El escultor salmantino Severiano Grande ha fallecido este sábado a los 83 años de edad, era uno de los más importantes escultores de talla directa de esta época. Nacido el 22 de septiembre de 1937 en un pequeño pueblo del sur de la provincia de Salamanca, Escurial de la Sierra. Su familia es humilde pero con espíritu viajero y gran curiosidad por conocer cosas nuevas.
En septiembre de 1953 y coincidiendo con las ferias y fiestas locales, le dice a su familia que ha decidido marcharse a Barcelona. Tiene solamente 16 años. Muy pronto consigue trabajar en dos talleres cercanos a la Sagrada Familia, uno de ellos dirigido por Carlos Capdevilla, en el que realiza trabajos para cementerios; el otro, dirigido por Carlos Salazar se adecua más a sus objetivos ya que le permite reproducir en piedra esculturas de otros artistas.
En 1974 realiza el monumento a la Piedra de Villamayor, que se coloca en el parque de la Aldehuela, en las proximidades de Salamanca.
De manera que a su vuelta a Salamanca, tres años después, expone en la Caja de Ahorros –Palacio Garci Grande una serie de esculturas en barro y alguna en piedra y mármol. Se trata de su primera exposición individual íntegramente de escultura y tiene lugar en 1976. En ese mismo año expone en Zamora y en Madrid, en el Palacio de Cristal y dos de sus esculturas son seleccionadas para formar parte de la colección del Museo de Arte Contemporáneo de Madrid.
En 1993 participa en las Edades del Hombre, muestra que puede verse en las dos catedrales salmantinas. En ese mismo año realiza un busto en bronce del poeta Félix Grande, su hermano, que se coloca en el pueblo natal de ambos, Escurial de la Sierra. Sin olvidar su gran afición por la fiesta taurina, expone una de sus esculturas de manera permanente en el Museo Taurino de Salamanca, que es inaugurado en 1993.
En el año 2008 realiza posiblemente, su exposición más lograda. Tiene lugar en dos salas salmantinas, La Salina y Garci Grande. Las obras que en ellas se muestran son todas en talla directa y sobre materiales duros, como es habitual en el artista, pero consiguiendo un nivel de perfección que nunca antes había logrado. Las críticas son favorables por parte de todos los entendidos en la materia y la afluencia de público es excepcional.
Durante el año siguiente el Ayuntamiento de Mozárbez, pueblo en el que el artista ha trabajado gran parte de su vida, le plantea la posibilidad de realizar un museo que albergue toda su obra escultórica y tal vez también su obra pictórica. Este museo se levantará en un terreno donado por el propio artista y tendrá como finalidad dar a conocer un patrimonio artístico único en la ciudad de Salamanca.