Miriam Badiola / ICAL
“Soy inocente, por eso no hay huellas ni ADN, yo dejé mi teléfono a dos personas para que fueran a pillar y no sé qué pasó después de eso, no sé si robaron ellos, si fueron otras personas, eso es imposible de saberlo, yo lo único que sé es la verdad, no mi verdad, la única verdad”. Con estas palabras defendió su inocencia OM.G.N. en la Audiencia Provincial de León, donde se le juzga por el presunto asesinato de un hombre el 19 de agosto de 2019 en el barrio La Sal de San Andrés del Rabanedo (León) para robarle a él y a su esposa.
El acusado, que se enzarzó este lunes en una discusión con la jueza y el Ministerio Fiscal para poder dirigir unas palabras al jurado popular antes de iniciar la declaración ante las partes, a las que dijo que sí quería contestar, había decidido no hacerlo tras la insistencia de su letrada defensora para que calmara su actitud. Sin embargo, tras un receso en la sesión, cambió de opinión y prefirió responder tan solo a las preguntas de su letrada.
Durante su relato de los hechos, OM.G.N explicó que la noche de los hechos salió a tomar algo y después se fue a casa de un amigo, al que se refirió como Barrientos, donde “me dijeron que habían llamado a unas personas para ir a pillar cocaína y como no había otro teléfono para llamar al que vende para avisar de que ya estaban allí, les dejé el mío”.
“Al cabo de tres cuatros de hora me tomé dos 'Trankimazin', me quedé dormido en el sofá, pasaron dos horas y al despertarme me dijeron que habían tenido una movida y perdieron tu teléfono, pero habían traído estos dos teléfonos que les compré por 60 euros”, prosiguió el acusado, haciendo alusión a los teléfonos móviles de las víctimas.
Un tiempo después, cuando decidió irse a su casa, OM.G.N. fue detenido. “No sabía en ningún momento de qué me estaban hablando, no sabía ni qué hacer ni qué decir, es muy difícil encontrarse con que de repente te digan que has matado a una persona”, señaló.
Ante su detención, el acusado aseguró que pensó en su amigo Barrientos, “la única persona que podía decir que dejé mi teléfono para que fueran a pillar y ellos me dieron estos dos teléfonos” y a la que no comprende “por qué la Policía no fue a su casa”. Un amigo que falleció posteriormente en un accidente laboral y que “de estar vivo yo no estaría aquí, porque él habría dicho que no era así”.
“Claro que descuadra que esos teléfonos estuvieran en mis manos, pero digo la verdad. Estoy aquí por cometer el error tan grande de no haberme ido a mi casa en vez de haberme quedado de fiesta, lamento haberme perdido los mejores años de mis hijos y mis nietos. Lamento lo sucedido con este señor, todos sabemos el dolor que se siente cuando se pierde a un ser querido y más en esas condiciones”, concluyó el acusado de asesinato, OM.G.N.