C.C. / ICAL

El Centro Cultural Miguel Delibes de Valladolid vivió esta mañana un goteo constante y creciente de personas que habían sido citadas a lo largo del día de ayer y durante la mañana de hoy para recibir la primera dosis de la vacuna de AstraZeneca, que la Junta de Castilla y León decidió paralizar ayer hasta conocer el dictamen de la Agencia Europea de Medicamentos. Las colas en el exterior, que se han repetido desde que comenzó la convocatoria masiva de vacunación, brillaban hoy por su ausencia a primera hora, si bien conforme avanzaba la mañana eran más y más los vallisoletanos que se acercaban al recinto, sin la certeza de si recibirían o no la dosis inicialmente programada para ellos.

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La imagen más repetida era la de personas teléfono móvil en ristre advirtiendo a conocidos y amigos de que el proceso de vacunación se había reanudado, para que aprovecharan la oportunidad antes de las fechas fijadas desde el Gobierno autonómico para quienes estaban convocados para ayer y esta mañana (los que no lo hayan hecho hoy, podrán vacunarse el próximo sábado y domingo en los horarios que tenían establecidos). Por allí podía verse hoy desde mayores de 65 años que curioseaban por los alrededores lamentándose convencidos de que serán “los últimos” en recibir la protección, hasta personas visiblemente alteradas quejándose por teléfono de que algún familiar haya decidido no vacunarse bajo ningún concepto, ante la sucesión de informaciones sobre posibles efectos adversos.

Así, la tónica predominante en los accesos al Delibes estaba marcada por el desconcierto y la resignación, acompañadas por duras críticas a la desinformación y los cambios constantes que está sufriendo un proceso que, según explicaba Paco Alonso instantes antes de acceder, “acaba creando miedo e incertidumbre en la gente”.

“La gente no debe tener ninguna duda, porque esto no se solventa rezando ni tomando hierbas. La ciencia es la vacuna”, subrayaba taxativo en declaraciones a Ical mientras aguardaba su turno en la cola quien fuera durante catorce años secretario general de CCOO en Castilla y León, Ángel Hernández. Él era una de las personas citadas ayer miércoles, que llegaron al Delibes y tuvieron que dar media vuelta al ver la situación.

En su opinión, la decisión de la Junta “generó una alarma social innecesaria”, aunque en su caso personal afronta la vacunación “sin ningún miedo ni incertidumbre”. “Si les llegan a preguntar a los cien mil muertos que ha habido este año si se pondrían esta vacuna imagino que estarían aquí todos en fila”, apuntó antes de criticar que “el exceso de presunta prudencia lo único que ha generado es inseguridad”. “No hay que ser más papistas que el papa, porque si la vacuna no vale la anulará la UE para todos los países. Con todos mis respetos, ser la mejor médico de familia del mundo no significa ser la mejor viróloga del mundo”, afirmó señalando directamente a la consejera de Sanidad, Verónica Casado.

Citada para ayer miércoles, como él, estaba Isabel Gutiérrez, residente en el barrio de Parquesol, que fue una de las primeras en aguardar su turno en balde en la jornada precedente, hasta que aparecieron personas que intuye de Protección Civil, con petos naranjas, que les advirtieron de que, “por orden del Ministerio de Sanidad, se suspendía la vacunación”.

Críticas a la desinformación



“De la cita de ayer me avisaron desde mi mutua por correo electrónico, pero hoy me he enterado de que se reanudaba en la ducha, escuchándolo por la radio. Hasta ahora yo estaba conforme con cómo estaban haciendo las cosas, pero esto me ha parecido un poco raro”, señala antes de apuntar que “en absoluto” está preocupada por posibles efectos secundarios de la vacuna: “Estaba deseando que me la pusieran porque soy asmática y quiero que me vacunen cuanto antes, y si me quitan la mascarilla mejor, porque me ahogo”.

También gracias a la radio se enteró Alejandro García, citado inicialmente ayer, cuando pudo ahorrarse el desplazamiento gracias al aviso telefónico de un amigo. “Hay mucha gente a la que le tocaba hoy y que está en dudas de si se la pondrán hoy, o mañana o cuándo”, explica antes de criticar a la Administración autonómica y señalar que “en ese aspecto lo han hecho muy mal”. “Yo entiendo que puedan cortar esto si hay una urgencia, pero cuando decides parar debes comunicarlo con una cierta antelación para evitar el desplazamiento de la gente”, afirma. 

Además, reconoce que aunque en su caso “estaba muy convencido” de vacunarse desde el primer momento, “ahora te surgen dudas con todo lo que se está hablando”. “Vacunarse hay que vacunarse, eso está claro, y como hay menos de las que quisiéramos hay que aprovechar la ocasión”, remacha.

Aguardando su momento, con expectación y sin ningún temor, esperaba Inmaculada Martínez, que había sido citada para la mañana de hoy. “Ayer pensé que hasta la próxima semana no se activaría de nuevo el proceso pero escuché en la radio que se había reanudado y he venido, porque tengo muchas ganas de que me la pongan. “Mis hijos están fuera de España y no puedo ir a verles de ninguna forma; ahora espero que estando vacunada me permitan viajar”, aseguraba.

Sin miedo también afrontaba el momento Mariano Revuelta, residente en Laguna de Duero, que tras desplazarse en balde ayer hoy regresó para recibir la primera dosis de AstraZeneca. “Si tienen que hacerlo así, qué vamos a hacer. Hay que adaptarse. Nada más que lo he oído en la radio he venido. Me da igual cuál me pongan, la que nos toque. No tengo preocupación de que me pase nada”, señaló.

Ajeno también al debate público sobre los posibles efectos de AstraZeneca estaba Jesús Delgado, que asegura que “es mejor no hacer caso a lo que dicen, porque cada día cambia y te acaban poniendo nervioso y pueden lograr que se te quiten las ganas”. “Yo quiero que me vacunen ya, y cuanto antes se haga, mejor, porque al menos podrás estar un poco más despreocupado”, completaba.

Con la vacuna recién puesta, Irene Macías reconocía haber tenido ciertas dudas que finalmente no pudieron con las “muchas ganas” que tiene de alcanzar “no una normalidad, que no va a volver, pero sí una vida un poco más protegida”. “Ayer vine porque me tocaba y me enteré de que suspendían todo en la cola. Nos dijeron que no y tocó volver a casa con cierta decepción, qué vas a hacer. Hoy me llamó mi hermana desde el pueblo, que había visto en televisión que se reanudaba todo y he venido y me la han puesto enseguida”, señalaba satisfecha.

También recién inoculado charlaba con Ical Salvador Vega, que pasó la jornada de ayer “inquieto” ante la “falta de información”, y que hoy se despertó sin encontrar nuevas noticias al respecto en los medios de comunicación. “A primera hora llamé al teléfono del COVID y me han dicho que sí me la pondrían, pero ayer me dijeron lo mismo. Cada día dicen una cosa y es un sinvivir; no sabes qué pensar, ni qué decidir, porque no hay nada claro. Al final he decidido ponérmela para eliminar riesgos peores”, concluyó.