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A partir de 1840,en el nuevo coso fueron actuando las primeras figuras de entonces alternando con festejos populares en la Plaza Mayor, aunque no hubo continuidad en la celebración, al menos no se reflejaban, según Casares. “Cúchares”, “El Tato” “Frascuelo” y “Chicorro” eran habituales en ferias.
Se refería el viejo profesor a este efecto, a los festejos celebrados en 1871 donde escribe: “Toda la información recogida, no dice más que los diestros que actuaron en la feria fueron “Frascuelo” y “Chicorro”, sin mencionar siquiera el ganado”. Ese comentario se viene reflejando en los años siguientes, por lo que la información es muy escasa.
1845. Primera corrida de toros en la nueva plaza con “Cúchares” en solitario y ganado vallisoletano
Pero retrocedamos unos años atrás, concretamente a 1845, donde vuelve a aparecer la Junta de Beneficencia, quien al parecer le viene que ni pintado los buenos dineros procedentes de los toros echando mano de la Real Orden que le permite obtener beneficios organizando corridas de toros como la que relatamos a continuación.
Escribe Casares:
La Junta de Beneficencia de esta Ciudad de Valladolid hizo público por el “Boletín Oficial” haber obtenido licencia para celebrar tres funciones de toros en los días 21, 22 y 24 de septiembre (si el tiempo lo permite). En cada uno de los citados días se correrán seis toros de las acreditadas Vacadas y con las divisas siguientes: 6 de Don Toribio Valdés, vecino de las Pedrajas de Portillo, con divisa encarnada; cuatro de Don Pablo Sanz, idem, con divisa verde; seis de Don Santiago Martínez, idem, con divisa blanca y dos de Don Braulio Sanz, idem, con divisa amarilla. Serán lidiados por la cuadrilla que está a cargo de Francisco Arjona Guillén (a) “Cúchares”.
Hasta nueve ganaderías de bravo llegó a haber en el triángulo de Boecillo, La Pedraja y Aldeamayor hasta finales del siglo XIX. Ahora, en esos parajes, reina la ganadería más antigua de España: Raso de Portillo.
13 años sin corridas de toros ni novilladas. Tan sólo festejos populares en la Plaza Mayor
No aparecen más reseñas ni datos dinerarios sobre esta primera corrida de toros lidiada por profesionales de primer nivel. Desde el citado año de 1845 hasta el de 1858 no hay festejo alguno en el nuevo coso vallisoletano. Bien es cierto que en el nuevo coso se organizaban otros espectáculos. Son, pues, trece años dónde las únicas reseñas que encontramos en el libro de Casares, (Valladolid en la historia taurina, 1152-1890) son las correspondientes a los novillos embolados y vacas enmaromadas que se celebraban en la Plaza Mayor durante esos años, pero sin continuidad y en fechas alternas, ya que las reseñas señalan tanto febrero, como mayo, junio y agosto para la celebración de esos festejos populares.
“Con la celebración de estos festejos taurinos, -remacha Casares citando el año 1856- no hubo más corridas de toros, novilladas o vacas en la Plaza Mayor.
“Cúchares” regresa al nuevo coso en 1858, trece años después, en rivalidad con “El Tato”, su yerno.
Un 24 de junio, por San Juan -recogemos de Casares- se corrieron 7 toros de Basilio Molpeceres, de Olmedo, para el espada Domingo Mendivil, que obtuvo gran éxito, para festejar la reforma de la plaza llevada a cabo ese año.
Los días 22, 23, 24 y 25 -cita Casares- tuvieron lugar las corridas de feria que fueron toreadas por los diestros “Cúchares” y “El Tato”, las cuatro tardes. Los toros pertenecieron a las ganaderías del Marqués de la Conquista, Elías Gómez, Marqués de Gavira y la última desconocida. Se dice -remata la crónica- que las cuadrillas estuvieron inmejorables.
1859. “Cúchares” a la cárcel
Repiten ambos diestros en las ferias de 1859 los cuatro días de festejos: 21, 22, 23 y 24 con ganado de Trujillo y San Agustín, entre otras divisas, ya que Casares no logra conocer ni el resultado de las corridas ni el nombre de las otras dos ganaderías lidiadas.
“Sí resalta en la información que poseemos, -viene a escribir Casares- que el diestro “Cúchares” tuvo una seria cuestión con el presidente de la corrida a causa de querer aquél que matase el último toro su primer banderillero. La Autoridad no se lo consintió y “Cúchares” alegó la razón fuerte y justa de que ya había matado tres bichos, que es a lo que se le obligaba. Terminada la corrida, el diestro fue puesto en la cárcel, aunque le dieron libertad en la misma noche”.
1860. De nuevo torean en Valladolid “Cúchares” y “El Tato”. Ambos cobraron 68.000 reales.
De Cosas taurinas de Valladolid, de Juan Agapito y Revilla, José Casado Pardo y Manuel Fernández Medina (Grupo Pinciano, Caja España), extraemos las funciones de la feria de 1860, contada por el historiador y arquitecto vallisoletano Agapito y Revilla, quién revive muchos momentos de los últimos festejos celebrados en el nuevo coso.
“En ese año de 1860, -recogemos del citado libro- se dieron por ferias unas buenas corridas los días 20, 21, 22 y 23 de septiembre. Fueron contratados como espadas el célebre Francisco Arjona Herrero (Cúchares) -para distinguirle de su hijo, el también matador Francisco Arjona Reyes (Currito) -y su yerno el famoso Antonio Sánchez y García (El Tato), a los dos ases de aquellos días, quienes cobraban por las dos cuadrillas en los cuatro días de fiestas 68.000 reales, es decir, 2.125 pesetas cada día y por cuadrilla”.
Hay más cifras respecto a esa corrida, según relata Juan Agapito y Revilla, quién asevera:
Los toros eran de casta: A Gabriel Gutiérrez, se le compraron cinco toros que con la “manutención del mogón en Colmenares un año”, costaron 20.398,09 reales; a Agustín Rodríguez, de Fuentes de Ropel (Zamora), seis toros en 15.200 reales; a Fernando Tabernero, de Salamanca, otros seis en 14.120 reales, y a Mariano Olleros por los seis se le dieron 18.000 reales. A la Junta de Beneficencia, por la tercera parte libre, esas cuatro corridas produjeron 34.187,56 reales.
Facilita también otras cifras menores de servicios complementarios a las corridas, tales como el gasto en capotes que fue de 630 reales, y fueron facilitados por Manuel Bustamante alias Pulga.
Dos cajones de cigarros para “Cúchares” y “El Tato”
O el gasto en banderillas, que supuso un desembolso de 508 reales que percibió Benigno Durante. La música cobró 800 reales y aparte los clarineros que percibieron 72 reales. Los arrastres de toros y caballos costaron 1.200 reales. Los alguaciles, asistencias y correlallave 240 reales. Agustín Millán, voz pública, 32 reales. Adolfo Fournier, moñas y divisas, 924 reales. T. Lecanda percibió por el alquiler de picas la cantidad de 320 reales.
La partida más costosa fue la del contratista de caballos Pedro Varela quién cobró 1.400 reales por toro, 33.600 reales.
Remata Revilla con una anécdota curiosa:
Y para demostrar la satisfacción que la Junta había tenido con los espadas, se compraron a “Cuesta Hermanos”, dos cajones de cigarros para Cúchares y Tato, 268 reales”.
Deducimos por este detalle que los “Cuesta Hermanos”, propietarios del coso, debían ser estanqueros.
Bibliografía: Valladolid en la historia taurina (1152-1890), de Emilio Casares, editado por la Diputación Provincial en 1999. El Toreo y la torería, del mismo autor en Cuadernos Vallisoletanos (Obra cultural Caja Popular, 1986). Lanzas, Espadas y Lances, de José Delfín Val (Junta CyL1996). Cosas Taurinas de Valladolid (Agapito y Revilla/ Grupo Pinciano. Miguel Angel Soria. Fermín Rodríguez, blog info.valladolid.es. www.valladolid.com. Mundotoro.com. arquitecturava.es/. Archivo Municipal.