Tras rememorar la historia de “Guerrita”, uno de los toreros más importantes del siglo XIX, ((junto a “Lagartijo”) quién toreó en el Viejo Coso durante dos ferias consecutivas, rematamos el final de nuestro viaje en torno a la primera plaza de toros fija que tuvo nuestra ciudad. Una aventura empresarial taurina que duró 58 años.

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1888: vuelven a torear “Lagartijo” y “Guerrita”



El I Califa del toreo, –o Gran Califa, que diría Mariano de Cavia- volvió al Viejo Coso tras una larga ausencia para torear junto al que fuera su discípulo y posteriormente II Califa; el gran “Guerrita”. Entre ambos despacharon los 24 toros de la feria de 1888 durante los días 20, 21, 22 y 23, pertenecientes a las ganaderías de Duque de Veragua, Marqués de Saltillo, Vicente Martínez y Cámara, según recogemos del libro de Casares, Valladolid en la historia taurina. 

Las reseñas son las siguientes: La 1ª corrida dejó satisfechos a los aficionados por la actuación de “Lagartijo” y “Guerrita” que fue muy buena, sobre todo en quites y banderillas. La asegunda corrida con ganado de Don Vicente Martínez, bueno, pero duro y volvieron a estar brillantes los diestros anteriores.



La 3ª corrida fue del Duque de Veragua, con ganado muy duro e hirió a varios varilargueros y a algún banderillero, aunque pudieron ser toreables. “Lagartijo” y “Guerrita” perfectamente en los quites y banderillearon al 5º toro de una manera admirable. El público, que llenaba la plaza, les aplaudió estrepitosamente.



La 4ª corrida superó a la anterior, pues aunque los toros no eran tan finos, resultaron ser de más fuerza y bravura. Las cuadrillas trabajando con mucha suerte y los espadas matando con fortuna. “Lagartijo” coleó al sexto toro de un modo que le aplaudió con frenesí, pues el picador que estaba en suerte se libró de un grave accidente por el arrojo y valentía de este diestro. La entrada fue muy buena.



Ese año se celebraron dos novilladas el 26 de junio y el 1 de julio. La reseña de Casares recoge lo siguiente: 26 de junio se lidiaron seis novillos que fueron estoqueados por los espadas “Valladolid” y “El Ecijano”, figurando como sobresaliente “El Cerrajero”. No viene más reseña.

El 1 de julio. Espectáculo en que se corrieron bueyes que dieron buen juego. El caballero en plaza Ruipérez, cumplió recibiendo aplausos del público. “Valladolid” trabajador pero desgraciado. “Cerrajero” rápido y valiente. Lo bueyes que salieron al ruedo para diversión del público, ocasionaron muchos tumbos entre los noveles.



1889: Se anuncian de nuevo “Lagartijo” y “Guerrita” para las ferias, pero el II Califa no viene y “Lagartijo” tuvo que matar 12 toros



Ese año, -recogemos del libro de Casares- arrancaron los festejos en el Viejo Coso un 17 de junio y se verificó la novillada de cuatro toretes de la ganadería de Carreros, lidiados por jóvenes de esta capital y dos novillos embolados para entretenimiento y diversión de los novatos y aprendices del toreo. La función fue a beneficio de la Tienda-Asilo.



El 29 de junio -continúa el profesor Casares- con desgraciada suerte se verificó esta función taurina. El primer becerro, negro, traidor y bien armado, salió a la plaza con unas intenciones malísimas, ya que despreciaba los capotes y buscaba el cuerpo de los peones. Al arrojarle un capote “Berrinche”, fue alcanzado por el toro, y enganchado por la pierna, volteándole y cayendo a los pies del furioso cornúpeta.

Siguieron los festejos el 4 de agosto y se lidiaron novillos de Manuel Santos, para “El Boto”, de Sevilla. Terminada la lidia se corrieron cuatro novillos embolados para los aficionados.



Cuatro corridas de toros en ferias



20, 21, 22 y 23 de septiembre se celebraron las corridas de ferias. Se lidiaron toros de las ganaderías de Veragua (2), Manuel Puente y Vicente Martínez. Los toreros encargados de despacharlas fueron “lagartijo”, “Guerrita” y Angel Pastor (sustituto de “Guerrita”).



1ª corrida: Destacó, sobre todo, el gran trapío de los Veragua. Se distinguió especialmente “Lagartijo”, en los quites y a la hora de matar.



2ª corrida: El ganado de Aleas duro y áspero, sobresaliendo el lidiado en tercer lugar que tomó siete varas y mató varios caballos. Los toreros decepcionaron y hubo poco público. Pastor fue cogido lesionándole el dedo pulgar.



3ª corrida: Los toros de Vicente Martínez fueron desiguales de presentación, pero resultaron bravos y codiciosos, por ello difíciles. “Lagartijo” estoqueó los 6 toros, con una actuación que se calificó de buena en general.



4ª corrida: Se repitieron los toros de Veragua y la actuación de “Lagartijo” como único espada. Hubo gran expectación y lleno hasta la bandera. El ganado desigual con respecto al del primer día, destacando el primero por su fiereza. El diestro cordobés pasó inadvertido.



“Lagartijo”, en una curiosa imagen de La Lidia, intentando apuntillar al toro a la “ballestilla”, previa autorización de la presidencia. Solía hacerlo con frecuencia para deleite de sus seguidores y el consiguiente enfado de los puristas

Haciendo una pequeña suma, deducimos que el gran “Lagartijo” estoqueó esa feria 18 toros por la lesión del citado Angel Pastor. Algo impensable e insólito en estos tiempos, y más con aquellos terroríficos “Veraguas”. Por otro lado, no hay ninguna nota explicativa por la ausencia de “Guerrita”.



1890 y 1891: Los últimos festejos en el Viejo Coso en coincidencia con la nueva plaza de toros del Paseo de Zorrilla, entonces Carretera de Puente Duero.



En 1890ya no hubo más corridas de toros. En el año coincidente de la inauguración de la nueva plaza, se celebraron novilladas desde el 19 de abril hasta las ferias septembrinas destacando las actuaciones de “Valladolid”, “Mancheguito” y “Melo”. Los diestros para las cuatro novilladas de la feria fueron: “Villarillo” “Pepete” y “Rebujina”. Y el ganado se trajo de las ganaderías locales de Raso de Portillo y Pablo Valdés, de Benavente (Fernando Nuño) y las salmantinas de Lamamié o Carreros. La entrada, sin distinción, costaba una peseta.No hay detalles del público que asistió a esas novilladas, sobre todo el festejo coincidente con la inauguración del nuevo coso el 20 de septiembre de 1890, que fue un cartel de auténtico lujo: “Lagartijo”, “Espartero” y “Guerrita”, con toros del Marqués de Saltillo.

En 1891 se celebróel último festejo taurino en esta plaza de Fabionelli -escribe en su libro Emilio Casares- fue el 11 de octubre con una becerrada organizada por la Juventud Vallisoletana. Se lidiaron y mataron cuatro toretes erales de la ganadería de don Manuel Reina, de Fuentelapeña. En el tercer novillo se clavó una banderilla Anastasio Castilla. Actuaron los diestros “Valladolid” y “Pepete”. Y así terminó todo lo concerniente a festejos celebrados en esta plaza. -remata don Emilio-.

Cambio de propietario y en 1900 se convierte en la Casa-Cuartel de la Guardia Civil



En 1894, -recogemos del libro Cosas taurinas de Valladolid (Juan Agapito y Revilla)- el propietario del edificio, José de la Cuesta Santiago, vendió el mismo al constructor Romualdo Martín Echevarría quién, tras unas importantes reformas que duraron cinco años, lo cedió al Estado para convertirlo en la nueva comandancia de la Guardia Civil de Valladolid. El patio interior del nuevo cuartel, es decir lo que fuera el redondel del coso pasó a llamarse Plaza del Duque de Ahumada.

El benemérito cuerpo permaneció en el Viejo Coso desde 1900 hasta 1977, fecha en la que se trasladó a la ubicación actual del Barrio de San Isidro, en la Avenida de Soria. En 1980 sus propietarios decidieron rehabilitar el Viejo Coso dotándolo de viviendas y locales y respetando la estructura de lo que fuera la antigua plaza de toros; un lugar privilegiado en el centro de Valladolid donde se puede acceder por las entradas que entonces tenía el coso.

La Casa de Beneficencia y las 50.000 pesetas que abonaron los socios-propietarios de la nueva plaza de toros del Paseo de Zorrilla para extinguir el acuerdo



Rematamos nuestra serie con un curioso desenlace “económico” recogido del libro Cosas Taurinas de Valladolid (Grupo Pinciano) en la sección de Juan Agapito y Revilla).  

La Casa de Beneficencia, quiso seguir teniendo relación con el nuevo coso del Paseo de Zorrilla, haciendo valer sus derechos. Por ello, en 1904 la Sociedad Taurina tuvo que subrogarse de las obligaciones que en virtud de ese concierto hecho 70 ¿??años antes mediante un crédito de cincuenta mil pesetas a favor de la C. de Beneficencia con un interés anual del 5%, o sean 2.500 pesetas anuales pagaderas precisamente cada 24 de septiembre.



Hasta que el 27 de setiembre de 1939 se resolvió el asunto por parte de la Sociedad Taurina y la entidad benéfica, ingresando la cantidad de cincuenta mil pesetas, quedando con ello canceladas todas las obligaciones que con la Casa de Beneficencia tenía dicha sociedad por este concepto.



Y por ello acabó de relacionarse en absoluto la Casa de Beneficencia con las plazas de toros que por más de un siglo se habían mantenido de una manera u otra.



El Viejo Coso en la actualidad con la entrada por la calle de San Ignacio



Bibliografía: Valladolid en la historia taurina (1152-1890), de Emilio Casares, editado por la Diputación Provincial en 1999. El Toreo y la torería, del mismo autor en Cuadernos Vallisoletanos (Obra cultural Caja Popular, 1986). Lanzas, Espadas y Lances, de José Delfín Val (Junta CyL1996). Cosas Taurinas de Valladolid (Agapito y Revilla/ Grupo Pinciano. Miguel Angel Soria. Fermín Rodríguez. blog info.valladolid.es. valladolid.com. arquitecturava.es/. Archivo Municipal. bibliotecadigital.jcyl.es. gestauro.blogspot.com/. Mundotoro.com.