El próximo martes 27 de julio está prevista la aprobación inicial, en Pleno del Ayuntamiento, del Plan de Calidad del Aire de Valladolid. Un requisito exigido por la Ley 34/2007, de 15 de noviembre, de calidad del aire y protección de la atmósfera, que establece que los municipios con población superior a 100.000 habitantes adopten planes y programas para el cumplimiento y mejora de los objetivos de calidad del aire.
Dichos planes serán determinantes para los diferentes instrumentos de planeamiento urbanístico y de ordenación del territorio (artículo 16.6) e incorporarán las evidencias epidemiológicas y la perspectiva de protección de salud pública en las decisiones que afectan a la calidad del aire (artículo 16.7).
Ecologistas en Acción de Valladolid ha emitido un comunicado en el que expone que "en los últimos años se han superado en Valladolid, en múltiples ocasiones, los niveles máximos para el ozono troposférico, un contaminante invisible que acarrea graves daños para la salud. Los gases que salen de los tubos de escape de los vehículos a motor, especialmente el NO2, en condiciones de fuerte insolación, reaccionan entre sí dando niveles de ozono malsanos. Con veranos cada vez más largos y calurosos, debido al cambio climático, la contaminación asociada al tráfico se agudiza".
Informes del Instituto de Salud Global y del Instituto de Salud Carlos III estiman en más de 200 muertes prematuras en Valladolid asociadas a la polución. Como en muchas otras ciudades, la mala calidad del aire es un problema estructural en Valladolid y requiere por tanto medidas permanentes sobre la principal fuente de contaminación, el tráfico motorizado.
Según Ecologistas en Acción, el borrador de Plan presentado en la Agenda Local 21, que irá al Pleno municipal el próximo martes, resulta insuficiente para abordar este grave problema. La zona de bajas emisiones que se propone es poco más que el centro histórico de la ciudad, un kilómetro cuadrado.
La experiencia acumulada en los cuatro años de vigencia del Plan de Acción en Situaciones de Alerta por Contaminación del aire Urbano de Valladolid (el protocolo de emergencia activado esta semana) nos demuestra que es posible acometer restricciones al tráfico mucho más ambiciosas. La zona de bajas emisiones debería contemplar al menos desde la Avenida Salamanca hasta la vía, para ser una herramienta que realmente mejore la calidad del aire en la ciudad, y ayude a mitigar el cambio climático.
Además, deberían planearse zonas de bajas emisiones en los barrios, no solo en el centro de la ciudad. Todo ello acompañado de una apuesta por la movilidad activa y el transporte público. Tal y como señalan desde su comunicado, "sorprende por su escasa ambición, el dilatado calendario que se propone para llevar a la práctica la zona de bajas emisiones".
Durante prácticamente dos años, hasta el segundo semestre de 2023, podrán seguir circulando por toda la ciudad vehículos de cualquier tipo, ya que no se impondrán sanciones, solo se harán recomendaciones. Después de cuatro años de aplicación del protocolo de emergencias ante episodios de contaminación, la ciudadanía ya está educada y concienciada para asumir de forma mucho más rápida las necesarias restricciones al tráfico. La contaminación del aire y la emergencia climática son problemas de primer orden, que deben ser enfrentados con planes y acciones políticas comprometidas con la salud de la población, finalizan desde Ecologistas en Acción.