El ahora banderillero y empresario de la construcción, sigue con la misma pasión que cuando empezó de novillero. Tomó la alternativa en el coso del Paseo de Zorrilla el 7 de septiembre de 2004, actuó de padrino Juan José Padilla y de testigo Javier Valverde. La corrida fue de la extinta ganadería de Atanasio Fernández. El toricantano aprovechó las dulces embestidas del toro que cerraba plaza y le cortó las orejas.
Fue el día más señalado de mi vida, junto al de mi casamiento, -nos decía un Mario emocionado- (Campillo está casado con la cantante y ex novillera de Mojados Saray, y tienen un niño en común). Es una fecha inolvidable y además en la plaza de mi tierra, lo recuerdo bien y no se olvida fácilmente. Remachaba el ex matador de toros.
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Mario recordó en la entrevista sus inicios de becerrista en las nocturnas de Valladolid, su debut con caballos y sus actuaciones de novillero (toreó en Las Ventas) hasta llegar a la alternativa.
Mi última actuación de matador de toros fue en La Flecha en 2008, luego toreé algunos festivales, -recuerda con nostalgia el ahora banderillero- hasta que decidí hacerme torero de plata, lo que me costó muchas lágrimas, pero disfruté mucho y fui acompañando a Leandro, Morenito, Doyagúe, David Galán. Estoy disfrutando tanto o más que cuando empecé en esto del toro.
Mario, como todos sus compañeros, está atravesando un mal momento por la falta de festejos por motivos de la pandemia. Tenía planes en el 2020 para acompañar al matador de toros David Galván y al novillero Francisco Montero toda la temporada. Pero pasó lo que pasó con la pandemia y todo se fue al garete.
Esta temporada pudo actuar en varias de las novilladas de la Junta de CyL y la Fundación del Toro de Lidia, además de hacer numerosos tentaderos para no perder la forma. Pero, además, tiene un “plan B”.
Tengo la suerte de tener un padre como el tengo, -nos dice Mario orgulloso- que me ha enseñado los valores del toreo y de la vida. Y con él me inicié en una empresa de construcción que montamos el año pasado y ahí estamos trabajando y buscándonos la vida al margen del toro.
Suerte, Mario.