Sirenas, aplausos y lágrimas en la Plaza Mayor de Valladolid han sobrecogido el mediodía del viernes, en honor a 'El Héroe', tal y como era conocido Luis Eduardo Izquierdo, policía municipal que falleció la pasada noche tras, en cumplimiento de su deber, un accidente cuando conducía hacia el lugar en el que se habían producido disparos con arma de fuego, el pasado lunes en el barrio de Pajarillos.
El sol y la ligera corriente de aire han sido testigos de excepción de la unión de toda una ciudad, juntos con sus cuerpos de seguridad, entre los que se encontraban sus propios compañeros, así como miembros de la Guardia Civil y de los Bomberos. Antes de que comenzara el tributo, la gente ya rodeaba a la formación de motos del cuerpo policial local, formadas en columnas, con el consistorio frente a ellas y el Conde Ansúrez como custodio del solemne encuentro.
Alrededor de las motos, un semicírculo de coches azules y blancos reflejaban la luz del astro rey mientras, al comienzo de los sesenta segundos de silencio, un estruendoso rugir de las sirenas de emergencia dio comienzo, acompañadas por el sincero aplauso de los presentes, tanto compañeros, familiares, amigos y políticos, como anónimos que se acercaban a la cuadrada plaza para mostrar su afecto al hombre que, hace tan sólo una semana, salvó la vida de un ciudadano mediante un masaje cardíaco.
'El héroe' será trasladado a Cuéllar, su ciudad natal, donde será enterrado pero, aquí, en Valladolid no sólo deja un mar de lágrimas sino, también, el recuerdo de un hombre dedicado a la garantía de la seguridad en su ciudad de adopción.