividad económica, que va a costar”, indicó a Ical Óscar Somoza.
“Tenemos miedo a que cambien las costumbres de los ciudadanos, que se están acostumbrando después de no salir y de estar en casa. Tenemos ese temor, tanto los que estamos abiertos como los que pensaban abrir. Nadie sabe cómo va ser el futuro de esa otra normalidad. Esperemos que el verano siga siendo un referente turístico mundial, aunque tardaremos en recuperar la posición que teníamos”, concluyó.