La hostelería zamorana está de luto con el fallecimiento a los 83 años de edad de Marcelino Centeno Álvarez, el rey de las perdices y los tiberios, las populares tapas de sardina con puré de patata y tomate rebozadas y los mejillones en salsa roja picante que han escrito por sí mismas una página en la historia de la gastronomía zamorana.
Toda una vida dedicada a la hostelería detrás de la barra en su mítico bar Bambú, en la calle Flores de San Torcuato, en la céntrica zona de los vinos que conforman tradicionales establecimientos como el Sevilla, El Abuelo, Los Lobos (los pinchos), el Caballero, el Trefacio y el Tupinamba, entre otros.
El fallecido era además padre de Juanjo, quien tuvo El Abuelo y que en la actualidad regenta el Santa Eulalia.
Marcelino fallecía este 21 de julio, un día después de que se conmemorase el 52 aniversario de la llegada del hombre a la Luna, un hecho histórico que se rememoraba en las paredes de su bar con unos versos dedicados a sus populares mejillones:
«Dos astronautas subieron
y en la luna se posaron
mas… ¿sabéis lo que dijeron
los que en Zamora lo vieron
mientras la tele enchufaron?
Pues que aparte del misterio
y la emoción del camino
es mejor (y esto es en serio)
comer tranquilo un tiberio
en el bar de Marcelino»
La capilla ardiente está instalada en el tanatorio Duero, en el polígono de La Hiniesta, y la misa de funeral tendrá lugar este jueves 22 de julio a las 11.30 horas en la iglesia parroquial de San Torcuato, ubicada a escasos metros del emblemático bar donde Marcelino hizo las delicias de generaciones enteras de zamoranos.
La sociedad zamorana se suma al dolor de su mujer y acompaña en estos momentos a su esposa, Lourdes Sáez, a sus hijos Bernardo, Juanjo e Iván, hijas políticas y nietos, así como a todos sus seres queridos.
Zamora pierde a un icono de su hostelería más entrañable y típica, un rey sin corona que elevó las perdices, los tiberios y las patatas bravas en su Bambú a la categoría de patrimonio zamorano.
Descansa en paz, Marcelino.