El conocimiento no entiende de edades. Y si no que se lo pregunten a Pilar Blanco Carbajosa, vallisoletana de 80 años (no le hace ninguna gracia que se ponga el dato) que participa en el programa ‘Un verano conociendo tu ciudad’ de Cruz Roja en una iniciativa perfecta para que las personas mayores eviten una de las lacras más potentes de nuestra sociedad actual como es la soledad. También les ayuda a mantenerse activos y a conocer todos los secretos de una ciudad que cuenta con una belleza y una riqueza histórica y patrimonial incalculable.

'Un verano conociendo tu ciudad'  forma parte del proyecto Promoción de la red social y del envejecimiento saludable que pretende mejorar las relaciones sociales de las personas mayores en su entorno cercano y comunitario, promoviendo la participación social minimizando los efectos del aislamiento y sentimientos de soledad, y mejorando las relaciones intergeneracionales, tanto dentro, como fuera de la familia.

Las personas mayores participan de manera gratuita en todas estas actividades ya que este proyecto está subvencionado por la Junta de Castilla y León - Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades y que está financiado con cargo a la asignación tributaria del 0,7% del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas para la realización de Programas de Interés General.

Es una manera ideal de poder comunicarme con otras personas. Además, de Valladolid no conocía ni la mitad y la estoy recorriendo al completo con estos paseos de Cruz Roja”, asegura Pilar, esbozando una sonrisa tras la mascarilla, en declaraciones a El Español Noticias de Castilla y León. 

Siete años 

La iniciativa ‘Un verano conociendo tu ciudad’ y estas visitas guiadas para que estos mayores conozcan de la mejor forma posible Valladolid surge hace siete años. “Lo empezamos a hacer para la gente que se quedaba sola en casa en verano” y “está orientado a que conozcan su ciudad y entorno de una forma autónoma e independiente”, confiesa Óscar Esteban Argüello, Técnico de Personas Mayores en Cruz Roja que atesora 12 años de experiencia en la institución.

“Dar a estas personas un motivo por el que levantarse por la mañana, arreglarse, salir y buscar un interés común en busca de que entre ellos se relacionen es muy importante. Además, hay que tener en cuenta que los hombres y las mujeres nos juntamos no por el número de DNI sino por los intereses y creo que este programa lo hace a la perfección”, añade Óscar. 

El programa se lleva a cabo los martes y jueves de cada semana, con la inestimable labor de los voluntarios de Cruz Roja, que cuidan en todo momento a los mayores que disfrutan de lo lindo mientras conocen el Museo Patio Herreriano, la Casa Zorrilla, o que se enamoran de otros lugares de la provincia por los que también han ido como Peñafiel o Simancas y llegando incluso a Cuéllar (Segovia).

“Siempre hablamos con nuestros mayores de la “gloriosa juventud” que son seis años. Una persona más longeva, cuando se jubila, va a tener esa juventud multiplicada por tres o cuatro veces. No se puede tirar, hay que aprovechar el tiempo”, añade el técnico como fórmula perfecta a la soledad y para vivir este periodo de tiempo de nuestras vidas de manera diferente, con ese interés por la cultura y el aprendizaje constante pese a la edad.

“Vuelvo a casa de otra forma”



Pilar espera sentada e impaciente su turno para comenzar a mostrar su sentir durante la entrevista: “Vuelvo a casa de otra forma, más feliz. Para mí salir y visitar museos me da alegría y me genera esa necesidad de saber cada vez más. Hay momentos en los que no noto ni el cansancio”, nos confiesa con una alegría desmedida.

Además de ensalzar la labor de los voluntarios, anteriormente citada, la vallisoletana tiene una mención también para los guías que explican a los grupos de mayores, de forma lúdica y sencilla, todos los detalles de los rincones más variopintos de la ciudad y la provincia. 

“No podría quedarme con un lugar de los que he conocido con el programa. Recuerdo especialmente la visita al Canal de Castilla”, nos cuenta nuestra entrevistada que añade que “siente mucha alegría” cuando “cuenta a sus familiares y amigos lo que ha conocido ese día”.

Pilar no duda en afirmar que “va a continuar participando en la iniciativa” y que “cuenta las horas para una nueva visita”. Una actividad perfecta para disfrutar, huir de la soledad y socializar con las decenas de personas que hacen cola a la espera del autobús con cada viaje a un punto de la provincia.

Influencia familiar, ganas e ilusión por seguir aprendiendo y descubriendo



“Al final, te das cuenta de la influencia que estas acciones tienen no solo en la persona sino en la familia. Hay hijos que me dicen: “Yo antes iba a casa de mi padre y me decía el día que tenía que ir al médico, que no se encontraba bien… y ahora me habla de cultura, de la importancia del Patio Herreriano, del romanticismo…””, asegura Óscar Esteban Argüello.

Y es que el bienestar de estos mayores, su felicidad cuando alcanzan edades elevadas, es primordial. Primero para ellos mismos, para que se sientan útiles y activos sin caer en la desesperanza de la soledad o en el no salir de casa y, también, para todos los que están a su alrededor que son felices o sufren dependiendo del estado de la persona en cuestión.

“Ni hablo de enfermedades ni quiero que nadie me hable de ellas. Yo quiero positividad y actividad, solo eso”, añade nuestra octogenaria.

Pilar no se queda sentada en casa. Pilar quiere aprender, evitar la soledad y disfrutar de esa “segunda juventud” tras quedar viuda. Pilar enfoca una manera diferente de vivir y afrontar la vida, con su alegría, ilusión y ganas de seguir descubriendo y aprendiendo.