Elena F. Gordón
El obispo de León, Luis Ángel de las Heras, comentó hoy que planta un impulso a la labor pastoral de la Diócesis. “Hay que hacer un replanteamiento de la organización diocesana para acompañar al pueblo de Dios. Vamos a estudiarlo, a discernirlo entre todos; con los presbíteros, las personas consagradas y los laicos. Hay que buscar la manera de organizarnos para un buen acompañamiento pastoral”, manifestó en su primer encuentro con los medios de comunicación un mes después de su llegada al cargo.
Afirma que se siente “asentado, contento, con una acogida extraordinaria” y se marca como primer objetivo “conocer bien la realidad, encuentros personales con los delegados, sacerdotes, laicos. Después, ver cómo organizar mejor la coordinación y la animación pastoral e ir poniendo los medios para que esa reestructuración”.
El nuevo obispo también quiso incidir en que los más vulnerables tienen que ser una prioridad; “algo que tengamos siempre delante” y en este sentido, además de aludir a la acción permanente de Cáritas y otras entidades vinculadas a la Iglesia, quiso también aludir a los necesitados de toda la Tierra. En concreto, se refirió a la realidad del coronavirus.
“Que esta situación no la veamos solamente desde los ojos del primer mundo, sino que hablemos también de los pueblos más pobres. Misioneros en América Latina nos dicen que ahí no se oye hablar de la vacuna. Esta pandemia se soluciona cuando todo el mundo esté vacunado. Hay que pensar también en ellos y ahora parece que la vacuna es sólo para unos pocos. El mundo entero tiene que humanizarse. A veces nos olvidamos de estos lugares y los pobres, para la Iglesia, tienen que ser los primeros”, reclamó.
En términos generales, manifestó sobre el coronavirus que los cristianos deben “mirar esta realidad desde la esperanza y la solidaridad con todos, especialmente de los más afectados y contribuir a la esperanza desde nuestra responsabilidad y sentido común” y mostró su deseo de que se resuelvan las discrepancias existentes sobre las limitaciones de aforo en los lugares de culto. “Hay cierto desconcierto porque hay personas que necesitan el aliento de la fe y de las celebraciones para superar estas dificultades. hay una incertidumbre. Esperemos que pueda solucionarse de otro modo”, señaló.
El obispo dio por hecho que la Semana Santa de este año tampoco podrán ser como las que se celebraban antes de la pandemia. “Esas procesiones, cualquier acto que tenga riesgo de una aglomeración no lo vamos a favorecer”, dijo. Cree importante que se celebren algunos actos con las restricciones que marquen las autoridades, con aforos limitados y medidas de higiene en espacios controlados. En la calle, dijo, es muy difícil controlar aglomeraciones, por lo que es más partidario de actos en lugares controlados como el Museo Diocesano. “Difícilmente podamos ir más allá. La procesión va por dentro. La celebración de los misterios de la pasión, muerte y resurrección se pueden vivir con la devoción personal de cada uno”, afirmó.
Vocaciones
Respecto a la escasez de vocaciones, abogó por cuidar la pastoral vocacional. “Las vocaciones son opciones de vida”, recordó y destacó que en León hay muchas para diáconos permanentes “y es un signo positivo. Todas las vocaciones son bienvenidas y nos ayudarán en la pastoral y en la organización de la Iglesia”.