“Lo ideal sería que a estas alturas todos los trabajadores sanitarios estuvieran ya vacunados”. Claro y conciso es el mensaje de Patricia San Martín, secretaria de Acción Sindical de Satse en Castilla y León, que charla con NoticiasCyL Valladolid sobre la situación en la Comunidad en general y en la provincia vallisoletana en particular.
Nos centramos en las vacunas, que siguen llegando a cuentagotas a nuestro país en busca de la ansiada inmunidad de rebaño y ese 65-70% al que apuntó el Gobierno para llegar en el mes de julio, en algo que viendo el proceso de vacunación de estos primeros meses de 2021, parece poco probable.
Pregunta. ¿Cómo valora este primer mes de vacunación en la provincia de Valladolid? Tanto en las residencias como en los centros hospitalarios.
Respuesta. No tan positivo como se debiera. En Castilla y León en general y en Valladolid en particular se optó de inicio por asegurar un remanente de vacunas por precaución, por si surgían problemas logísticos, lo que hizo que el inicio de la vacunación fuera más lento.
Lo ideal sería que a estas alturas todos los trabajadores sanitarios estuvieran ya vacunados
Posteriormente se aceleró porque el Ministerio de Sanidad aseguró a la Comunidad que no iba a haber problemas con las distribución de las mismas pero cuando llegó el momento de vacunar al personal sanitario en los centros hospitalarios se produjo la rotura de stock de la vacuna del laboratorio Pfizer, por lo que ahora mismo todavía tenemos un porcentaje de trabajadores sanitarios a los que no se les ha puesto aún la primera dosis y en plena tercera ola, estamos viendo como el porcentaje de sanitarios contagiados o en cuarentena está siendo de nuevo muy elevado. Lo ideal sería que a estas alturas todos los trabajadores sanitarios estuvieran ya vacunados.
P. ¿Cree que el protocolo establecido es el correcto?
El personal sanitario tiene una incidencia de contagio mucho mayor que la población general
R. Lógicamente el grupo de población más vulnerable a lo largo de esta pandemia ha sido el de nuestros mayores. En la primera ola el virus entró en las residencias y el resultado ha sido estremecedor, con miles de fallecidos. Por otro lado, el personal sanitario tiene una incidencia de contagio mucho mayor que la población general, en ese sentido la prioridad que se ha establecido me parece correcta, pero sí creo que existe una falta de directrices claras y unificadas por parte del Ministerio de Sanidad.
Un ejemplo es el cambio de criterio a la hora de vacunar a aquellos que han pasado la enfermedad. A principios de enero se establecía que a los tres meses de haber pasado la enfermedad se debía poner la vacuna. Ahora se cambia de opinión y se establece un periodo de seis meses para recibirla.
No existe un criterio establecido en relación a qué hacer con aquellas personas que se contagian entre la primera y la segunda dosis, incluso tampoco a la hora de establecer quienes son trabajadores de primera línea. Tenían que haberlo unificado para que, ya no sólo en todos los servicios de salud, si no dentro de Castilla y León en general, y en Valladolid en particular además de en el resto de provincias, la vacunación se realizara de la misma manera y en el mismo orden y no dependiera de la interpretación que realice cada responsable de vacunación.
P. ¿Cree que el proceso está siendo excesivamente lento? ¿Faltan vacunas?
R. El problema más grave que tenemos es la falta de vacunas. Es imposible llegar al objetivo de vacunar al 70% de la vacunación si no tenemos vacunas para ello. No sé realmente quién es el culpable, pero creo que Europa no aprendió de lo ocurrido en marzo. Ese mes vimos como algunas empresas de terceros países vendían los equipos de protección o los respiradores al mejor postor produciéndose situaciones esperpénticas.
Se tenía que haber previsto que esto iba a ocurrir también con las vacunas y haber blindado mejor los contratos. Lógicamente, si países como Israel, Reino Unido, EE.UU, tienen ya un porcentaje muy superior de población vacunada es porque están recibiendo unas vacunas que no están llegando a la Unión Europea.
P. ¿Cómo valora las noticias que se han dado en los últimos días de diversos cargos públicos que se han saltado el orden y se han vacunado?
R. Por suerte, en Castilla y León en general y en Valladolid en particular, han sido casos aislados pero creo que cada situación hay que valorarla individualmente. Pienso, personalmente, que determinados cargos que están llevando a cabo el control de la pandemia deberían estar vacunados como puede ser la consejera de Sanidad, Verónica Casado, o el vicepresidente de la Junta, Francisco Igea. No me parece lógico, por ejemplo, que el presidente del Gobierno no haya recibido la vacuna, corremos el riesgo de tener un presidente constantemente en cuarentena. Pero de cara a avanzar en los siguientes grupos de vacunación se debe tener en cuenta cómo controlar y evitar la picaresca, ya que el control puede ser más difícil.
P. Un estudio de la Escuela Icahn de Medicina de Mount Sinai de Nueva York apunta que una dosis sería suficiente para inmunizar a personas que han padecido el COVID-19. ¿Cómo lo valora?
R. De inicio la noticia es muy positiva. Si realmente fuera así, supondría que con menos vacunas se podría avanzar de una forma mucho más rápida en la inmunización, pero como todo, esta información hay que dejarla en cuarentena.
Hay muchos datos de ese estudio que desconocemos, el tamaño de la muestra que confirma esta información, cuánto tiempo hacía que los afectados habían pasado la enfermedad o cuánto dura esa inmunidad si no se recibe la segunda dosis. Son muchas incógnitas que no sabemos si se han tenido en cuenta en ese estudio y que serían fundamentales.
P. Sería muy importante para agilizar el proceso de vacunación y llegar a la inmunidad de rebaño cuanto antes.
La vacunación es nuestra única opción, pero aún existen muchas incógnitas y no debemos relajarnos
R. La verdad, si realmente se comprobara que este estudio está en lo correcto, sería una noticia fantástica. La prioridad ahora es vacunar a la mayor parte de la población lo antes posible para evitar también que sigan surgiendo mutaciones del virus. Pero es necesario recalcar que aunque estemos vacunados debemos seguir tomando todas las medidas de precaución posibles, porque hay muchas variables que aún no controlamos: ¿van a servir las vacunas para todas las nuevas cepas que está apareciendo?, ¿va a ser necesario una vacunación anual como la de la gripe porque el virus muta o bien porque la inmunidad desaparece?. Mientras no se desarrollen tratamientos eficaces contra la infección, que ya hay laboratorios y en concreto españoles que están en ello, no existe un plan B. La vacunación es nuestra única opción, pero aún existen muchas incógnitas y no debemos relajarnos.
P. ¿Cree que se puede llegar en junio a vacunar al 65-70% de la población?
R. Lógicamente, si no llegan vacunas, va a ser imposible. Si llega un número suficiente y a un ritmo constante lo podemos conseguir. Si llegaran de golpe en mayo, sería difícil conseguir la inmunidad en junio.
P. El profesional sanitario, además de realizar su trabajo, también vacuna. Más carga.
R. Las enfermeras somos las responsables de llevar a cabo la vacunación. Si normalmente desarrollamos un trabajo que conlleva una gran presión física y psicológica, desde marzo esta presión se ha multiplicado. Aun así se han habilitado bolsas de enfermeras y enfermeros voluntarios para vacunar y hacer cribados fuera de nuestra jornada laboral, en nuestros días de descanso, y las enfermeras de Castilla y León en general y de Valladolid en particular, hemos respondido de manera masiva. Sí, es más trabajo, pero somos muy conscientes del compromiso con la sociedad, de la necesidad de nuestro trabajo. Que la vacunación funcione es vital para acabar con esta pesadilla.
P. ¿Falta personal?
R. Seguro que la gente va a pensar que exagero, pero faltan miles de enfermeros y enfermeras en Castilla y León, en Valladolid, y en todas las provincias pero esta no es de ahora, llevamos años denunciándolo. La presión asistencial bajo la que se trabaja aquí es inmensa. Lo peor es que la situación en nuestra Comunidad va a seguir empeorando, ya que la edad media de nuestras enfermeras es de 55 años, lo que conlleva que en los próximos años se vayan a producir un número tan inmenso de jubilaciones que nuestras bolsas de empleo no van a poder cubrirlas.
Todo porque tenemos las peores condiciones retributivas y laborales de España, lo que conlleva, ya no solo que no atraigamos enfermeras de otras Comunidades sino que las nuestras se marchen a otras Comunidades que les ofrecen mejores contratos y más salario.
Por poner un ejemplo, ahora en la tercera ola, a una enfermera que le toca ir a trabajaren su día de descanso se le abona la hora a 8 euros brutos. En Cantabria, ese exceso de jornada que sería equivalente a las horas extraordinarias, se abonan las primeras cinco a 25 euros y a partir de la sexta hora extraordinaria a 50. ¿Realmente creemos que con estas condiciones que se ofrecen en Castilla y León, las enfermeras más jóvenes sin cargas familiares, van a rechazar un contrato en otra Comunidad para quedarse aquí? Es lo que estamos viviendo día a día, mientras nuestros políticos miran a otro lado y exprimen a nuestros profesionales al máximo.
P. El desbordamiento de los hospitales está provocando también que cueste atender a pacientes por otras patologías que no sean la COVID-19…
Ningún sistema sanitario está preparado para una pandemia de una duración tan larga como esta
R. Cuando la gran mayoría de camas de un hospital están ocupadas por una misma patología, esto implica que el sistema está ya colapsado porque siguen existiendo el resto de patologías como infartos, tumores, descompensaciones y demás y no hay suficientes camas para atenderlo todo. Ningún sistema sanitario está preparado para una pandemia de una duración tan larga como esta pero es muy importante que los políticos gestionen la situación y que la sociedad se dé cuenta de que la actitud de cada uno nos afecta a todos.