La Asociación Española para el Avance de la Ciencia ha publicado recientemente una noticia en español, en la que se difunde un estudio realizado por la Dra. Ana I. Moreno, Catedrática de Filología Inglesa de la Universidad de León (ULE), que ha sido recientemente publicado en la revista de impacto internacional, ‘English for Specific Purposes’. El estudio tiene implicaciones tanto los para autores españoles que redacten sus artículos de investigación empírica directamente en inglés, como para los que los den a traducir al inglés y para sus traductores.
Ana I. Moreno explica que los autores “deberían adaptar el contenido de sus apartados finales en el sentido indicado en este estudio, para dirigirse así a una audiencia internacional. De otro modo, es posible que sus manuscritos no sean lo suficientemente persuasivos”.
En opinión de la profesora de la ULE, si un manuscrito original en español no contiene el tipo de ideas esperadas por los revisores anónimos de la revista meta en inglés, no podrán ser traducidas y es probable que sean echadas en falta. Por otro lado, el conocimiento de las diferentes convenciones de redacción entre ambos contextos/lenguas por parte de los traductores podrá servirles para solicitar a los autores de artículos que aporten el tipo de ideas esperadas, de modo que sea posible traducirlas al inglés y así cumplan con las expectativas de los revisores anónimos.
EL ESPAÑOL COMO LENGUA DE COMUNICACIÓN EN LAS CIENCIAS SOCIALES
Los resultados comparados entre la redacción del apartado de la Discusión (y/o Conclusiones) de un artículo de investigación empírica en inglés y en español como los revelados en esta investigación desarrollada en la ULE pueden ser de interés para los investigadores españoles, especialmente aquellos que trabajan en las Ciencias Sociales.
En las conclusiones del trabajo de Ana I. Moreno se propone un enfoque pedagógico que “reconociendo la crítica implícita al estatus hegemónico del inglés como lengua de comunicación científica” intente ser “pragmático, basado en la evidencia y crítico”. Por un lado, el enfoque sería pragmático si intenta “mostrar a los investigadores españoles formas de cumplir con las expectativas de las revistas en inglés, reduciendo su carga adicional en el proceso de publicación, haciéndoles más competitivos”.
Por otro lado, el enfoque sería empírico si, en lugar de imponer las normas de escritura académica angloamericanas, ayuda a los investigadores españoles a comprender las razones para adaptarse a una audiencia diferente, utilizando datos de investigaciones realizadas sistemáticamente. Además, -concluye la investigadora de la ULE-, el enfoque sería crítico si, “lejos de aceptar la superioridad de las convenciones de escritura académica angloamericana sobre el español,” reconoce “críticamente el importante estatus del español como lengua de comunicación en las ciencias sociales”.