La consejera de Sanidad, Verónica Casado Vicente, ha visitado las instalaciones del nuevo PET-TAC puesto en marcha en abril en el Hospital Universitario de Burgos (HUBU), una herramienta de última generación que ha mejorado de manera notable el diagnóstico por imagen de enfermedades graves y muy prevalentes.

El nombre del nuevo aparato hace referencia a las siglas en inglés de tomografía por emisión de positrones (PET) y a las de tomografía axial computerizada (TAC). La primera es un  tipo de estudio por imágenes en el que se utiliza una sustancia radiactiva en pequeñas cantidades llamada marcador (un radiofármaco administrado a través de una inyección intravenosa) que permite evaluar las funciones de órganos y tejidos y se encarga de “iluminar” las partes del cuerpo que presentan ciertas patologías. El TAC, que en el caso del HUBU es de 128 cortes, es decir, de una gran precisión y calidad diagnóstica, consiste en una prueba radiológica que se suma a la anterior y se centra en la morfología anatómica, lo que permite valorar dónde se encuentra una lesión y conocer su tamaño.

Una tomografía por emisión de positrones es por tanto una manera efectiva de evaluar la actividad química de determinadas partes del cuerpo, y resulta de altísima utilidad no solo para el diagnóstico precoz y el seguimiento de cánceres de distintas características, sino que tiene otros usos como la localización de infecciones y tumores de origen desconocido y la detección temprana de enfermedades muy prevalentes en la actualidad.

Así, la combinación de PET y TAC se transforma en la mejor herramienta para el diagnóstico y seguimiento de tumores, por lo que el 90 % de su actividad es para Oncología, pero también tiene aplicaciones para otras áreas, sobre todo Cardiología - en patología isquémica cardiaca, área en la que se  puede empezar a hablar de tejido “viable”-  y Neurología - en determinadas enfermedades como alzheimer y parkinson-.

En el uso y aprovechamiento de estos dos sistemas están implicados básicamente  los servicios de Radiofísica y de Medicina Nuclear del hospital burgalés, a los que se suman también otras especialidades como Radiodiagnóstico, Oncología Radioterápica y Oncología Médica.

Teniendo en cuenta que en este momento ya son dos los equipos disponibles en la Comunidad (Burgos se ha sumado a Salamanca), la previsión es que en el HUBU se atiendan unos 3.000 pacientes al año procedentes de Palencia, Soria, Valladolid y Burgos.

VENTAJAS PARA LOS PACIENTES

Estos equipos son cada vez más sensibles y posibilitan la detección de lesiones más pequeñas, lo que faculta a los especialistas a anticiparse en la terapia y mejorar el pronóstico.

Así, tradicionalmente se sabe que el paciente puede ser portador de un tumor por la expresión analítica de determinados marcadores, por la aparición sorpresiva de metástasis o por la presentación de síndromes paraneoplásicos. Sin embargo, en muchas ocasiones no se encuentra el tumor primario sólo con un TAC o una resonancia magnética, de manera que en el momento en que estos tumores manifiesten aumento del consumo de glucosa serán localizados por el PET/TAC (se iluminarán) y tratados convenientemente.

Los expertos consideran que el hecho contrario también es favorable, ya que el ahorro y las ventajas para el paciente que supone un PET negativo están ampliamente demostrados, reduciendo quimioterapias innecesarias o cirugías superfluas.

HUMANIZACIÓN DEL ESPACIO

El PET-TAC se ha ubicado en el HUBU en un espacio 360 metros cuadrados. El modelo elegido es el Biograph Vision 600 Edge de la casa Siemmens, de los más modernos de España en estos momentos. Se ha buscado, además de calidad diagnóstica, humanizar el espacio al máximo, por lo que el PET-TAC de Burgos dispone de luz natural y vistas a un jardín vertical para hacer la estancia menos estresante a los pacientes.

Además de la sala en la que está el aparato, cuenta con los siguientes espacios: sala de espera de acompañantes y pacientes no inyectados; control; cinco boxes de preparación del paciente; dos aseos para pacientes inyectados; radiofarmacia; una consulta y tres despachos médicos; una sala técnica para equipos auxiliares y un almacén.

El coste del PET-TAC, sumado la obra, el mobiliario y el equipo, asciende a 4 millones de euros y ha sido asumido por Eficanza, la empresa concesionaria encargada de estos suministros en el HUBU. El personal encargado de su funcionamiento diario está formado por: cuatro especialistas en Medicina Nuclear -apoyados por un radiólogo-, un radiofarmacéutico, dos profesionales de Enfermería, dos técnicos y un auxiliar administrativo.