Desde Historias Savia reflejan distintas caras de la sostenibilidad, ejemplos de personas que están realizando proyectos de muy variada temática en Salamanca y que contribuyen a un futuro más verde, al único futuro posible.
Esta Historia Savia llega desde Irnasa, el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (CSIC), donde nuestra protagonista, la investigadora Ainhoa Martínez Medina, lleva 2 años trabajando en el uso de microorganismos beneficiosos para las plantas como modo de controlar las plagas, evitando el uso de productos tóxicos, fomentando el equilibrio de los ecosistemas y la salud de los suelos.
Ainhoa, que nació y estudió en Murcia, tuvo la oportunidad de iniciar su carrera internacional como investigadora científica a través de una beca Marie Curie que la llevó a Utrech (Holanda) y posteriormente a una trayectoria de 5 años en el Instituto de Investigación de la Biodiversidad en Leipzig (Alemania), donde su actividad estaba ya muy centrada en la investigación de microorganismos beneficiosos del suelo y sus usos para el control biológico de plagas y enfermedades de plantas.
“Estando en Alemania, comencé a pensar en regresar a España, pero no quería hacerlo sin un proyecto interesante y fue entonces cuando me llegó la información sobre el programa de atracción de talento científico del Ayuntamiento de Salamanca que es pionero a nivel nacional. La iniciativa resultaba muy prometedora, todo un “caramelo”, ya que te ofrecía la posibilidad de llevar a cabo realmente tu proyecto, con independencia y con posibilidad de hacer contrataciones, además de estar respaldado por un comité de científicos muy reconocidos a nivel mundial” nos cuenta.
Ainhoa decidió entonces presentar un proyecto que “me entusiasmaba” y, desde 2019 se encuentra desarrollándolo en uno de los centros de investigación de Salamanca.
El trabajo científico supone mucha actividad y, en origen, el proyecto contemplaba varios ensayos en invernaderos de Europa que sirvieran para “entender el funcionamiento del “microbioma de las plantas”, es decir, las bacterias y hongos que las plantas tienen en sus raíces y que les permiten obtener nutrientes, además de estimular su sistema inmune, protegiéndolas así frente a los microorganismos patógenos e insectos plaga”. A través de estos ensayos, el equipo investigador buscaba poder dessarrollar modelos para hacer predicciones basándose en la diversidad de microorganismos y plantas de diversos hábitats y condiciones ambientales, que permitieran dar con microorganismos que puedan inocularse en las plantas, de modo que les permitan defenderse de las plagas sin necesidad de usar pesticidas.
La pandemia de la Covid-19 frustró estos planes pero trajo nuevas oportunidades: centrar los ensayos en la Dehesa de Salamanca, donde se dá una gran diversidad de microorganismos muy interesantes y con un gran potencial, que han dado un nuevo rumbo al proyecto inicial.
“Con este proyecto buscamos estimular al mismo sistema inmune de las plantas, mediante la aplicación de los microorganismos naturales del suelo, que son en su mayoría beneficiosos, de manera que, las propias plantas aprendan a defenderse de las agresiones de patógenos. Enseñarles a defenderse es como una vacuna para ellas, lo que elimina la necesidad de usar productos fitosanitarios, contribuyendo a proteger el suelo y el medio ambiente y a obtener productos más saludables y seguros para el consumo humano”