La Audiencia Provincial de Palencia ha condenado a un hombre a más de cinco años y medio de cárcel por abusos sexuales y malos tratos sobre su esposa.

En concreto, por el delito continuado de abusos sexuales, con las agravantes de parentesco y de género y la atenuante muy cualificada de drogadicción, ha sido condenado a cuatro años, diez meses y quince días de prisión.

Además, por malos tratos habituales, con la atenuante muy cualificada de drogadicción, la condena incluye diez meses y quince días de prisión y, en ambos delitos, su inhabilitación especial para el ejercicio del derecho de sufragio pasivo por el mismo tiempo de condena y la prohibición de aproximarse a menos de 200 metros al domicilio de la víctima, lugar de trabajo y cualquier otro en que se encuentre y a comunicarse con ella, por cualquier medio, durante cuatro años.

Por contra, el acusado, al que han impuesto el pago de las costas procesales, incluidas las causadas por la acusación particular, ha sido absuelto de los delitos de agresión sexual y amenazas leves.

El condenado, de 49 años "muy celoso, posesivo y machista", residía con su mujer y sus tres hijos en un municipio palentino hasta que en 2005 sus suegros se fueron a vivir con ellos puesto que el padre de su mujer padecía esclerosis múltiple y había que atenderlos, lo que terminó de deteriorar la relación matrimonial.

PROPENSO A LOS ATAQUES DE IRA

Fumaba cannabis desde los catorce años, abusaba del alcohol y consumía cocaína con frecuencia, lo cual fue afectando a su personalidad y carácter convirtiéndose en un marido "autoritario, propenso a los ataques de ira", sobre todo si sus deseos sexuales no eran correspondidos, "y controlador de la vida, costumbres y amistades de su esposa a quién ninguneaba frente a sus padres, hijos y amistades", limitándole los recursos económicos para hacerla totalmente dependiente de él y anularla como persona.

Las malas relaciones se agravaron en agosto de 2018 cuando su mujer comenzó a trabajar en un bar del municipio donde residían.

Así, a primeras horas de la madrugada del 5 de agosto de 2018, tras llegar a su domicilio donde esperaba su marido "encolerizado y fuera de sí", comenzó con reproches e insultos y temiendo por su integridad física, pidió a uno de sus hijos que fuera a pedir ayuda a su hermano, quien pasaba las vacaciones en la localidad, quien se personó de inmediato en la vivienda y se encontró al procesado presionando a su hermana contra la pared al tiempo que le gritaba "te vas a cagar, te vas a enterar".

Hasta la casa llegó una patrulla de la Guardia Civil cuyos agentes pusieron orden, logrando revertir la situación tras entrevistar a los presentes.

La sentencia refleja que los comentarios despectivos y humillantes, los insultos reiterados y los menosprecios "evidencian un clima sistemático de maltrato psicológico, de violencia verbal y de humillación permanente" en el que se veía claramente sometida la mujer que atentaba a su dignidad y a su derecho a no ser sometida a tratos degradantes en el ámbito familiar, lo que constituye e integra el delito de maltrato habitual.

Asimismo, da por probado el delito de abusos sexuales puesto que el marido "autoritario y propenso a los ataques de ira" ejercía sobre su mujer una influencia negativa hasta convertirla en una "esposa temerosa, insegura y sumisa", dependiente emocional y económicamente de su marido y que, siendo consciente de ello, se aprovechaba logrando que se sometiera a prácticas sexuales sin consentirlas, asumiéndolas por el temor que le producían los ataques de ira de su marido.

La sentencia no es firme y cabe interponer contra ella recurso de apelación para la Sala de lo Civil y Penal del TSJ de Castilla y León.