Hoy, como cada 22 de marzo desde 1993, se celebra el Día Mundial del Agua, en este caso con un lema que nos invita a reflexionar sobre el verdadero valor de este recurso esencial y cómo podemos protegerlo.
La sociedad se enfrenta a muchos desafíos que debemos afrontar con la mirada puesta en la Naturaleza y en unos ecosistemas con valor añadido que hay que preservar por su valor social, ambiental y económico.
El valor del agua tiene mucho que ver con cómo se gestiona este recurso vital e insustituible. Se trata de asegurar la disponibilidad de agua, en cantidad y calidad, para las personas y para las actividades que dependen de ella. En definitiva, seguir avanzando en un contexto de cambio climático para proteger los ecosistemas y la biodiversidad.
El agua es una herramienta imprescindible para la vida. La amenaza de escenarios extremos nos obliga a planificar y gestionar los recursos hídricos de otra manera para garantizar un uso sostenible. Una estrategia en la que trabaja la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), a través de la planificación hidrológica, implementando medidas y soluciones basadas en la Naturaleza, en combinación con otras convencionales, que permitan conseguir un buen estado de los ríos y acuíferos, gestionando al mismo tiempo los riesgos extremos como sequías o inundaciones.
La conservación de estos ecosistemas se ha convertido en una prioridad en la nueva política del agua, que apuesta por un modelo de gobernanza y gestión comprometido con el futuro y con el planeta.
Abordamos por tanto una tarea colectiva por un patrimonio común, en la que usuarios y administraciones estamos implicados. Un camino que pasa por la innovación y la digitalización del sector para poder afrontar los retos futuros.
Una tarea que se está desarrollando en los últimos años en la cuenca del Duero, implementando sistemas de información ágiles y eficaces que sirvan de ayuda en la toma de decisiones.
Esta transformación digital supone además un elemento vertebrador esencial de la cohesión territorial y social, revitalizando las zonas más afectadas por la despoblación y creando oportunidades para que los más jóvenes se queden en el medio rural.
Apostar por un uso sostenible del agua es fundamental si queremos proteger el medio ambiente y, por tanto, los ecosistemas, del que forman parte nuestros ríos y arroyos, para garantizar un planeta saludable y sostenible.