Absuelto el 'Monchín' tras festejar a tiros la Nochevieja de 2018
La Audiencia de Valladolid ha dictado sentencia absolutoria en el caso del 'Monchín' Rafael R.L, quien fue juzgado el pasado día 19 de enero bajo la acusación de haber festejado a tiros la Nochevieja de 2018 con un subfusil semiautomático y quien se exponía a una condena de diez años de prisión.
En su sentencia, la Sección Segunda de lo Penal de la Audiencia Provincial justifica su decisión en la falta de pruebas de que el arma utilizada por el encausado fuera de fuego real, como sostiene la acusación pública, y no de fogueo, como alegan el 'Monchín' y su letrado.
"A la luz de la valoración probatoria nos encontramos ante una prueba de carácter indiciario que es insuficiente para llegar a un pronunciamiento condenatorio", advierte el tribunal según la sentencia facilitada por el Gabinete de Prensa del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León recogida por Europa Press.
Durante el juicio, el encausado relató al tribunal que celebró la Nochevieja de 2018 con sus seis hijos y demás familiares mediante la ingesta de todo tipo de bebidas alcohólicas, entre cerveza, vino y whisky, y que al término de la cena salió a la calle y alguien que andaba por allí le cedió gustosamente una "pistola de fogueo" que utilizó para disparar al aire una ráfaga.
"Esa noche nos pusimos de esa manera. Yo estaba muy agustito, borrachillo, me pasaron la pistola, la utilicé y luego la devolví", alegó el 'Monchín', quien aseguró que el arma, que él creyó de fogueo, la tuvo luego unos segundos y acto seguido la entregó de nuevo a su propietario, de quien precisó que no era miembro de su familia y al que no conocía.
Rafael, que incidió en los problemas de alcoholismo que tenía y que aún le acompaña, enmarcó lo ocurrido aquella noche en lo que calificó de "tradición", en referencia al rito de celebrar a tiros el cambio de año que por aquellos días generó la alarma en Valladolid al registrarse varios incidentes de este tipo en los barrios de las Viudas y Pajarillos.
Uno de sus hijos, José Enrique R.R. ('Boni'), quien aparece en las imágenes disparando con una pistola y que se encuentra inmerso en otro procedimiento distinto, se acogió a su derecho de no declarar, mientras que otros familiares, su sobrino Israel y su nuera Desiré, trataron de 'echar un cable' al acusado al incidir en su grave problema de alcoholismo.
Así, el primero de ellos ratificóo la versión de que aquel día su tío se había pasado con el alcohol. "Ya saben como somos los gitanos. Nos desfasamos bebiendo esa tarde y luego bebimos más en la cena. El más borracho de todos era el Rafa, que, la verdad, no controlaba", remarcó el también integrante del clan de los 'Monchines'.
LA POLICÍA LO TIENE CLARO
Aunque la defensa y el propio encausado sostuvieron que era de fogueo el arma que parece en las imágenes, con cuyo visionado se inició el juicio, el jefe de la Brigada de Homicidios, que actuó de instructor del atestado, tenía muy claro que el subfusil Ingram MAC 10 utilizado por Rafael era de fuego real, algo que luego vinieron a ratificar dos peritos de la Brigada de Policía Científica.
"La valoración profesional es que era de fuego real por el retroceso del arma. Si fuera de fogueo el retroceso es menor. Yo he disparado subfusiles y no tengo duda de lo que digo", enfatizó el agente de la Policía Nacional.
El policía también explicó que la detención del procesado se produjo a raíz de que en los primeros días del recién estrenado 2019 empezaran a circular por redes sociales imágenes de varios tiroteos en Valladolid, entre ellos el protagonizado por Rafael y su hijo 'Boni'.
En dicha grabación, de escasos 18 segundos en dos secuencias distintas pero concatenadas, se ve primero al acusado disparar desde la ventana de su vivienda y luego, ya en la calle, al hijo utilizar tres veces una pistola y acto seguido al padre hacer lo propio con el subsfusil con el que dispara una ráfaga.
El agente identificó, sin duda alguna, la vivienda de Rafael, sita en la calle Duero, en el barrio de Las Viudas, puesto que, como así apostilló, no es la primera vez que ha tenido que ir por motivos profesionales.
El funcionario mantuvo que la persona que aparece inicialmente disparando desde dentro del piso con el subfusil, en concreto desde una de sus ventanas, la que da a la calle Adaja, no era otra que el procesado. Incluso explicó que en las imágenes se ve cómo uno de los cartuchos percutidos queda depositado en el alféizar de la ventana.
Por ello, la acusación pública mantuvo invariable su petición de diez años de cárcel por delito de tenencia y depósito de armas de guerra, con la agravante de reincidencia, junto con la prohibición para el derecho a la tenencia y porte de armas por espacio de 13 años, frente a la absolución solicitada por la defensa--alegó que no se ha intervenido el arma y que ésta era de fogueo--y que, alternativamente, en caso de condena se aplicara a su patrocinado la atenuante de intoxicación etílica.