Una esterilla, manta por si hace frío y un buen picnic para irse a una zona alejada de la civilización. Ese es el equipo ideal que mañana por la noche deberá de llevar cualquier persona que desee disfrutar del momento álgido del paso de las Perseidas sobre la Tierra, una lluvia de meteoritos que se repite cada año por estas fechas y que popularmente se conoce como las ‘Lágrimas de San Lorenzo’.
Un fenómeno atmosférico que, aunque se espera siempre en esta fecha, ya lleva unas semanas adornando el cielo. Empezó “el pasado 17 de julio y finaliza el 24 de agosto”, explicó el astrónomo Alberto Baños, quien indicó que “el mayor número de meteoros por hora que se podrán ver serán los días 11 y 12 de agosto”. Además, por partida doble puesto que la lluvia de perseidas coincidirá también con la de Delta Acuáridas “aunque éstas últimas estén en su fase final”. Dos tipos de estrellas fugaces que pueden distinguirse, aunque no sea sencillo.
“Hay una zona en el cielo que si tuviéramos suficiente paciencia durante una noche y cogiéramos una carta astral de lo que vamos a ver ese día, si fuéramos apuntando las zonas dónde vemos esas estrellas fugaces, al día siguiente, prolongando unas líneas rectas, nos determinarían un área concreta del cielo”, aclaro Baños.
De esa manera se determinaría lo que se denomina radiante por parte de los astrónomos. “Las que hayan caído en la constelación de Perseo son las que conocemos como Perseidas y las que coinciden en la constelación de Acuario son las Acuáridas”.
El astrólogo, uno de los miembros del equipo que trabaja en el Centro Astronómico de Tiedra, explicó también que para disfrutar mejor del fenómeno hay que huir de la luz y “alejarse de las zonas con mayor contaminación lumínica porque impide ver las estrellas fugaces menos brillantes”.
Así, en Valladolid, el cerro de las Contiendas es el “mejor lugar para disfrutarlo”. El Pinar de Antequera, el Pinar de Simancas o las zonas aledañas al centro comercial Vallsur son otras opciones idóneas para sentarse a contar el paso de las estrellas fugaces.
Eso sí, quien tenga opción y no padezca de sueño, “el mejor momento para verlas es dos horas antes del amanecer porque la constelación de Perseo se va a mover durante la noche y sobre esa hora está en el punto más alto del cielo, lo que conocemos como cénit, y ahí va a ser mucho más fácil verlo”. Lo que sí es muy importante es no mirar con prismáticos. “No se ve absolutamente nada porque nos reducen el campo de visión”.
Estos meteoros, que son pequeñas partículas que deja a su paso el cometa Swift-Tuttle, entran a una velocidad aproximada de 200.000 kilómetros por hora en el campo gravitacional de la tierra y se ven, con más o menos intensidad, en función de su tamaño. “Hay algunas que son como un grano de arroz y otras como una pelota de tenis”, aclaró el astrónomo quien cifró su paso en “alrededor de 140 estrellas por hora”.
Las primeras dejan unas estelas muy finitas en el cielo y las otras, que se denominan bólidos, dejan un rastro mayor. Incluso, si encontramos una zona en la que reine el silencio “a veces explotan y podemos escuchar una especie de silbido”.
Tradiciones culturales
Y pedir un deseo cada vez que pase alguna. Una tradición que se mantiene desde hace siglos, aunque hay discordancia respecto a las razones por las que se hace. Para unos, la visión de objetos astronómicos que interaccionan con el viento solar a su entrada al sistema solar dejando un rastro brillante, era una señal de malos augurios. Otros, sin embargo, lo veían como una buena noticia. Por eso comenzaron, en época del Imperio Romano, a solicitarse deseos a su paso.
De todos modos, quien no pueda contemplar las ‘Lágrimas de San Lorenzo’ tiene oportunidades suficientes durante todo el año. “Luvias de estrellas hay siempre, ahora estamos con Perseidas y Acuáridas, que son las más famosas porque se dan en verano y hay más luz, pero en invierno tenemos las Leónidas y las Gemínidas, que también son muy importantes.
Incluso aconsejó ver más las acuáridas porque al ser meteoros más grandes “son mucho más espectaculares y luminosas”. Por eso resumió que “las Perseidas son más cantidad, pero menos calidad y las Acuáridas, menos cantidad, pero más calidad”: