Camada abandonada en Aguilar de Campoo

Camada abandonada en Aguilar de Campoo

Sociedad

La lacra de las modas y los perros: “Hay mucho gilipollas que lo que quiere es pasear a un peluche”

Las protectoras de perros repasan el auge que vive el abandono de mascotas, así como el maltrato animal y la superpoblación de Perros Potencialmente Peligrosos

11 septiembre, 2021 09:00

Septiembre, el mes del año, con el honroso permiso de enero, del regreso a las aulas, a las oficinas y a los diversos trabajos que, también, se desempeñan con la intemperie como invitada permanente. Un mes, también, en el que cuando las viviendas se vacían a primera hora de la mañana y, hasta bien entrado el ocaso, alimentada brevedad por la reducción de las horas de luz, no se vuelven a llenar de vida humana. Tras esa puerta que se cierra y rompe el silencio con el giro brusco del tambor al ser accionado por la llave, queda dentro, triste, apenado, una, dos o más mascotas añorando a sus compañeros de vida. Los que quedan entre las paredes del hogar caminan sobre cuatro patas y, en el reencuentro con los que comparten la casa con ellos, ladran, corretean, saltan y agitan, de un lado a otro, su rabo en clara muestra de regocijo al percibir, de nuevo, el aroma de la persona a la que aman tanto, o más, si cabe, como a sí mismos.

Los perros, tras meses de asueto, alejados de la bulliciosa ciudad, repleta de ruidos, gente que camina a su alrededor y, en ocasiones, perturba el paso del can, regresan a sus domicilios particulares pero muchos llegan, por primera vez, a una casa en la que les esperan otros iguales tras correr la misma ‘suerte’, la del cruel abandono por parte de unos seres humanos que entienden al animal como “un juguetito, como una aberración”, tal y como lamenta Fermín Pérez, presidente de ‘Protectora y Santuario Scooby’, en Medina del Campo.

Saca a la luz un dato sonrojante, cuando menos, como es que entre un treinta y un cuarenta por ciento más de perros han sido abandonados en el periodo estival, con respecto a meses anteriores”. Así, según Pérez, son muchos los propietarios de perros que llegan a su protectora con la “excusa de no poder tenerlos, ya sea por condiciones de los propietarios de sus pisos de alquiler o, simplemente, por poca humanidad”. También, la pandemia ha supuesto una montaña rusa ya que, con el primer confinamiento domiciliario, mucha gente se inclinó por la adopción de perros, una voluntad solidaria que se ha diluido, como una pastilla efervescente, “al recuperar la posibilidad de salir de casa, casi con total disponibilidad”.

Destaca, acerca del perfil de los perros que entran en ‘Scooby’, que se puede diferenciar entre los que lo hacen desde la ‘España rural’ que, en su mayoría, son perros nacidos en grandes camadas “del típico perro mastín, o similar, que vaga por los pueblos, cuyos dueños son todos y, a la vez, ninguno de los lugareños” y, por otra parte, una, cada vez mayor, “cantidad de los denominados como Perros Potencialmente Peligrosos (P.P.P.)”.

Sobre este último grupo, Pérez lamenta, en primer lugar, que sean “víctimas de una moda, tal y como en su día lo fueron los perros nórdicos” y que, debido a esta situación, como en toda moda, sean “entretenimientos pasajeros que acaben siendo abandonados”. Por otra parte, también se hace eco de la diferencia en cuanto a la legalidad ya que, en Europa, “hasta la reproducción de estos perros está prohibida y aquí no, algo que reduciría la cantidad de abandonos de manera notable”.

Sin embargo, sobre el primer grupo mayoritario de los perros abandonados en los pueblos, que principalmente son ‘mil leches’ – sin raza pura – propone una alternativa que, hace ya tiempo, reclama a las autoridades “regionales y, también, de las diputaciones”, como es la realización de “campañas masivas de esterilización” para, de nuevo, reducir la proliferación de grandes camadas cuya solución final es la del “abandono masivo”, como es el caso de las dos camadas que aparecieron en Palencia y en Aguilar de Campoo este mismo lunes, algo que, según el presidente de la protectora, “se trata de una aberración”.

Camada de perros abandonada en Aguilar de Campoo (Palencia), el pasado lunes

Al hablar del perfil de la gente que se desplaza hasta la protectora, señala que “hay muchos gilipollas que quieren un peluche y no un perro, a quienes les digo que vayan a una tienda, compren una correa y paseen al peluche”. Hace referencia a las ‘exquisitas’ preferencias de aquellos que llegan a su protectora a por un perro que “ni haya que sacarle a pasear, ni limpiar sus necesidades, ni alimentarle ni nada que conlleve un sobresfuerzo al propietario”. Sobre este respecto recuerda el caso de una de las pocas veces en las que, “por desgracia”, llegó a sus dependencias “un cachorrito muy blanco, con pelo bonito, para el cual llegaron más de 200 solicitudes de adopción en las primeras horas tras la publicación”. La realidad es otra, la “triste realidad es la de los perros de 35 kilos que llegan y, como la gente vive en pisos y quiere animales pequeños, acaba muriendo en la protectora”.

Por otra parte, una de las actuales corrientes es la de las casas de acogida, que adoptan a los cachorros durante un tiempo, recién nacidos, y les educan a pasear en las ciudades, acostumbran al bullicio, etcétera. “Considero esta opción como apta en casos muy puntuales ya que, al volver de la casa de acogida a la protectora, sufre mucho”, lamenta Pérez.

“Creo en la bondad humana y me parece inconcebible que el ser humano sea cruel por naturaleza”, afirma el regente de la protectora al compartir sus impresiones sobre el maltrato animal. Para comenzar a combatir contra esta “lacra”, propone, como comienzo, “que las bases de datos de los chips de los animales, con los datos de sus dueños, sean abiertas, independientemente de las comunidades autónomas” para evitar situaciones como las que tienen que afrontar de manera recurrente en las que “aparecen perros apaleados y abandonados en Segovia, o cualquier otra provincia, que tras luchar contra viento y marea para encontrar a su dueño, se averigua que proviene de, por ejemplo, Galicia o cualquier otra región”.

Fermín comienza a recordar cómo comenzó todo, con el amor hacia los perros, lo que hace que, de lunes a domingo, tanto él como los trabajadores de ‘Scooby’, no cejen en su empeño de ofrecer una mejor vida a los perros que salen, a la fuerza, de las garras de sus “caprichosos” dueños.