Más allá de la Catedral, el románico o el mismísimo río Duero, hay lugares en Zamora que van inevitablemente unidos al ADN de la ciudad. Establecimientos que vienen a la mente de los zamoranos si les hablas de tiendas de toda la vida. Y sin lugar a dudas, Boizas es una de las principales. La tienda textil por excelencia de la capital zamorana ha superado ya los 50 años de vida y en la actualidad mantiene tres establecimientos: en la calle San Andrés, avenida Víctor Gallego y avenida Cardenal Cisneros. Una andanza que comenzaba con Ildefonso Boizas y que en la actualidad regenta la segunda generación, con pocas vistas a que una tercera pueda seguir los pasos de su abuelo.

El Español-Noticiascyl ha charlado con Luis Boizas para conocer en detalle los primeros pasos de la tienda que ha vestido los dormitorios de más de la mitad de la provincia, y sobre el incierto futuro que depara al comercio zamorano en una época donde las ventas por Internet están más que normalizadas. Porque más allá del coronavirus y de los tres meses de cierre que supuso el confinamiento domiciliario, el comercio de cercanía ya venía arrastrando una tremenda crisis, que en Zamora ha terminado por arrasar con multitud de comercios históricos.

La historia de Boizas va totalmente unida a la vida de Ildefonso, el patriarca del negocio y que ahora presume de 88 primaveras. Un hombre que comenzaba a trabajar a la tierna edad de 14 años como aprendiz y pronto se dedicó a la venta de productos en los desaparecidos almacenes García Casado. Muy joven, Ildefonso comenzó a viajar hasta Barcelona y Valencia "cuando desplazarse no era tan sencillo como ahora" para negociar el género que luego vendría hasta Zamora. Luis Boizas recuerda que por aquella época, su padre negociaba los productos que quería y "en un mes o más llegaban por tren". Algo que suena impensable hoy en día cuando las tiendas hacen un pedido una mañana y casi en menos de 24 horas lo tienen en su establecimiento. 

Un negociado para el que se creaba un vínculo de confianza que ha perdurado a lo largo de los años. Y es que Boizas sigue trabajando con los mismos proveedores históricos de toda la vida, donde existe una confianza mutua. En los años de posguerra y del franquismo, encontrar género y que te lo vendieran era una tarea muy compleja. "Necesitabas ir con recomendación y los materiales escaseaban", indica Luis Boizas. La inflación era un problema añadido, que hacía que las mismas telas valieran casi el triple de un mes a otro. Pero su padre tenía muy buen nombre en el sector. Un nombre que ha perdurado con los años y que los zamoranos siguen valorando como sinónimo de calidad, como lo hacían hace cincuenta años. 

Fue esa confianza que los zamoranos depositaron en Ildefonso Boizas que llevó al patriarca a comprar el edificio de siete plantas de Almacén Lozano en la calle San Andrés y convertirlo en su primera tienda de venta de productos ya confeccionados. Con 180 metros de tienda y un inmenso almacen arrancaba Boizas en Zamora allá por los años setenta. Tras este primer establecimiento vendría la de Víctor Gallego en los 90 y la de Cardenal Cisneros en 2002. Y con un nombre más que labrado en la provincia zamorana, la familia Boizas se aventuraba a expandirse por otros territorios de Castilla y León, sin saber que la peor crisis económica caería sobre España justo al mismo tiempo. La empresa textil abría un establecimiento en 2006 en Valladolid y otra más en 2009 en León. Un proyecto prometedor que quedó arrasado por la crisis 'del ladrillo' y que no permitió a Boizas hacerse un hueco en el comercio vecino. 

Malos augurios en un plazo de 30 años





La crisis de 2007 "hizo muchísimo daño" tanto a Boizas como a sus proveedores. Luis recuerda que empresas como Rei Martí pasaron de tener 700 trabajadores a 70 y lamenta el cierre de comercios zamoranos de su competencia hace solo unas semanas. "Que tus competidores cierren es una malísima noticia porque significa que nosotros también estamos en peligro", detalla. Y uno de esos peligros se llama Internet.

El estallido de las ventas online "está destrozando" el comercio de proximidad como el de la propia Zamora. La sucesión de tiendas que van cerrando en las principales calles comerciales de la capital, Toro o Benavente ejemplifica esto que la familia Boizas lleva viendo venir desde hace años. "La tarta es cada vez más pequeña y se la están quedando las ventas por Internet", indica Luis Boizas. Por ello, el gerente de la textil zamorana ve "un futuro muy difícil" para su propio negocio. Luis asegura que al comercio le espera una situación "muy complicada" de aquí a 30 años. Algo que puede poner en peligro la continuidad de Boizas en Zamora y que se suma a una tercera generación de la familia que ha decidido dedicarse a otros sectores laborales. Una situación poco alentadora y que llenaría de tristeza a los zamoranos si Boizas echara el cierre en la ciudad.