Si este martes, NoticiasCyL Valladolid charlaba con Patricia San Martín, secretaria de Acción Sindical de Satse en Castilla y León, sobre la situación en la provincia con las vacunas, hoy nos atiende María José San Román, presidenta de CSIF Valladolid.
Con ella, valoramos los complicados datos en los hospitales vallisoletanos y la situación de los profesionales sanitarios, que soportan la carga del COVID-19 desde hace casi un año y que se enfrentan a una tercera ola que sigue dejando fallecidos en la provincia.
Pregunta. La situación en los hospitales vallisoletanos en las últimas semanas con la tercera ola COVID ha estado a punto de desbordarse. ¿Se llegará a ese colapso en el Río Hortega y en el Clínico?
Ha disminuido la incidencia pero la presión hospitalaria se mantiene
Respuesta. Ha disminuido la incidencia, pero la presión hospitalaria se mantiene. En los hospitales de Valladolid no se está notando una disminución de ingresados en planta, como está ocurriendo en otras provincias. Además, el número de pacientes críticos continua en aumento.
El sábado, 30 enero, en la UCI del Hospital Universitario Río Hortega (HURH) había 50 pacientes ingresados por coronavirus y 48 en la del Hospital Clínico Universitario de Valladolid (HCUV). En planta, 172 enfermos de coronavirus en el Hospital Universitario Río Hortega (HURH), 147 en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid (HCUV) y 45 en el Hospital Comarcal de Medina del Campo (HCMC).
Este último sábado, 5 febrero, subía la cifra de ingresados en UCI y disminuía muy ligeramente en las plantas: 52 ingresados en la UCI del Hospital Universitario Río Hortega (HURH) y 51 en la del Hospital Clínico Universitario de Valladolid (HCUV); y en planta, 151 en el Río Hortega, 137 en el Clínico, y 34 en el Hospital de Medina.
Comenzando la semana y con los datos del lunes, 8 febrero, las UCIs de nuestros hospitales volvían a subir las cifras de ocupación, tanto en UCI como en planta: 56 enfermos por COVID en el HURH y 48 en el HCUV. En planta volvía a subir la cifra a 153 ingresados en el HURH, 151 en el HCUV y 26 en el HCMC.
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P. Las UCI, en el Río Hortega, llevan toda la semana por encima del 90% de ocupación, llegando este martes al 100%, y el Clínico ronda el 80%. ¿Faltan camas?
R. Por supuesto que sería necesario aumentar la capacidad de nuestros hospitales, independientemente de la pandemia. Eso debería ir acompañado de un aumento adecuado del número de trabajadores. Pero, salvo que se construya un nuevo hospital, o se amplíe alguno de los tres que tiene la provincia, no se puede aumentar esa capacidad. La construcción del actual Hospital Río Hortega, inaugurado en 2009, hubiera sido un buen momento para aumentar el número de camas en Valladolid.
Aún así, tenemos que trabajar con lo que hay, y la capacidad de los hospitales con los que contamos tiene un límite. Se han creado las llamadas UCIs extendidas en ambos hospitales universitarios, con lo que el número de camas para críticos ha aumentado de 90 a 160. La UCI del Hospital Río Hortega está al 100% de ocupación, y la del Hospital Clínico al 72%. Estamos hablando de UCIs ampliadas, los datos de ocupación en la dotación habitual llevan semanas por encima del 100%.
También se han habilitado espacios en los hospitales para aumentar el número de camas para pacientes no críticos. El número de camas, sumando las habilitadas, en el Clínico es de 609, 571 el Río Hortega y 119 en el Hospital de Medina. En este momento la mayor ocupación es la del Hospital Río Hortega.
P. ¿Faltan también profesionales?
R. Ese es el problema, la falta de profesionales, fundamentalmente personal de enfermería. La pandemia ha hecho visible el déficit de personal de los hospitales y centros de salud de nuestra provincia, ya que partíamos de una situación precaria. El número de trabajadores de Sacyl ha sufrido un grave descenso en los últimos años. En enero de 2020 había disminuido un 1,2% respecto al mismo mes de 2019. El año anterior la reducción fue mayor, un 2% menos de contratos en enero de 2019 respecto al mismo mes del 2018.
Los centros de salud de la provincia han sufrido una reducción del 14,3% en el número de enfermeras y del 21% en el de médicos
Pero el mayor ataque a las plantillas se ha producido en el personal sanitario de Atención Primaria. Los centros de salud de la provincia han sufrido una reducción del 14,3% en el número de enfermeras y del 21% en el de médicos, en los últimos cinco años. En 2015 no había pandemia, pero el número de contratos de médicos y enfermeras en esos años era mayor que ahora, que estamos en plena emergencia sanitaria.
Creo que no se está valorando la importancia del trabajo en Atención Primaria, que es la atención más cercana que tiene la población, el primer eslabón de la sanidad. Una adecuada dotación, hubiera conseguido mitigar la carga hospitalaria.
P. ¿Cómo se solucionaría este déficit de personal?
R. Lo primero, la creación de plazas, y la correspondiente convocatoria de oposiciones. Las tasas de reposición deben ser altas, superiores al 125% (al menos los primeros años); y posteriormente no hay que bajar de una tasa de reposición del 100%.
Otro punto importante es la necesidad de que los médicos internos residentes (MIR) y enfermeras internas residentes (EIR) encuentren estabilidad laboral, una vez finalice su formación. Resulta clave fidelizarles. La Universidad de Valladolid es una de las mejores universidades del país. En la Facultad de Medicina y Escuela de Enfermería de nuestra ciudad se da una formación de calidad a los futuros profesionales sanitarios, y luego se especializan en los tres hospitales y en los 41 centros de salud de la provincia. Pero después, si lo que quieren es estabilidad laboral, estos nuevos sanitarios tienen que trabajar en otras provincias o comunidades. Los contratos que las gerencias de Salud de Valladolid ofrecen, en muchas ocasiones, son vergonzosos, de una duración de una semana o de un día.... Es necesario que Sacyl fidelice a los médicos y enfermeras nada más terminar la especialidad, son muy pocos los MIR o EIR que se mantienen en nuestra provincia una vez finalizada su residencia, entre el 30 y el 40%, según la especialidad.
En referencia a la fidelización y estabilidad, podemos hablar de algo que se hizo muy mal desde las gerencias de Valladolid, cuando comenzó a relajarse la primera ola de la pandemia. A muchos sanitarios que habían sido contratados en marzo, se les rescindió el contrato a finales de abril o mayo, cuando la curva de la que tanto hemos oído hablar se estabilizó y cuando lo lógico hubiera sido mantenerles todo este tiempo. Hubieran cubierto las vacaciones de sus compañeros y estarían trabajando todavía en nuestros centros sanitarios durante esta ola. Muchos sanitarios eventuales trabajaron durante las peores semanas de la historia de Sacyl, y la forma de agradecérselo fue rescindiendo su contrato. Muchos, ante esta situación, decidieron aceptar contratos más estables en otras provincias y comunidades.
Llevamos años pidiendo la creación de plazas y la fidelización de los residentes de último año y sustitutos.
P. Hablando de los profesionales que están afrontando el tercer capítulo de esta pandemia. ¿Cómo están?
R. No olvidemos que el personal de Sacyl lleva un año sometido a mucho estrés, y a una carga de trabajo que, en determinados periodos, ha llegado a ser inasumible. Durante meses trabajaron sin la protección necesaria contra un virus totalmente desconocido. El miedo al contagio y a contagiar a sus familiares ha aumentado la ansiedad en este colectivo. La población ve a los trabajadores de Sacyl, en general, y a los sanitarios, en particular, como si fueran parte del propio edificio, sin otra vida aparte.
Pero detrás de cada uno de ellos hay amigos, familia, hijos, padres, pareja… Ahora, estos profesionales, que han demostrado profesionalidad y vocación, están sufriendo cambios de turnos, de servicio, incluso de centro de trabajo. Además se ha incrementado su jornada laboral, se han suprimido permisos y vacaciones… Las gerencias deberían haber buscado la voluntariedad antes de obligar a estos cambios. Son madres, padres, cuidadores y tienen una vida fuera del centro de trabajo. No es justa esta respuesta al esfuerzo y al valor que están demostrando, desde febrero del año pasado.
Por poner algún ejemplo, hay personal que ha sido desplazado a prestar servicios al Edificio Rondilla; o profesionales de enfermería (TCAEs y enfermeras) de la UCI del Hospital Río Hortega, que llevan desde el 25 de enero haciendo turnos de 12 horas, algo que hace imposible la conciliación de su vida laboral y familiar.
P. ¿Cómo ve esta tercera ola? ¿Será la última y lograremos vencer a la pandemia definitivamente?
R. Dicen los expertos en epidemiología que vamos a pasar por seis olas, y los sanitarios están exhaustos ya en esta tercera.
Somos muchos los sanitarios que creemos que la vacunación es la única solución posible. El tratamiento de la enfermedad ayuda mucho, pero no evita que siga habiendo contagios y enfermos. La solución es la vacunación. Es necesario que el personal de los centros sanitarios y sociosanitarios tenga la vacunación completa lo antes posible, para que puedan realizar su trabajo con seguridad, pero va a un ritmo excesivamente lento. Todavía hay mucho personal de primera línea que no ha recibido la segunda dosis.
Para que te hagas una idea de la lentitud de la vacunación te puedo decir que el lunes, el Hospital Clínico no pudo vacunar por falta de viales para poner la segunda dosis de Pfizer. Y en este mismo hospital, la semana pasada tuvieron que parar la vacunación durante varios días por falta de dosis.
El riesgo al que han estado expuestos ha sido excesivo. El 14% de los profesionales de Sacyl de Valladolid han tenido una prueba diagnóstica positiva, ha habido muchos más infectados a lo largo de esta pandemia, pero no se les hizo prueba diagnóstica.