Vallisoletano, de Laguna de Duero, de 25 años, Sergio García González es un joven pucelano que acaba de ser seleccionado como uno de los mejores graduados del país, en la categoría de Medicina, por la Sociedad Española de Excelencia Académica (SEDEA), no solo por su excelente currículum sino también por su gran corazón.

“Resulta muy reconfortante poder ayudar a los demás”, asegura Sergio. Voluntario y que eligió la carrera de Medicina con ese fin, el de salvar vidas y ayudar así a los demás.

Nos lo cuenta en la siguiente entrevista:

Pregunta. ¿Cómo se lleva eso de ser seleccionado como uno de los mejores graduados del país en Medicina por la Sociedad Española de Excelencia Académica (SEDEA)?



Respuesta. Lo cierto es que cuando recibí la noticia no acababa de creérmelo. Al final yo lo único que he hecho siempre ha sido tratar de hacer lo que tocaba, lo mejor que sabía. Mi única competición ha sido conmigo mismo.

P. Está en la segunda posición del ranking nacional. Un orgullo, supongo.



R. Más que orgullo, es gratificante que el trabajo de uno se recompense, sea de la manera que sea. En mi caso no creo que sea una cuestión de talento ni de inteligencia, sino más bien de esfuerzo, determinación y perseverancia. Y que haya organizaciones y sociedades que valoren esto, es de agradecer.

P. Este ranking, además de tener en cuenta su currículum, con ese 8,65, tiene en cuenta otras cosas y su labor como voluntario ha ayudado. ¿Qué siente llevando a cabo esa labor de voluntario?



Resulta muy reconfortante poder ayudar a los demás



R. Resulta muy reconfortante poder ayudar a los demás, en la medida que sea. Siempre será mejor hacer algo, por nimio que parezca, que quedarse de brazos cruzados. Además, acabas conociendo a otros voluntarios que también aportan mucho a tu vida. Al final todo suma y te ayuda a crecer como persona.

P. Participó en la Ruta Inti, ¿Cómo fue?



R. Es una experiencia diferente. Te permite conocer países y culturas de una forma distinta, te relacionas con otros ruteros de todo el mundo, no solo de España, y gracias a todo ello sigues abriendo miras nuevas. Creo que viajar es una de las mejores formas de librarse de algunos prejuicios.

P. Y también en Dinamarca donde participó en un proyecto de rehabilitación de un pueblo. Hábleme de ello.



R. Fue el primer voluntariado que hice. Si echo la vista atrás y lo pienso, no sé ni cómo me atreví. En aquel momento tenía 19 años y mucha motivación, y sin pensarlo mucho cogí aviones, autobuses, trenes y taxis para llegar a Kerteminde, un pequeño pueblo costero que en ese momento necesitaba ayuda para evitar el éxodo rural. Buscaban revitalizar el pueblo, y allá que fuimos voluntarios de todas partes del mundo: España, Italia, Francia, Taiwán, Japón, Alemania… Todavía conservo buenos amigos de esa experiencia. Y no vea lo que te espabila el viajar solo.

P. Y un año de Erasmus en Polonia… ¿Cómo fue la experiencia?



R. Irme de Erasmus ha sido una de las mejores cosas que he hecho hasta el momento. Personalmente, se lo recomiendo a cualquier persona que pueda hacerlo, y en particular a aquellos que estudian medicina. Es una forma de soltar amarras, de conocer de nuevo otras culturas, de independizarte, de ver otros modelos de docencia, y de sanidad en mi caso… Una experiencia vital muy completa.

P. Asegura que, a la hora de elegir una carrera, quería ayudar a los demás. ¿Por eso medicina?



R. En gran medida, sí. En realidad, entre mis opciones le seguía muy de cerca Filología Hispánica, con el objetivo de ser profesor de Lengua y Literatura. Creo que la docencia es otro gran campo que permite contribuir a mejorar la sociedad, y no me habría importado acabar de profesor. Si al final me decanté por esta carrera supongo que fue porque la vi más humana, más cercana a los problemas de la gente, no solo de salud física, sino mentales y sociales. Y conocer cómo funciona nuestro cuerpo la verdad es que es sorprendente.

P. La ha cursado en Valladolid, ¿Qué tal fue?



R. Bueno, ha tenido sus altos y sus bajos. Cuando entras en esta carrera te falta mucha información, o por lo menos en mi caso. Uno entra con una perspectiva que luego cambia casi radicalmente, y diría que no a mejor. A nivel mental muchas veces resulta extenuante, una maratón en la que te ves sin fuerzas a mitad de recorrido. Pero luego ha tenido cosas que merecen la pena, por supuesto. Para mí, sin duda alguna, lo mejor que me ha dado ha sido la gente que me rodea. Sin ellos probablemente habría quebrado hace tiempo.

P. Acaba de hacer el MIR, el pasado 27 de marzo. ¿Y ahora qué?



R. Ahora estoy en proceso de poder escoger mi plaza para formarme como especialista, si la señora ministra Carolina Darias y el señor Vicenç Martínez me lo permiten, claro está.

P. ¿Cómo ve la polémica por esa adjudicación de las plazas MIR?



Vergonzoso. Es una falta de respeto a toda la Formación Sanitaria Especializada lo que está ocurriendo



R. Vergonzoso. Es una falta de respeto a toda la Formación Sanitaria Especializada lo que está ocurriendo. La obstinación y soberbia de la Ministra de Sanidad y su equipo en este asunto no tiene límite. No se dan cuenta de que rectificar es de sabios, que están a tiempo de dar marcha atrás y permitir una elección justa y transparente, en tiempo real. Creo que el esfuerzo de tantos –IRes (MIR, EIR, PIR, FIR, BIR, QIR…) merece un mínimo de respeto, y no el despotismo con que se nos está tratando.

Y habrá quien pueda pensar que esto solo va con nosotros, los sanitarios, pero no es así. Las consecuencias de este proceso, de no rectificar el Ministerio de Sanidad, van a ser para toda la sociedad española. Se prevén más renuncias que nunca, lo cual implicará menos médicos en el sistema sanitario, un sistema que ya está muy tocado tras la pandemia. Esto es un atropello más a nuestro Sistema Nacional de Salud, una nueva muestra de que los sanitarios sólo importamos de cara a la galería.

P. Un objetivo y un deseo para un futuro no muy lejano.



R. Un objetivo, formarme lo mejor posible como especialista. Un deseo, poder seguir ayudando a todo aquel que lo necesite.