Lucía Sánchez
Isabel la Católica extendió por los reinos de Castilla y Aragón, e incluso por Italia, el uso del verdugo, una falda armada que usaba su cuñada Juana de Portugal “dicen” para ocultar sus embarazos extra matrimoniales. El uso del verdugo llegó a estar prohibido con pena de excomunión en Valladolid, ya que el confesor de la reina, Hernando de Talavera, consideraba que era un hábito de vestir deshonesto, que fomentaba la lascivia al ocultar la preñez.
El libro ‘Historia de la moda en España. De la mantilla al bikini’, de la doctora en Comunicación por la Universidad de Valladolid y profesora de Historia Económica y Comunicación en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, Ana Velasco Molpeceres (Valladolid, 1991) recoge esta y otras muchas curiosidades de la forma de vestir en España.
La publicación es la primera sobre la materia, ya que hasta la fecha sólo algunos estudios sobre la moda en una época determinada o estudios generalistas y parciales. Ese vacío historiográfico animó a la vallisoletana a bucear en archivos y estudiar durante más de siete años acerca de cómo han vestido los españoles a lo largo de los siglos, un aspecto que lejos de ser frívolo, ayuda a comprender mejor el pasado, pues la moda “no deja de ser un reflejo de la mentalidad de los ciudadanos, su pensamiento, de la economía, las clases sociales y la posición de la mujer y el hombre”.
Fue el poeta y cantante árabe Ziryab, que provenía de la Corte de Irak, quien en el siglo X desde Córdoba puso de moda en España -luego se exportaría al resto de Europa- muchos usos orientales, entre ellos, el referido al color. El árabe ya estableció que en verano se utilizaran colores vibrantes y el blanco; en invierno, el negro; y en otoño el marrón. Una costumbre que perdura hasta hoy.
“España, entonces llamada Al Andalus, adoptó muchas costumbres orientales. El albornoz es una prenda árabe que se ha difundido al mundo a través de España. Los cordobanes, eran unos cueros muy finos y se usaron en toda Europa. Como bien indica su nombre se producían en Córdoba”, recoge la autora en su libro.
Ni Isabel la Católica era una “descuidada” ni existe 'la leyenda negra de España' acuñada porque muchos de sus reyes (Felipe II, Felipe IV) utilizaran ese color en todas sus prendas. Ana Velasco asegura que el mito difundido sobre que Isabel aseguró que no se cambiaría de camisa hasta que no conquistase Granada es “absurdo”, ya que era un mujer “preocupada por el lujo y la apariencia”, a pesar de la fama de austera y ascética que le precede. Ella, como buena estratega, exhibió lo material para aumentar su poder.
El negro inquisitorial de las vestimentas de Felipe II hizo difundir la leyenda negra de España a nivel internacional, ya que se decía que el rey se vestía de negro por su severidad y por ser sombrío, cuando lo hacía porque el país tenía el monopolio para obtener el tinte de color negro de la planta ‘palo campeche’, el más caro y lujoso de la época.
La nueva publicación de Editorial Catarata realiza un análisis pormenorizado de la historia de la moda en España desde la prehistoria con la dama de Elche, a quién la autora enlaza con la princesa Leia, hasta nuestros días. Ana Velasco resume que la moda en España ha sido muy influyente y muy influenciada por lo extranjero. De España se reconoce su “lana, los mantones de Manila, que sin ser una prenda española ya es algo propio, o la mantilla”, pero también ha sido el arte del toreo y sus grandes artistas como Goya o Picasso quienes han exportado las raíces más profundas del ser del pueblo español a las vestimentas del resto del mundo.
"España ha sido un crisol de culturas que han participado en su constitución y nosotros asimilamos muchos aspectos orientales y franceses, pero, a la vez, exportamos nuestra manera de ver la vida a través de nuestras prendas más icónicas”, destaca la escritora, quien alude a que el diseñador Lorenzo Caprile exhibe este año en su colección una torera blanca para novias inspirada en las que literalmente llevan los toreros.
La autora recoge en el libro, además, como hasta la llegada de los Reyes Católicos los españoles vestían muy parecido y lo único que les diferenciaba eran los tejidos, ya que el armario estaba formado fundamentalmente por túnicas, que se diferenciaban entre sí por las riquezas u adornos que portaban.
A partir del Renacimiento, llega la moda anatómica, se eliminan las túnicas que anulaban las formas del cuerpo, y llega el famoso corsé para ensalzar el pecho femenino. Además, el hombre comenzó a utilizar una túnica más corta con calzas que también dejaba entrever su figura. Fue en el último tercio del siglo XVIII cuando se creó el traje de tres piezas para el hombre, que todavía perdura y también en ese siglo cuando Francia puso de moda los corsés y vestidos armados tipo Sissí Emperatriz, una moda “solo para unas pocas”, pues las mujeres normales vestían con falda y blusa.
Siglo XX y Amancio Ortega
No se puede estudiar la historia de la moda en España sin aludir al gallego Amancio Ortega y al grupo Inditex. El sí puso el concepto moda al alcance de todos, democratizó el acceso a la moda y a las tendencias. Es más, según la autora, se le acuña ser uno de los promotores de la globalización, ya que su irrupción en la economía española acabó con las señas nacionales y los ciudadanos del país, tras la Transición, pasaron a vestir igual que en Nueva York, Milán o India. “Borró la identidad nacional tan manida con el Régimen franquista”.
Sin embargo, antes de que llegará Amancio, España no era ajena a la moda de EEUU. Lo yanki, desde el auge del cine, ha tenido y tiene un eco desmesurado en todo el planeta. “El cine antes y la música ahora, junto con las ‘influencers’ son las influencias sociales más importantes del momento. Cuando Marlon Brandon apareció en un ‘Tranvía llamado deseo’ vestido con vaqueros o pantalones y camiseta marcó una tendencia que ha llegado hasta ahora”, rememora.
La autora aborda también en su publicación la llegada del bikini a España. Su origen (1946) se le atribuye al ingeniero Louis Reard, quién lo presentó en Paris y no encontraba modelos para que lo exhibiera. Tuvo que recurrir a chicas del mundo del ‘streptis’ para poder mostrar su creación. A España, a pesar de vivir bajo la Dictadura, llegó muy pronto, ya que el régimen de Franco, al igual que hizo con la minifalda, quiso vender el hecho de su uso como reflejo de la modernidad. “Se popularizó en los 60 con las suecas en Benidorm y el cine de ‘paleto’, sin embargo, en los 40 hay fotos de extranjeras universitarias en la playa de Santander en bikini”, apostilla la autora.
El bikini no ha cambiado en nada desde su creación y si lo ha hecho ha sido para reducir en tamaño. Cuenta la autora que existe la falsa leyenda que relata como el alcalde de Benidorm cogió la moto y se fue al Pardo para hablar con Franco, tras extenderse el bulo que se preveía multar a las personas que portaran la prenda. El regidor quería que Franco le diese permiso para que las suecas lo pudieran utilizar. “Esta anécdota, a pesar de que es falsa, refleja bien el terrible panorama que tenían los españoles durante la Dictadura y los grandes cambios del siglo XX”.
Pavos reales
La parte negativa de la moda es que contribuyó a cosificar a la mujer, a utilizarla como un objeto que bien podría mostrar la prosperidad de la familia. La utilización del cuerpo como manera de relacionarse con el mundo a través de su apariencia sigue perdurando. “En la Dictadura, este fenómeno se ve muy bien porque, a pesar de que las mujeres eran ciudadanas de tercera o cuarta, podían usar minifalda y bikini, en una sociedad que era tan machista y antifeminista como en los años 40. Lamentablemente la moda ha reducido a las mujeres, en muchos momentos, a ser simplemente utilizadas como pavos reales: bonitas y calladitas”, lamenta.
En tiempos de Isabel La Católica los tejidos se reutilizaban. Es decir, sólo se tiraba lo roto o sucio, el resto se utilizaba para hacer otras prendas. La industria de la moda es una de las más contaminantes del planeta. Actualmente, se consume en desmesura por su bajo precio y la costumbre de comprar y comprar cosas “a la última cuanto más llamativos mejor”.
Afirma la autora que dentro de 20 años, los españoles vestirán prácticamente como en el confinamiento: en chándal y como mucho en vaquero y camiseta. La moda ‘comfy’ ha llegado para quedarse. “Se tiende a lo unisex. Vestiremos igual hombres y mujeres con ropa cómoda de deporte, lo practiques o no. Vivimos en un sistema que asimila movimientos: el punk, el hippy, el positivismo y ahora nos venden la inclusión, que es otra manera de vendernos otro concepto abstracto, que luego se refleja en nuestra forma de vestirnos y relacionarnos con el mundo”, concluye.