Las continuas restricciones que ha sufrido el sector de la hostelería, duramente azotado a lo largo de un año y medio de pandemia, han hecho mella en los ánimos de los hosteleros vallisoletanos, puesto que la mayoría no comprende el nuevo formato de Feria de Día que tendrá lugar del 3 al 12 de septiembre con motivo de la celebración de las Fiestas de la Virgen de San Lorenzo.
De hecho, la cifra de establecimientos inscritos para este año ha sido baja y entre las opciones que se barajaban estaba la de instalar una única zona de casetas con accesos controlados, pero finalmente la reunión entre la Asociación de Hostelería y el Ayuntamiento de Valladolid ha dado la opción de celebrar una Feria que se trasladará a cada uno de los establecimientos de la capital, solución que no ha convencido a la mayoría de hosteleros de la ciudad.
Sin concurridas casetas, animado ambiente de calle y el bullicio propio de la feria vallisoletana, la mayoría tiene en mente el mismo denominador común, “dejar pasar este año, vivir las fiestas de forma responsable y volver el que viene a disfrutar de la Feria de Día tal y como la conocemos”.
Los hosteleros no le ven la gracia a ofrecer la tradicional ‘tapa+bebida’ en el interior de sus locales o en su propia terraza, “es un concepto pensado para otro tipo de eventos, porque se perdería la esencia de la propia Feria. Hacerlo en los propios bares no tiene sentido, a parte que no sería rentable y tampoco queremos que, si se produce un mínimo repunte, nos echen las culpas y se cierre el interior”, explican desde Casa Tino, establecimiento que se desmarca -al igual que el Bar Gabino o La Jamonería Sarmiento- del nuevo concepto de la Feria de Día.
Ofrecerán sus raciones, tapas y productos con aire festivo, al igual que lo harán los diez locales que pertenecen a la zona de San Benito, porque quieren animar a los vallisoletanos, “pero de una forma segura y responsable, ya habrá tiempo de celebrar”.
En el pensamiento la mayoría de los hosteleros es evidente la incertidumbre a la hora de poder organizar o planificar algo hasta septiembre, pues todos están pendientes de repuntes, brotes y contagios; por ello, las dudas a la hora de hablar de Feria de Día en estas fiestas recorren la mayoría de los establecimientos del centro.
“Es un trampantojo disfrazar una terraza de caseta, si no se puede celebrar este año no pasa nada”, comenta Alberto Lázaro, del bar El Farolito, quien añade que “no hace falta que se nos orqueste para decirnos cómo dar ambiente, porque está claro que cada uno va a usar sus espacios para tratar de alegrar a la ciudad siendo consientes de lo que hay, pero es verdad que no acabamos de ver este concepto de Feria de Día en cada establecimiento, aunque respetamos las opiniones del Ayuntamiento y del resto de compañeros del gremio”, apostilla Lázaro, miembro del grupo empresarial Día y Noche, que en condiciones normales saca cuatro casetas durante las fiestas de Valladolid.
Incertidumbre
Muchos hosteleros de la ciudad no saben cómo afrontarán estas fiestas y tienen claro que, aunque se les permitiera sacar su caseta a la calle no lo harían. "Por coherencia y responsabilidad social es muy pronto para planificar nada, nos movemos con constantes cambios de normativa y lo mejor sería dejar pasar todo un poco, porque no podemos permitirnos como sociedad volver atrás", explica Eva María Galiano, dueña del Bar La Teja. No le parece mala idea este nuevo concepto, pero duda en si participará finalmente en la propuesta para estas fiestas. "Seguramente hagamos algo especial para los clientes, pero no tenemos claro el qué, esta decisión nos ha pillado de sorpresa", puntualiza Galiano.
Con esa incertidumbre trabajan en el Vino Tinto, "estamos deseando trabajar, pero somos los primeros que no queremos que haya contagios y por ello no vamos a hacer nada en ese sentido. Al final cada establecimiento sabe lo que tiene que hacer y cuanto menos intervengan los políticos mejor, porque sabemos mejor que nadie qué hacer para afrontar la situación. Una Feria de Día así no se entiende y nos sentimos indefensos cuando se nos echa la culpa de todo".
Para su sector, será ya en 2022 cuando llegue el momento de disfrutar de las abarrotadas casetas, de las bulliciosas calles, de las colas para pedir unas tapas y de las barras llenas de gente por los cuatro costados, por ello, el año que viene con los ánimos renovados y la esperanza del fin de una larga pandemia, los espacios de cada una de las casetas se mantendrán igual que las del año 2019 para retomar su servicio donde lo dejaron y volver a ofrecer a los vallisoletanos la mejor de sus versiones.