La situación pandémica en la provincia de Salamanca es complicada, como también en el resto de la Comunidad, España y Europa, sin ir más lejos. El Complejo Asistencial Universitario de Salamanca siempre se ha erigido en uno de los hospitales de referencia en cuanto a las enfermedades infeccionas, llámese VIH, Ébola o Malaria. Según los datos de la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León, referidos a la situación de Covid-19 del pasado viernes, muestran que el Hospital de Salamanca tiene 233 hospitalizados en cama, 31 están en unidades de críticos (UCI) con una ocupación del 52% y, lo más terrible, han sido 768 personas las que han fallecido en el hospital. Frente a ello, son 3.422 enfermos los que han podido vencer a la enfermedad, esta cifra de curados se debe al buen trabajo del doctor José Ángel Martín Oterino, jefe de Servicio de Medicina Interna del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca (CAUSA), con todo su equipo de Medicina Interna e Infecciosas.
P: Doctor, ¿qué le parece que nos dijeran al principio de la pandemia que no había que el uso de la mascarrilla no era obligatorio?
R: Es evidente que fue un error. Los hechos han demostrado aplastantemente que la transmisión vía aérea es la fundamental, y que su prevención mediante las mascarillas es esencial para intentar controlar los contagios de esta enfermedad.
P: ¿Ha visto usted antes, dentro de su experiencia profesional, algún virus tan mortífero y, además, tan peligroso y contagioso a la vez?
R: En los últimos años hemos asistido a varias epidemias peligrosas en cuanto a variables como contagiosidad y letalidad, aunque ninguna puede compararse a SARS-Cov-2 por el impacto global que ha tenido. Dentro de las enfermedades de transmisión directa entre humanos, tenemos los antecedentes de otros coronarivus, como fueron SARS y MERS, y siempre hay que tener presente a la gripe, con sus constantes mutaciones. Además, en esta peligrosa lista hay que incluir, sin duda, al virus del Ébola, que sigue activo en África, y a otros virus de su misma familia como es el Marburg. No obstante, no hay que olvidar otras enfermedades que se contagian a través de vectores (habitualmente mosquitos) y que producen millones de contagios anuales y centenares de miles de muertes, cuyo principal exponente sigue siendo la malaria.
La transmisión por gotas mucho más pequeñas formando aerosoles es el mecanismo principal de contagio, especialmente en ambientes cerrados
P: En vista de esa experiencia, nuevamente, ¿cree que el virus se transmite por el aire mediante aerosoles y gotículas?
R: Las evidencias sobre el mecanismo de transmisión del virus son cada vez más sólidas. Durante casi un año se ha insistido en la transmisión por gotículas de escaso recorrido (máximo 2 metros) y poco tiempo de suspensión en el aire con su consiguiente depósito sobre las superficies que tocamos. No obstante, parece que la transmisión por gotas mucho más pequeñas formando aerosoles es el mecanismo principal de contagio, especialmente en ambientes cerrados, ya que pueden persistir mucho más tiempo en suspensión en el aire y desplazarse lentamente a distancias de varios metros. Creo que sí, que ésta es la vía fundamental de contagio del virus y que obligará a replantear algunas de las recomendaciones de prevención actuales, especialmente en cuanto al uso de mascarillas.
Unidad de Críticos (UCI) del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca (CAUSA)
P: ¿Cuál es la situación real del COVID-19 en el Hospital de Salamanca?
R: En estos momentos vuelve a ser complicada, ya que sigue habiendo un elevado número de ingresos en planta, reflejo de que la incidencia en la población todavía es muy alta. Ello obliga a un enorme esfuerzo por atender a los pacientes en los tres entornos principales de asistencia: el servicio de Urgencias, la hospitalización, a cargo fundamentalmente de los servicios de Medicina Interna y de Neumología (que atiende a los pacientes con requerimientos especiales de ventilación) y la Unidad de Cuidados Intensivos.
En estos momentos no existe un riesgo real de saturación de las UCI porque el trabajo que se está realizando es enorme, pero hay que estar alerta
P: Vistos los datos, ¿puede existir problema de saturación en las UCI?
R: Al igual que nos hemos tenido que desdoblar en hospitalización, la Unidad de Cuidados Intensivos ha tenido que aumentar sus camas (lo que se denomina UCI extendida), contando con la colaboración del servicio de Anestesiología, de Cardiología y de Pediatría. En estos momentos no existe un riesgo real de saturación de las UCI porque el trabajo que se está realizando es enorme, pero hay que estar alerta y preparar todas las contingencias posibles
P: Se da por descontando la profesionalidad de todo el servicio médico del Hospital, ¿hay suficientes medios personales y materiales para hacer frente a esta pandemia en su tercera ola?
R: Una de las características de esta tercera oleada es que, afortunadamente, el debate sobre la falta de equipos de protección ya ha desaparecido. En estos momentos disponemos del material necesario para desarrollar con seguridad nuestro trabajo. En cuanto al personal, hay que reconocer que se ha hecho un esfuerzo en contratar a todo el personal disponible, aunque está claro que no es suficiente dada la falta de personal cualificado que existía previamente. Es imposible hacer previsiones pensando en pandemias, pero está claro que la falta de inversión en sanidad nos ha obligado a afrontar esta enfermedad en una mala situación de partida.
La falta de inversión en sanidad nos ha obligado a afrontar esta enfermedad en una mala situación de partida
P: Se habla mucho de medicamentos para hacer frente al COVID-19.¿Son suficientes para hacer frente a la enfermedad?
R: Hace unos meses, en una entrevista, me unía a las predicciones que aventuraban que en los últimos meses del 2020 dispondríamos de fármacos más eficaces. Lamentablemente no ha sido así. En estos momentos disponemos de pocos fármacos verdaderamente resolutivos para tratar la enfermedad. No obstante, conocemos mejor esta patología y las medicinas que no tienen utilidad, que también es importante. De este modo, podemos diseñar estrategias de tratamiento más seguras y, poco a poco, más eficaces.
P: ¿Con qué remedios contamos los pacientes y que puedan utilizar los especialistas sanitarios?
R: Sin ninguna duda, lo mejor que puede utilizar la población es mantener el máximo rigor en las medidas preventivas conocidas por todos de distanciamiento social, higiene de manos y uso de mascarillas. Ante la falta de tratamientos más eficaces, la mejor forma de luchar contra la enfermedad es evitar su propagación.
P: Ahora estamos en la fase de las vacunas. ¿Tiene esperanza?
R: Por supuesto que sí. El desarrollo de los grupos de investigación que han llevado a la consecución de las diferentes vacunas que tenemos, y las que llegarán en los próximos meses, ha sido uno de los mayores hitos de la investigación médica de toda la historia. Conseguir una respuesta tan buena en tan poco tiempo merece ser destacado como un logro de la ciencia sin parangón. A pesar de ello, es cierto que todavía queda tiempo para que esa protección ayude definitivamente a controlar la pandemia, ya que hay muchos factores que hacen difícil conseguir la inmunización necesaria a nivel mundial a corto plazo.
P: Las secuelas del Covid, parece ser, que son importantes.
R: La repercusión que está teniendo el COVID-19 en los pacientes es tremendamente variable. No obstante, quiero dejar claro que, en general, la mayoría de los infectados pasan la enfermedad de forma asintomática o de forma muy banal y sin ninguna secuela. Bien es cierto que en un porcentaje, nada despreciable, pueden quedar secuelas que también son muy fluctuantes en cuanto a su duración o su intensidad. En un pequeño porcentaje respecto al total de infectados estamos viendo secuelas de mayor importancia, tanto a nivel general como pulmonar, sin olvidar toda la afectación psicológica que soportan los pacientes. Intentamos controlar todo ello en la Consulta Postcovid que tenemos abierta, casi desde el principio de la pandemia, en colaboración con otras especialidades. Teniendo en cuenta la amplitud de síntomas que produce esta enfermedad es fundamental la colaboración en forma de equipos multidisciplinares.
P: Finalmente, hay lugar para la esperanza sanitaria en un espacio de tiempo más o menos corto, hablamos de seis meses más o menos.
R: Todavía nos quedan meses duros por delante ya que tardaremos en conseguir llegar a esa inmunización del 70% de la población, teniendo en cuenta, además, la incertidumbre que suponen las continuas mutaciones que van apareciendo, constituyendo nuevas cepas con mayor capacidad de contagio y de gravedad que pueden, a su vez, influir en la protección inducida por las vacunas. De un modo u otro, creo que el plazo para recuperar una situación de “normalidad” en nuestras vidas se va a extender sustancialmente más allá de 6 meses.
El plazo para recuperar una situación de “normalidad” en nuestras vidas se va a extender sustancialmente más allá de 6 meses
P: Desea puntualizar alguna cuestión o dar algún consejo.
R: Sólo quiero remarcar el enorme esfuerzo que se está realizando dentro de los hospitales y que creo que no se transmite de forma adecuada a la población, como parte esencial de su mentalización para que el grado de concienciación sea mayor. Ha habido ya demasiados muertos y demasiado sufrimiento para que la gente no se tome esto más en serio. Además del drama personal y sanitario, no quiero olvidarme del drama social y económico que está suponiendo y que seguiremos sufriendo durante mucho tiempo. Por todo ello, me gustaría insistir en que la responsabilidad de cada uno de nosotros, en cuanto a evitar la transmisión del virus, no es menor que la de nuestros gobernantes en poner todos los medios para controlar la situación y mitigar sus consecuencias.