La Escuela de Pilotos Adventia ha adquirido dos nuevos simuladores, que permitirán a los alumnos entrenar todas las fases de vuelo con un nivel de complejidad similar al de un vuelo real en el avión más utilizado por las aerolíneas comerciales, como es el Airbus A320.
Con ello, este espacio reglado de enseñanza, adscrito a la Universidad de Salamanca, se consolida como la Escuela con el centro de simuladores más grande del sur de Europa. Así lo expone Fernando Gómez, secretario general de Adventia, quien destaca que, tras una inversión próxima al millón de euros, en la que han contado con el respaldo de Iberaval, «nuestros alumnos podrán contar con una formación adicional, a partir de horas de vuelo certificadas en un simulador configurado con las características del avión más utilizado para media distancia, es decir, en itinerarios europeos, lo que tendrá un valor añadido para su contratación futura».
En Adventia se imparte el grado de Piloto en Aviación Comercial y Operaciones Aéreas, reconocido por el Ministerio de Educación, con cuatro años de duración, lo que deriva en la obtención de la doble titulación –aeronáutica y universitaria-. La escuela además ha reforzado su oferta formativa con un programa único en Europa, el programa ATPL300h, que ampliará la instrucción de vuelo a 300 horas certificadas, que mejorarán sus competencias de cara a su incorporación a una aerolínea.
Adventia, situada en la base aérea de Matacán, en Salamanca, es además una de las escuelas de pilotos más grandes y fue la primera en constituirse en España, hace más de cuarenta años. En concreto, en sus aulas se forman en torno a una sexta parte del total de la cuota de pilotos comerciales. Además, cuenta con alianzas con Iberia, Vueling, Ryanair y el SEPLA, entre otras instituciones.
La mejor formación para ser piloto
Preguntado sobre las condiciones de acceso a Adventia, Fernando Gómez explica que «ésta no es una escuela al uso, es muy vocacional, y tiene exigencias que se suman a la superación tradicional de la EBAU -porque nos encontramos en el sistema universitario de Castilla y León-, como que la formación es bilingüe, dado que la teoría y la instrucción de vuelo se recibe en inglés, por lo que el nivel en ese idioma -que es el del sector aeronáutico- debe ser elevado. Asimismo, se lleva a cabo un reconocimiento médico de Clase 1, que es el que se hace a los pilotos». En total, la Escuela cuenta con 60 plazas con posibilidad de ampliación, aunque su secretario general reconoce que «ese cupo nunca se ha cubierto».
«Se trata de una escuela de vuelo ab initio, en la que impartimos la formación para que esos chavales de 18 años que llegan con la idea de aprender todo alcancen el nivel del piloto con licencia ATPL», detalla Gómez, quien agrega que «aprenden a volar y situarse en el espacio». En concreto, arrancan su formación con monomotores, para emplear luego aeronaves algo más potentes de dos motores y conocer el funcionamiento de los jet, aquellos que tienen detrás pasajeros. En último término, acceden al conocimiento del simulador de vuelo, con un sistema informático muy complejo, similar al que utilizaría el comandante de un avión comercial.
Además de la formación de jóvenes universitarios, la Escuela imparte un curso puente de adaptación al grado universitario para profesionales en activo que han perdido su licencia de vuelo.
La incidencia del COVID-19
El sector aeronáutico -como otros, muy ligado al turismo-, según las últimas estadísticas, se ha visto especialmente afectado por la crisis sanitaria del COVID-19. En concreto, la caída de la actividad aeroportuaria entre marzo de 2020 y marzo de 2021 ha rondado el 80 por ciento en España. Esto ha tenido incidencia en las salidas profesionales de la Escuela, que habitualmente presenta una tasa de colocación superior al 90 por ciento y que en la anterior promoción ha tenido más complicaciones en ese sentido, aunque ha habido contrataciones en compañías de cargo, en la escuela y en alguna aerolínea comercial. Sin embargo, Fernando Gómez es optimista en este sentido: «la recuperación va a ser rápida y confiamos en una incorporación inmediata, porque en el mundo hacen falta pilotos de aviación comercial».
Con respecto a la formación, explica que cuenta con tres ámbitos diferenciados, como son el teórico, donde se imparten materias como meteorología, ingeniería o gestión; la simulación; y el vuelo, con trece aviones pertenecientes a tres flotas diferentes.
La crisis pandémica, el estado de alarma y el confinamiento domiciliario impidieron la utilización de simuladores y las prácticas, sin embargo, en el ámbito teórico sí se avanzó recurriendo en la teleformación, a partir de las autorizaciones obtenidas desde la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) y la Universidad de Salamanca. «En este apartado hemos sido pioneros, por ejemplo, al utilizar la plataforma Smowl que emplea reconocimiento facial para la realización de los exámenes», argumenta. Si bien, aquel contexto, en palabras de Gómez, ha quedado superado, porque «hemos reiniciado la actividad y las horas de vuelo que en su día no se pudieron hacer ya están casi al 100 por cien recuperadas».
Acceso a financiación para potenciar su espacio de simulación
Con respecto a su experiencia con Iberaval, a partir de la cual adquirieron dos simuladores, Gómez sentencia que «su respaldo fue determinante para Adventia, porque sin ese apoyo no habríamos afrontado esa operación en tiempos de incertidumbre». Y es rotundo al afirmar que «la sociedad de garantía nos ha aportado ese último empujón, el que a veces hace falta y no te atreves a dar, para lanzarnos a esta aventura».
A su entender, ese soporte financiero brindado por Iberaval es «relevante» en una zona como Salamanca, un territorio «con muchas dificultades y una despoblación importante», y alude concretamente al director de Iberaval en Salamanca, Santos Sánchez, en el avance de todo el procedimiento administrativo que ha permitido esa operación.
Iberaval es la sociedad de garantía líder en número de socios en España, con 32.000, y cuenta con el respaldo, entre otras instituciones, del Ministerio de Industria -a partir de la Compañía Española de Reafianzamiento-, la Junta de Castilla y León, el Gobierno de La Rioja, los ayuntamiento de Madrid, Salamanca y Soria, y, además, dispone de Instrumentos Financieros de Crecimiento e Innovación cofinanciados con Fondos FEDER y cogestionados con el Instituto para la Competitividad Empresarial (ICE) de Castilla y León.