Castilla y León no tiene mar, pero el pasado mes de mayo fallecieron dos personas víctimas de ahogamiento. ¿Cómo puede ser? Pues por la presencia de embalses, lagos y ríos donde los castellanos y leoneses intentan ir a darse un chapuzón y, muchas veces, resulta más peligroso que hacerlo en el propio mar con sus olas.
Vivimos una ola de calor, el verano está muy cerca y los datos ya están haciendo un llamamiento a la prevención. Mayo de 2022 se ha convertido en el mes más luctuoso en España desde 2016 al haber perdido la vida en espacios acuáticos españoles por ahogamiento no intencional treinta personas, lo que supone más del doble que las murieron por esta causa en el mismo mes del año pasado, que fueron catorce.
Durante los últimos años, Castilla y León tiene el triste honor de ser la comunidad de interior con el mayor número de personas ahogadas en espacios acuáticos. Ante esta situación ya se ha lanzado la voz de alarma para que se dote a las zonas de baño de Castilla y León de más vigilancia, los socorristas reclaman también más presencia para acabar con las duras cifras que acumula la región. Especial hincapié debe hacerse en las naturales, que actualmente no disponen de vigilancia, según destaca el presidente de la Federación de Socorrismo y Salvamento de Castilla y León, Ignacio Retuerto. “Tiene que haber más vigilantes sobre todo en donde la afluencia es numerosa y más peligrosa”, apunta el presidente. Para poder llevarlo a cabo sería necesario que la Junta de Castilla y León colaborase con los ayuntamientos, que son competencia de los municipios donde tienen la zona de agua, pero el coste suele ser alto.
Además, Retuerto afirma que se tiene que informar más sobre el límite de zona de baño, dónde te puedes bañar de forma segura, las limitaciones de boya, etc.
Y desde la Federación se apuesta por “dejar el exceso de confianza en casa” cuando se acude a este tipo de lugares, ya que de nada sirve que haya socorristas o información si luego los nadadores cometen irresponsabilidades. Por eso, aconsejan “lo de todos los años”. “Si no sé nadar, no me meto en el agua. Y aunque sepa nadar en lugares no vigilados siempre con alguien por si tengo algún percance. No comer ni beber en exceso y respetar el tiempo de descanso después de comer.
Hay que recordar que uno de esos accidentes funestos fue hace una semana. Un joven de 29 años quien fallecido ahogado en paraje Pozo de la Peña del río Abión, en el término municipal de El Burgo de Osma (Soria), después de que un grupo de personas se estaba bañando y que una de ellas no salía a la superficie. Retuerto recuerda que las tragedias pueden estar presentes en cualquier momento. “Hace dos años un equipo de salvamento que estaba entrenando en la playa de Villardeciervos (Zamora) salvó a una familia de cuatro personas de morir ahogados, ya que estaban haciendo surf y solo uno de ellos sabía nadar”.
Por último, desde el estamento de socorrismo se lamenta “la ambigüedad” de la normativa que permite que cualquier persona se saque un curso de socorrista y pueda ejercer de ello. Incluso denuncia que empresas de fuera de Castilla y León ofrece cursos para ser socorristas donde no hay el nivel necesario, por falta de horas y de preparación. “Cobran más barato y la exigencia es mínima”, afirma. Ante esto, aboga por “actualizar la normativa regional a la situación actual. La regla vigente es de 1992 y es la más antigua de España», asevera Ignacio Retuerto. Y dentro de esa revisión debería incluirse que el número de socorristas se establezca «en función de los usuarios y no de la lámina de agua -la extensión de la piscina. Según sus cálculos, en Castilla y León se necesitan 1.200 para cubrir toda la demanda del verano.
En España
El Informe Nacional de Ahogamientos (INA), que elabora la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo desde 2015, registró en mayo de 2016 54 muertes. Un total de 83 personas han perdido la vida por ahogamiento no intencional desde que comenzó el año, 20 de ellas (el 24,09 por ciento) en Canarias, la comunidad con más muertes seguida de Comunidad Valenciana (18), Andalucía (12), Baleares (7), Cataluña y Galicia (6 cada una de ellas), País Vasco (4), Asturias (3), Castilla y León (2) y Cantabria, Aragón, Madrid, Murcia y Extremadura (1 en cada una de ellas).
Para el director de Prevención y Seguridad y portavoz de la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo, Francisco Cano, la cifra del mes pasado “debería llevar a hacer una profunda reflexión sobre si el problema de los ahogamientos en los espacios acuáticos va a ser, de nuevo, el gran olvidado de las instituciones públicas dentro de las causas evitables de muerte”.
A su juicio, “la forma en la que la sociedad ha afrontado la salida de las medidas restrictivas que se adoptaron como consecuencia de la pandemia puede estar detrás de esta cifra y, además, el adelanto de un verano dramático, más allá de lo supone por sí la pérdida de cualquier vida humana”.
Seis de las treinta muertes del mes de mayo se produjeron en ríos, lo que supone el 20%, mientras que tres tuvieron lugar en piscinas y 21 en otro tipo de espacios acuáticos. En catorce de los treinta casos de muerte por ahogamiento en mayo se ha determinado que no había vigilancia y en otros dieciséis en los que no existió pero sería susceptible de haber existido.
Por edades y horas
En cuanto a las edades de las personas fallecidas, ocho menores de edad perdieron la vida en mayo; cuatro de ellos menores de 3 años, tres de 4 a 6 años de edad y otros tantos de 7 a 10, así como uno en la franja de 11 a 17 años de edad, lo que supone el 26,66 por ciento de los 30 fallecidos por ahogamiento en este mes y a su vez, casi tres cuartas partes del total de los 11 menores de edad que han perdido la vida en lo que va de año.
No obstante, el grupo de edad en el que se produjeron más óbitos en el mes de mayo fue el de mayores de 75 años, con seis. La franja horaria en la que se registraron más fallecimientos en el mes de mayo fue la que abarca de las 18:00 a las 20:00 horas, cuando murieron siete personas, casi una cuarta parte del total de las treinta del mes, seguida de las 12:00 a 14:00 horas, donde se produjeron cuatro óbitos.