Un estudio pionero a nivel nacional llevado a cabo en Valladolid por investigadores del Hospital Universitario Río Hortega, el Hospital Clínico Universitario, la Universidad de Valladolid (UVa) y el Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL) ha evidenciado que la malnutrición es un factor de riesgo tan importante como la hipertensión, la edad o la presencia de comorbilidades (otras enfermedades además de COVID-19) para padecer las formas más graves de la enfermedad.



Es conocido que, al contraer una infección, el estado nutricional es clave en la evolución de los pacientes. Pero en el caso del COVID-19 siempre se alude a enfermedades vasculares previas, al estado pulmonar o a patologías como la diabetes como factores de riesgo relacionados con las formas más severas. Pero, ¿qué pasa con el estado nutricional?, ¿no es en este caso un factor determinante?



“Desde que se inició la pandemia se han elaborado perfiles que indican qué personas tienen más riesgo de padecer complicaciones graves. Pero no se ha tenido en cuenta si el estado nutricional previo es también determinante de una evolución positiva o negativa”, explica a DiCYT José Pablo Miramontes González, investigador del Hospital Río Hortega de Valladolid y del Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL), quien recuerda que en este estudio se ha evaluado si la malnutrición puede ser el factor de riesgo “olvidado”.



Para ello, realizaron un estudio entre 83 pacientes ingresados a lo largo de un mes con infección por COVID-19 confirmada por PCR. Los datos nutricionales se recogieron en las primeras 24 horas de ingreso a través de una herramienta de cribado estandarizada. De estos pacientes, con una media de 82 años, solo algo más del 27 por ciento presentaba un estado nutricional aceptable.



Efectivamente, los investigadores observaron una asociación estadística significativa entre desnutrición y mortalidad en estos pacientes. Esto pone de manifiesto, a juicio del equipo, la necesidad de evaluar y tratar el estado nutricional de los pacientes ancianos infectados por COVID-19, ya que ello afecta directamente a su evolución. De hecho, el trabajo concluye que la desnutrición fue un factor de riesgo tan relevante como la hipertensión, la edad o diferentes comorbilidades.



Solo unos pocos estudios en todo el mundo



Pese a que existe evidencia de la influencia que la dieta tiene sobre el sistema inmunológico y la susceptibilidad a las enfermedades, solo unos pocos trabajos a nivel internacional han analizado la relación entre COVID-19 y estado nutricional.



“Sobre nutrición y COVID-19 hay bastante literatura teórica, varios consensos y grupos de expertos que han recomendado nutrir bien a estos pacientes. Pero nuestro estudio es el primero que evalúa casos en España, y cuando se realizó no había ningún otro publicado.



Asimismo, añade, laboratorios farmacéuticos y algunas sociedades científicas se han interesado por los resultados de este trabajo con el fin de ampliar su alcance. “Conociendo que los pacientes crónicos y ancianos en general afrontan mejor este tipo de patologías con un buen estado nutricional, lo ideal sería poner en marcha una estrategia preventiva que abordara este estado y lo siguiera”, explica el investigador, codirector del estudio junto al también internista y profesor de la UVa Luis Corral Gudino y Luis Cuéllar, responsable del Servicio de Endocrinología.



Aunque en la actualidad el reto es complejo, desde el Hospital Universitario Río Hortega ya están tratando de abordar esta cuestión, evaluando el estado nutricional de los pacientes al ingreso y tratando de corregir al alta las carencias nutricionales.