Su hijo David nos recibe en la casa de sus padres, (un auténtico museo taurino) para realizar el reportaje para Grana y Oro al patriarca de la saga: Clemente Castro, quien pronto cumplirá 90 años.´

Fue novillero y el primer Luguillano torero. Pero antes fue estudiante en Salamanca, donde lo enviaron sus padres para hacer la carrera de Comercio. Pero ya saben aquello de Salamanca: Arte, saber y toros…y Clemente eligió lo último, volviéndose a su Mojados natal para iniciar una carrera taurina que duraría 70 años.

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Todos los palos del toreo



“Luguillano Grande”, que así llegó a anunciarse en los carteles, tocó todas las facetas taurinas: Torero, ganadero, empresario y apoderado. Con todas, nos dijo, se sintió cómodo, pero con la que más disfrutó fue con la de apoderado de su hijo David. Han sido -comentó- 70 años en el mundo del toro, he sido feliz y he criado a mi familia.



Novillero



Debutó con caballos en Vista Alegre en 1958 tras torear en toda España sin picadores y repitió dos veces consecutivas. Pero a la tercera, que ya estaba comprometido con la empresa, surgió algún imprevisto con los dominguines y se volvió a Valladolid sin torearla. Clemente fue quién descubrió a su hermano Santiago, -tres puertas grandes consecutivas en Las Ventas- con el que llegó a anunciarse en los carteles para ayudarle en festejos que montaba él mismo.



Empresario



En Olmedo arrancó como empresario en los años 60 en sociedad con otro taurino, y organizaron cientos de capeas y festejos populares. Cuando se deciden a dar novillada puso como condición que él debería ir en los carteles y matar dos novillos. Y así fue. Luego, cuando tuvo que dejar el toreo por una lesión grave en un brazo, le organizarían un homenaje en la Ciudad del Caballero con las figuras del momento. Organizó festejos en muchas localidades de Castilla y León, La Rioja, etc. En Valdemorillo, en los años 70, hizo la doble función de empresario y torero.



Ganadero



Adquirió unos terrenos cercanos a Alcazarén para alojar al ganado que compraba para dar los festejos. Posteriormente se hizo ganadero adquiriendo un hierro salmantino. En la placita de tientas de la finca se entrenaban sus hermanos y posteriormente sus hijos hasta, que decidió deshacerse del ganado y de los terrenos. “No quiero que mis nietos sufran lo que hemos sufrido los demás en esta profesión”, sentenció Clemente.



Apoderado  

Tras ponderar a Ana, su esposa, a sus hermanos y a su hijo Jorge. Del pequeño de la familia, David, habló maravillas, de quien dijo ser el mejor torero del mundo, -junto a Paula y David Silveti-. “Los tres mejores artistas que he visto en mi vida”. Y remachó: “David, si no fuera porque se cruzó el diablo vestido de hombre en las plazas de Valladolid y Madrid, ahora sería, posiblemente, tan histórico como todos juntos; no se puede torear mejor ni ser mejor persona también”.



Festivales y homenajes



Tuvo que dejar el toreo por una lesión grave en un brazo, y a raíz de eso le organizarían un homenaje en la Ciudad del Caballero con las figuras del momento. En 1985, organizaron otro homenaje en su honor en Valladolid, donde actuaron todos los “Luguillanos”; desde Clemente, con 53 años, hasta David, pasando por Santiago, Juan Carlos (†) y Jorge.

La Federación Taurina de Valladolid también rindió homenaje a la saga, así como varias entidades taurinas de otras localidades. Clemente tenía mucho predicamento en el mundo del toro.

Genio y figura el bueno de Clemente Castro “Luguillano Grande”. Gracias por las atenciones que siempre tuvisteis con un servidor en esa casa.