La combinación entre camping y glamour (más conocido como glamping) es una tendencia que arrasa desde antes de la pandemia en todo el mundo. En España también. Las reservas crecen sin parar, más ahora que llega el verano, y los diferentes espacios en Castilla y León ubicados para ellos se adaptan a una nueva moda que amenaza con ir, con el tiempo, a más.

La versión más lujosa del camping aúna la comodidad de los alojamientos convencionales con esa inmersión en la naturaleza, respetando el medio ambiente, en esa apuesta que desde las administraciones se está haciendo también por la sostenibilidad. Pero, sobre todo, destaca el lujo.

“Son campings que ya eran confortables pero que dan un paso más que les diferencia con un espacio glamping. Cuentan con bungalows, mobile-home y demás. No solo ponen esto, además lo insertan al entorno para que sea todo ecológico, con los mejores servicios… para que estés como en un hotel de Madrid o Barcelona, en una suite”, explican desde la gerencia de la Asociación de Empresarios de Camping de Castilla y León (ASECAL) a este periódico.

En encanto del fenómeno glamping y sus servicios

Además del bungalow, añaden un jacuzzi, un hidromasaje, barbacoas… Hay que tener en cuenta también lo singular que es esa propia vivienda por unos días. Algunos están elaborados con toneles de barriles de vino y otros presentan casas en los árboles. Esto es el glamping. Por un lado, esos elementos singulares sumados al lujo del servicio que te presta este alojamiento”, explican desde ASECAL en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.

Se trata de espacios del propio camping en los que se ubica este lujo que cada vez gana más adeptos. Cada vez hay una demanda mayor de este tipo de alojamientos y los empresarios se adaptan, poco a poco, al gusto del consumidor que busca “un sitio seguro en el que disfrutar con sus hijos” que le reporte además “esa satisfacción de gozar de un alto nivel de servicios” en un marco incomparable.

Son zonas en el interior del camping. Se están instalando en los espacios más representativos del mismo. En los de mayor luminosidad. Antes, nos encontrábamos con piscinas normales. Ahora, las vemos con toboganes y diferentes complementos para añadir calidad a la estancia del turista”, añaden desde la gerencia de ASECAL.

Camping Hoces del Duratón, en Segovia. Fotografía: ASECAL

Una moda que llega para quedarse

El glamping ya funcionaba antes de la pandemia. Es un fenómeno que se encuentra asentado ya en Estados Unidos o Canadá y también en los países de Europa Central. Tras la pandemia, el turista busca más esa singularidad. Está llamando mucho la atención a personas de una clase social media y alta”, afirman desde la Asociación de Empresarios de Camping de Castilla y León.

El precio de un bungalow normal en verano, en Castilla y León, está en los 90-100 euros. Si hablamos del fenómeno glamping, con esos complementos lujosos, hay que añadir un 30% más de coste. Unos 150 euros al día para una familia de unos tres o cuatro miembros.

“No está cuantificado del todo cuántos campings ya tienen su espacio denominado como glamping. Hemos hecho una pequeña estadística, a través de la Federación Española de Empresarios de Camping (FEEC), y nos sorprendió que entre el 20-30% tienen ese espacio más lujoso y la tendencia es a aumentar”, informan desde ASECAL.

Un verano para soñar

Las vacaciones de verano ya están aquí y son muchos los que apuestan por el camping para pasar una o dos semanas y olvidarse durante este espacio de tiempo del estrés generado por el trabajo. Desde la llegada de la pandemia, el valor del aire libre y de la naturaleza ha impulsado la figura de estos espacios.

La pandemia nos ha beneficiado. El turista ve en el camping un establecimiento seguro en el que puedes socializar o no. Eso nos ha hecho crecer tras el coronavirus que tanto daño ha hecho a la economía y a los distintos negocios”, apuntan desde la asociación. ASECAL cuenta con 26 campings asociados del centenar existente en la Comunidad. Aunque activos, a lo largo de todo el año, se mantengan entre 50 o 60.

El buen tiempo, salvo excepciones, que ha hecho desde marzo, ha provocado que “casi todos los fines de semana, incluso los días de diario, hayan tenido una buena ocupación” motivada también por el turista extranjero que llega durante todo el año y que “ahora busca disfrutar de la naturaleza, ver ríos o valles”.

Estamos muy contentos con la ocupación. Creemos que vamos a llegar a los niveles de 2019. El verano promete. El que no haya reservado su bungalow, que lo haga ya porque quedan pocos”, finalizan desde la asociación.

El glamping está de moda y seguro que todo su encanto sirve para que muchos pasen las mejores vacaciones de su vida este año del reencuentro.

Camping El Astral en Valladolid

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