Nadie puede garantizarle que no entren en su vivienda habitual mientras está fuera, de vacaciones. Y aunque contratar un servicio de alarmas puede prevenir la mayor parte de los allanamientos, su precio ronda los 50 euros al mes y suele estar ligado a una permanencia de hasta dos años. Por eso, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) apunta cinco medidas que no implican la contratación de este tipo de servicios.



Dos medidas gratuitas que reducen a la mitad el riesgo de robo

  • Cerrar bien puertas y ventanas, incluso aunque estén en altura: los ladrones pueden trepar por las tuberías exteriores.
  • No dejar señales de que la casa está vacía. No baje todas las persianas y conectarse una lámpara con temporizador por la noche, programe la radio y pida a algún vecino que recoja el correo del buzón.



Y otras tres que mejoran hasta siete veces la protección del hogar



  • Poner rejas en las ventanas o, mejor aún, ventanas oscilobatientes con cristal doble laminado, difíciles de romper.
  • Instalar una puerta acorazada o bien una blindada con planchas y pletinas de refuerzo de acero, más barata.
  • Es importante que el cilindro de la cerradura lleve un escudo de seguridad resistente al taladro; y que la llave sea con diseño de muescas antibumping.

En cualquier caso, OCU recuerda que los asaltos a las viviendas son menos frecuentes de lo que pueda parecer. Según los datos del Ministerio de Interior, el número de robos con fuerza descendió durante la pandemia.