El que fuera presidente de Asaja en Valladolid Lino Rodríguez ha mantenido que todas trasferencias de dinero entre las sectoriales de la organización entre 1990 y 2014, el salario que empezó a percibir desde 2004 y los gastos contraídos con tarjetas de crédito "están debidamente justificados y soportados", entre los que figuran la compra de joyas, perfumes y muebles, viajes, comidas, reparaciones dentales y hasta alguna adquisición en un sexshop.

El interrogatorio del exmandatario de Asaja Valladolid se ha producido en jornada de mañana y tarde durante el juicio iniciado en la Audiencia de Valladolid contra él, su esposa, Ana de la Fuente, y los exvicepresidente y exgerente, Gerardo Rico y Fernando Redondo, para quienes Fiscalía solicita penas que en su conjunto superan los 26 años de cárcel y el pago de cuatro millones en concepto de indemnizaciones por delitos de administración desleal, falsedad en documento mercantil y apropiación indebida.

La vista oral, que en principio se prolongará hasta el 4 de marzo, primera de las celebradas en la historia judicial vallisoletana por medios telemáticos, ha estado protagonizada por el testimonio del principal encausado--le piden 13,5 años de cárcel--sobre la gestión económica en Asaja desde que tomó las riendas de la asociación en 1990 y hasta el año 2014, periodo en el que el fiscal del caso y las dos acusaciones particulares, ejercidas por la propia organización y la Sociedad Cooperativa Agropecuaria de Patata Industrial y Consumo (Indycons), sostienen que estuvo plagado de irregularidades.

A lo largo de su testimonio, Lino Rodríguez, en declaraciones recogidas por Europa Press, ha reiterado que todos y cada uno de los movimientos económicos entre Asaja y distintas sectoriales de la organización, que "eran totalmente autónomas", así como los gastos con tarjetas expedidas por dos estas últimas, Remolacheros y Derco, jamás tuvieron por destino su lucro personal sino que los mismos están relacionados con la actividad propia de la OPA y están "debidamente justificados y soportados".

El exsindicalista ha iniciado su exposición recordando que cuando llegó al cargo los trabajadores de la plantilla de Asaja llevaban un año sin cobrar y que por ello asumió una ingente "actividad laboral" impropia de su cargo, que era meramente "representativo", y que permitió en poco tiempo generar ingresos y subsanar esta situación.

"¡He quemado dos coches!"

"¡He quemado dos coches con esta labor, sin poder atender mi explotación!", ha destacado Rodríguez, que por ello ha relatado que pasados diez años se plantó y comunicó al sindicato que a partir de entonces se iba a limitar a su labor de representación, de ahí, como ha añadido, que directivos de Asaja le ofrecieran remunerar ese esfuerzo desde 2004 en virtud de un contrato laboral.

Dicho contrato ha sido objeto también de análisis durante la vista, ya que el mismo fue realizado por Derco, sin que el mismo fuera firmado por él, como así alega, y donde se hizo contar la categoría profesional de ingeniero técnico agrícola, pese a reconocer que carece de la misma y que percibía unos emolumentos muy superiores a los regulados por el convenio de oficinas, inicialmente de 1.770 euros más tarde doblado a los casi 4.000 euros.

"Por aquellas fechas todos los contratos se realizaban con la categoría de auxiliares y de ingeniero técnico", ha indicado un Lino Rodríguez que igualmente ha justificado en la dedicación, "el cien por cien y doce horas al día", y la gran labor realizada el elevado sueldo que percibía mensualmente, cuantía que ni siquiera se vio afectada por el recorte aplicado a partir de 2009 a todos los trabajadores de las cuatro oficinas de Asaja en la provincia.

Rodríguez ha insistido en que eran el tesorero y el contable quienes manejaban los dineros de Asaja, a pesar de que ambos y una extrabajadora de la organización apuntaran directamente a su persona como la que hacía y deshacía a su antojo. "¡Mienten!", ha espetado el expresidente, quien también ha recordado del primero, Alberto Cano, que su "mala praxis" llegó al sindicato a convocar una asamblea de 1.500 socios para certificar su destitución.

Además de dar por justificados todos y cada uno de los movimientos realizados entre las sectoriales de Asaja, objeto también de investigación judicial, Lino Rodríguez también ha validado como legales los numerosos cheques cobrados por él en distintas entidades de ahorro--136.000, 91.000 ó 66.111 euros...-- y las diferentes transferencias recibidas en su cuenta.

"Seguro que los primeros eran para pagar cosas relacionadas con el sindicato y las transferencias eran ingresos en nómina", ha justificado el acusado, que en otros conceptos a echado mano de un lacónico "no me acuerdo", al tiempo que ha negado que la compra de un solar junto a su esposa por importe de 60.000 euros hubiera sido sufragado con parte de las cantidades enumeradas por el fiscal. "Lo pagué con ahorros que tenía de mi explotación agropecuaria", ha zanjado.

Ha justificado también la contratación de la sociedad Sodeprín, de la que eran socios tanto él como su esposa, para tramitar todo lo relacionado con los contratos de los trabajadores ante la Seguridad Social, algo que hasta entonces no se había hecho bien y había generado importantes multas, y se ha mostrado algo menos preciso a la hora de explicar los gastos realizados con tarjetas de débito y crédito de las sectoriales Remolacheros y Derco.



A vueltas con las tarjetas 

Al respecto, el exlíder de Asaja Valladolid, sin explicar muy bien por qué manejaba dichos plásticos expedidos por ambas sectoriales y no por el sindicato, tarjetas de las que también disponían los igualmente acusados Gerardo Rico y Fernando Redondo, ha mantenido que las mismas las usaba para "pagar todo aquello relacionado con la organización agraria".

Ahí es donde el acusador público ha ido enumerando multitud de cargos y reintegros realizados por el acusado de difícil justificación, desde la compra de joyas y perfumes, viajes a Escocia, Italia y EE.UU, uno a Disneyland París, un banquete por 1.850 euros en un restaurante coincidiendo con la comunión de uno de sus hijos, cenas en Jueves Santo y Viernes Santo, adquisiciones de ropa y electrodomésticos, entradas de cine, arreglos dentales....y hasta un gasto en un sexshop, este último el 3 de julio de 2009.

"No recuerdo, no recuerdo"....ha ido indicando Lino respecto de muchos de estos gastos de tarjeta, aunque en el caso de las joyas y perfumes ha explicado que eran un detalle con "conferenciantes, colaboradores y las mujeres de los directivos, en compensación por las jornadas de trabajo que sus maridos soportaban incluso durante fines de semana, dejándolas solas".

"Era algo asumido por todos y que se podía hacer al tratarse de una sociedad privada. Se acordó y era aceptado entre todos, era público aunque no se recogiera en un acta", ha declarado el expresidente de Asaja.



Peticiones de nulidad y prescripción 

Con carácter previo a la declaración del encausado, el tribunal ha escuchado durante casi una hora las distintas cuestiones previas planteadas por las partes, no solo la solicitud de aportación de nuevas pruebas documentales sino también, con nulo éxito, las peticiones de nulidad de actuaciones, prescripción de los hechos, vulneración de derechos de defensa y falta de legitimación activa de las acusaciones particulares invocadas por dos de las defensas, las ejercidas en representación del principal inculpado y de Fernando Redondo.

Además de los 13,5 años de prisión para Lino Rodríguez, sus compañeros de banquillo, en concreto su mujer, Ana de la Fuente; el entonces gerente de Asaja, Fernando Redondo, y el que fuera vicepresidente de la organización, Gerardo Rico, se exponen a condenas de dos, seis y cinco años de prisión, respectivamente, según la petición de la acusación pública.

FOTOGRAFÍAS: ICAL