Críticas y halagos a partes iguales. Opiniones dispares sobre el color y el impacto visual a cerca de la alfombra roja que tiñe desde hace unos días la calle Pasión, la Plaza de Santa Ana y que pronto lo hará por completo en la transitada María de Molina. 

Pasan camiones y furgonetas de reparto, carretillas a diario y las manchas de neumáticos, polvo y suciedad ya se dejan ver en la recién estrenada alfombra roja cuyo impoluto resultado parece, a priori, tener los días contados. Los vallisoletanos esperan que no suceda lo mismo que en zonas como Claudio Moyano y Regalado, donde la pintura color al poco tiempo de abrirse a la peatonalización.

Parece que las precipitaciones de este martes en la capital han servido para limpiar las manchas de neumáticos de los camiones y furgonetas que transitan la zona para abastecer a los comercios de la céntrica calle. Incluso el alcalde de Valladolid, Óscar Puente, hacía alusión- en la red social Twitter- a aquellos que han criticado la poca utilidad del nuevo aspecto de la zona. "Al comité de obras de los del todo va mal no le va a gustar la lluvia", afirmaba el edil en un comentario acallando a las críticas de los que ponen en entredicho la duración de la pintura.

Comercios y terrazas



No obstante, los comerciantes de la zona han visto cómo las obras que se iniciaron hace justo una semana han influido en el paso de viandantes y, por consiguiente, de clientes, así como en la recaudación al final del día. "Es como si hubiera estado cortada la Plaza de Santa de Ana y ha sido directamente proporcional al descenso de las ventas. Además, estéticamente rompe con el entorno, no es bonito ni es eficaz porque ya está sucia", comentan desde una tienda de ropa. 

"Si alguien te garantiza que va a haber una limpieza diaria de la calle que mantenga el rojo podría estar bien, porque estéticamente no parece que quede mal", comenta la dependienta de un negocio cercano. Aunque lamenta el aislamiento que ha tenido que padecer durante dos días por el difícil acceso a su negocio. "Tuve que llamar al Ayuntamiento para que que me facilitaran el acceso porque todas las vallas estaban unidas con bridas, rápido hicieron caso y esperemos que dure bonito".

Por lo general, repartidores y comerciantes de la zona no están muy convencidos de la utilidad de esta medida que inunda de rojo estas céntricas calles. "Llegaron aquí la semana pasada sin avisar, nos ocuparon la mitad de la terraza y han pasado siete días en los que hemos notado de una forma total el descenso en la recaudación de la caja, casi a la mitad. No creo que sirva de nada por la cantidad de furgonetas de reparto que pasan a diario, está claro que hay cosas más importantes en las que gastar el dinero y más con la situación que tenemos encima", comentan desde uno de los míticos establecimientos de la calle Pasión.

Mayor variedad de opiniones encuentran los viandantes, quienes se dividen entre los que piensan que "da alegría a la zona, aunque va a durar poco limpia" o los que por el contrario "lo ven como una medida inútil en la que se tira el dinero porque ya está sucia". Para gustos los colores, en este caso, el rojo sigue generando controversia entre los vallisoletanos por la recién estrenada imagen de una calle cuya utilidad, viabilidad y estética se pone desde sus inicios en tela de juicio. Habrá que esperar para ver los resultados, lluvias aparte.