Juanma de Saá / ICAL
Cáritas Diocesana de Zamora atendió durante 2020 a un total de 13.152 personas, lo que supuso un 27 por ciento más que en 2019 y, en el caso de la acogida inicial, un 35 por ciento más, pasando de 6.120 personas en 2019 a 8.418 en el primer año de la pandemia.
En ese período, la organización católica gestionó más de 10,7 millones de euros, de los que el 27 por ciento procedieron de financiación pública. “No llega ni a un tercio la financiación pública. Nuestros recursos vienen de donantes, aportaciones de usuarios, donaciones de entidades religiosas, empresa y particulares”, recalcó el delegado-director de Cáritas Diocesana de Zamora, Antonio Jesús Martín.
“Los programas de Cáritas que abarcan también la atención a colectivos de mayores, muy golpeado durante esta crisis; los inmigrantes, un colectivo muy olvidado, sin derecho a prestaciones ni garantías legales; personas recluidas en Topas, que hablan de un doble confinamiento; el acompañamiento a menores en programas de infancia, comunidades terapéuticas, personas sin hogar”, anotó.
Martín de Lera hizo estas declaraciones, junto con el obispo de Zamora, Fernando Valera, en el Centro de Formación y Empleo de Cáritas, durante la presentación de la campaña del Día de la Caridad y de la Memoria de actuación de la organización católica durante 2020. “Un año después de la pandemia, el cuarto informe que periódicamente Cáritas realiza del Observatorio de la Realidad Social pone de manifiesto que hay una persistencia en las dificultades de acceso a un empleo y, sobre todo, el incremento de la precariedad e inestabilidad laboral”, apuntó.
“Sobre todo, afecta a los sectores de actividad que mayoritariamente ocupan las personas que consideramos más vulnerables: hostelería, turismo, trabajo doméstico y peones agrícolas. Todo esto ha supuesto que el incremento del desempleo para las familias más vulnerables acompañadas por Cáritas ha sido ocho veces superior al incremento medio y ha situado esta tasa en torno al 73 por ciento”, detalló.
Ingreso Mínimo Vital
Antonio Jesús Martín aludió también que el crecimiento del número de hogares sin ingresos y, por tanto, en una situación de pobreza e hizo hincapié en que un 48 por ciento de las familias atendidas por Cáritas “dice que no han recibido suficiente información para, por ejemplo, tramitar el Ingreso Mínimo Vital” y apostilló: “Esto implica que hay pocas solicitudes y, si a ello le sumamos las denegaciones y los casos que aun están esperando respuesta, obtenemos que solo un 16 por ciento de las familias acompañadas por Cáritas son perceptoras del IMV, a fecha de mayo de 2021”.
Además, incidió en las “múltiples violaciones” del derecho a la vivienda y en la brecha digital, que “está ahondando la exclusión”, ya que el confinamiento y la adaptación a las restricciones actuales ha acelerado la digitalización de la sociedad y ha incrementado la desigualdad. “Más del 60 por ciento de los hogares que atiende Cáritas están en una situación de apagón tecnológico al no contar con conexión, dispositivos o competencias suficientes para manejarse en internet”, dijo.
Por otra parte, la fatiga de la pandemia “está haciendo también mella en la salud”, como demuestra el hecho de que el 51 por ciento de los hogares acompañados por Cáritas manifieste que la salud psicoemocional de sus miembros “ha empeorado” con respecto a la situación previa a la crisis. “En lo que se refiere a la salud física, también un 30 por ciento de familias manifiestan un empeoramiento de la salud física. Ambas circunstancias se explican fácilmente por las circunstancias especiales que vivimos, como es la situación de estrés, ansiedad por la pérdida de salud, de empleo, de ingresos pero también la gran cantidad de tratamientos de salud que, en muchos casos, han sido cancelados o retrasados”.
Igualmente, se detecta un aumento de la soledad, especialmente en personas mayores. “Las dificultades que ha originado y que sigue originando la pandemia han hecho que muchas personas y, sobre todo, en el mundo rural, la soledad se acentúe, incluso en ámbitos urbanos. Es muy triste, cada vez son más las noticias de gente que muere en un piso y pasan meses hasta que alguien se entera de que ha fallecido. La soledad es una de las, también, consecuencias que han ido exponencialmente en aumento en este tiempo”, criticó.
Ante este contexto, el delegado de Cáritas Diocesana de Zamora destacó la campaña bajo el lema ‘Seamos más pueblo, creamos más red, con las manos tendidas hacia quien lo necesita’. “Destacamos que a lo largo de todo este tiempo ha habido un ritmo de trabajo elevado para dar respuesta al agravamiento de las situaciones, muchas veces creadas a causa de la COVID-19, y para responder a todas las familias que caen en la crisis por los efectos de esta nueva situación”, concluyó.