Cirujano, taurino, buena gente… y currista. Así describiría al doctor Rabadán, que se nos ha ido con 75 años tras una galopante y cruel enfermedad. Pepe Rabadán, andaluz de la cordobesa Baena y afincado en su Sevilla del alma desde la niñez, (su padre fue juez en la capital hispalense) llegó a Valladolid a finales de los años 70 para ejercer como cirujano general y profesor titular de Cirugía en la UVA.
Pero Pepe fue amigo de sus amigos, y eran muchos. Yo lo conocí por la vía taurina ya que desde 1984 era cirujano de la enfermería del coso del Paseo de Zorrilla que comandaba el doctor Mateo, quien tiene previsto jubilarse en la primera corrida de toros que se celebre en nuestra capital.
Luego incrementamos nuestra amistad, porque Pepe creía en la amistad sincera, cuando acudía para cubrir los actos de la Real Academia de Medicina, de la que nuestro amigo desaparecido era Académico Numerario. Y la infinidad de conferencias quien, junto a su entrañable Antonio Mateo, celebraban en aquellos lugares donde eran requeridos.
Conferencias deliciosas dedicadas a la medicina y cirugía taurina (ambos eran miembros del Sociedad Española de Cirugía Taurina, el doctor Mateo es vicepresidente de la entidad en Castilla y León). Y las charlas radiofónicas en esRadio, donde acudían solícitos ambos para, siempre, dar alguna lección teórica sobre sus especialidades y alguna anécdota de toreros en la enfermería.
Y su Curro. Pepe era un currista hasta la médula. Pero además tenía grandes conocimientos de la lidia. Como me decía Antonio Mateo: Es que Pepe era un gran orador, conferenciante ameno y sabio en materia taurina. Y Currista profundo...
En fin, se nos fue un amigo al que echaremos de menos. Descanse en paz el doctor Rabadán.
El sepelio se celebrará mañana a las 16.30 en la Iglesia de San Ildefonso de la capital vallisoletana.