N.M.J / ICAL
La divulgadora científica y creadora del proyecto ‘Espiciencia’, Bárbara de Aymerich, publica su primer libro ‘Expericiencias’, un proyecto divulgativo que ofrece un total de 18 experimentos sobre física, química, biología, arqueología, matemáticas o astronomía, con el objetivo de que los más pequeños aprendan a la vez que se divierten probando estos experimentos en casa, en el colegio o en compañía de sus amigos y familiares.
“La idea surge a raíz de nuestro trabajo en el confinamiento. Estuvimos atendiendo a nuestros alumnos de 'Espiciencia', cada día ofreciéndoles la oportunidad de hacer un reto científico”. Estos proyectos que después publicaban en las redes sociales tuvieron bastante éxito, por lo que la editorial La Esfera de los Libros, encargada de publicar esta obra, se puso en contacto con ella para proponerle lanzar un libro destinado al público infantil que incluyese experimentos para poder realizar en casa.
El libro se compone de 18 capítulos y en cada uno de ellos hay varias experiencias de ciencia, aunque Bárbara explica que “no tiene nada que ver con las recetas de cocina, sino que da la posibilidad de realizarlos, pero también de profundizar en ellos y darles una vuelta”. De esta forma, cada capítulo incluye una introducción temática de la experiencia donde se contextualiza el experimento del que van a hablar en un marco histórico, o se da a conocer a científicos que estuvieron involucrados en él.
“Está abierto a que cada uno lo realice desde casa, sin ningún tipo de peligro. Lo pueden realizar solos, en familia, en clase…pero que sea algo personal”, explica la autora. Está dirigido a niños a partir de los cuatro o cinco años, e incluye una serie de ilustraciones realizadas por la bioquímica e ilustradora especializada en cómics científicos, Miriam Rivera. “Estas imágenes dan pie a muchas interpretaciones. No son meras descripciones del experimento en sí, sino que son muy motivadoras”, apunta De Aymerich. El resultado es un libro “fácil de leer, para poder trabajar y disfrutar con él, y para tenerlo en un aula”.
Fueron varios los experimentos que se quedaron el tintero, y por ello Bárbara de Aymerich no se cierra a escribir una segunda parte. “Si tengo la oportunidad continuaré porque me llena mucho, la divulgación en general y escribir”, dijo.
Experimentos de todo tipo
Entre las propuestas se pueden encontrar todo tipo de experimentos que van desde química en la cocina, hasta la observación y conservación de la avifauna, pasando por la creación de un volcán en tu habitación a través de la comprobación de las reacciones caseras que causan la efervescencia.
La también profesora del Área de Didáctica de las Ciencias Experimentales en la Facultad de Educación de la Universidad de Burgos (UBU), Bárbara de Aymerich, reconoce que no puede elegir un solo experimento favorito, porque sería como “elegir entre sus hijos”. “Tengo cariño a cualquiera de las ciencias. Todos tienen su brillo especial”. Al hilo de esto destaca que al tener experimentos diferentes, los niños pueden sentirse más identificados con uno u otro, dependiendo de sus gustos.
Todos los experimentos que aparecen en el libro han sido probados con anterioridad por los alumnos de 'Espiciencia', un proyecto que creó Bárbara en Espinosa de los Monteros (Burgos), con el objetivo de enseñar ciencia de una forma divertida a niños de entre 3 y 16 años. “Son entre comillas mis conejillos de Indias”, bromea la divulgadora, puesto que para saber a qué edades estaban dirigidos los proyectos que aparecen en el libro, todos ellos fueron realizados durante las clases de 'Espiciencia'.
Debido a la pandemia del COVID-19, la escuela ha tenido que adaptarse, formando grupos reducidos, cumpliendo las medidas de distancia y seguridad, y aquellos niños que no asisten a clase en el pueblo, reciben la formación a distancia de manera telemática.
Abordar las ciencias desde la cuna
Por otro lado, la divulgadora reflexionó acerca de cómo está cambiando la manera de ver las ciencias en la educación de los más pequeños y defiende la importancia de que la cultura y el capital científico “se aborde casi desde la cuna”.
Un tema que están intentando trasladar desde las facultades de educación a las familias, para que vean la importancia de la educación científica, no solo por un “fomento de las vocaciones”, sino también por “mera cultura”.
“El ciudadano tiene que estar formado en todo. Así va a ser más crítico y feliz, más completo”. “Tienes que empezar desde abajo. Algo que conoces es algo que amas y de lo que sabes más”, añade.