Las personas con discapacidad auditiva sufren toda una serie de barreras que los oyentes no podemos comprender. Según la Federación de Asociaciones de Personas Sordas de Castilla y León (FAPSCL), a 31 de diciembre del pasado 2021 se contabilizaban 12.441 personas reconocidas con un 33% mínimo de discapacidad auditiva. En relación con estos datos, de la Gerencia de Servicios Sociales, aclaran que "hay muchas más personas con pérdidas auditivas que no llegan a conseguir el reconocimiento de discapacidad".
Según FAPSCL, las mayores dificultades a las que se enfrentan las personas sordas es la comunicación: "Una persona sorda desde el momento en el que pierde la audición tiene limitada su participación. El problema principal son las barreras de comunicación. Las barreras de comunicación son todos los obstáculos que la persona sorda o con pérdida auditiva en su día a día."
A consecuencia, reivindican la falta de contenido en lengua de signos o subtitulado, desde la Federación explican que "si nos damos cuenta, una persona oyente está permanentemente escuchando, pero las personas sordas no y ello nos limita el acceso a la información, a la formación etc. Y, por ende, a menos oportunidades laborales, entre otros. Además, la falta de audición puede conllevar un aislamiento social por la dificultad en relacionarnos con el resto de la población."
Para ellos, la solución a este problema pasa por "sensibilizar a la población en general y formar en lengua de signos para que haya más personas que sepan lengua de signos y se puedan comunicar con nosotros, que haya más intérpretes, que las ayudas técnicas (audífonos, etc.) se han asequibles y que haya más puntos con bucle magnéticos."
Esta situación no solo ocurre con las personas adultas, los menores con discapacidad auditiva carecen de las mismas oportunidades educativas que aquellos que son oyentes: "El alumnado sordo en Castilla y León sólo cuenta con intérprete 25 de las 30 horas lectivas y eso es un perjuicio para el colectivo porque no accede a la información en esas 5 horas que falta. Cuando hablamos de estudios post obligatorios el acceso a un intérprete es más complicado porque ya no se asegura su presencia en el aula."
Además, se hace más acusada la falta de referentes, por lo que reivindican que "se debería de valorar el contar con profesionales sordos, educadores sordos, para que las personas sordas y/o con discapacidad auditiva puedan acceder a la lengua de signos y tener referentes sordos que les ayuden a formarse su autoconcepto y con quienes se sientan comprendidos porque ambos son sordos."
Los problemas se extienden al hablar del mercado laboral: "A fecha de hoy existen muchos estereotipos sobre las personas sordas que afectan a como las empresas los ven. Lo cual provoca rechazo. Por otro lado, la falta de una educación de calidad afecta a su acceso al mercado laboral."
Las lenguas de signos: un idioma necesario y desconocido
La lengua de signos es el idioma de las personas sordas, a diferencia de otros que utilizan la palabra, este rompe con las barreras comunicativas y por medio de gestos habilita la comunicación fluida con las personas con discapacidad auditiva. Al igual que sucede con el braille, este es un idioma propio, necesario e inclusivo; si bien, sin embargo, se trata de un gran desconocido para miles de personas.
Actualmente en España se reconocen dos lenguas de signos: la Lengua de Signos Española (LSE) y la Lengua de Signos Catalana (LSC). Como puede verse, existen tantas lenguas de signos como idiomas en los países. Según informa la FAPSCL, "existen aproximadamente 70 millones de personas sordas en todo el mundo. Más del 80% vive en países en desarrollo y como colectivo, utilizan más de 300 lenguas de signos diferentes".
Si bien, existe también el Sistema Signos Internacional, una lengua que permite que personas que no comparten la misma lengua de signos pueda comunicarse sin problemas.
Por otra parte, existe un gran desconocimiento por parte de la población oyente a la hora de estudiar y formarse en este lenguaje. FAPSCL señala que consideran que "se debería impartir, aunque fueran unas lecciones básicas, en la escuela", para, de esta manera, mejorar la integración de las personas sordas.
Al respecto, también afirman que aún "existen muchos mitos sobre nosotros y la lengua de signos y eso afecta" y lo ejemplifican: "muchas veces vamos a hacer una gestión y si vamos acompañados de un oyente, aunque la persona que tiene que hacer la gestión seamos nosotros, no nos miran y no se dirigen a nosotros". Esto, comentan, forma parte del día a día de una persona con discapacidad auditiva, en el que las barreras de comunicación con el resto de la sociedad suponen un reto y una discriminación hacia este colectivo.
Las Asociaciones de Personas Sordas: un faro hacia la integración
Las Asociaciones de Personas Sordas suponen una ayuda extra y un faro de esperanza para las personas con discapacidad auditiva. En estas asociaciones ofrecen múltiples servicios para estas personas con el objeto de mejorar sus vidas, así como reducir en lo posible las barreras y dificultades a las que se enfrentan.
En el caso de la FAPSCL, ofrece multitud de programas destinados tanto a oyentes como a personas sordas. Entre ellos se encuentran:
- Servicio de Información, coordinación y sensibilización: para asesorar y garantizar la calidad de vida de las personas con esta discapacidad y a sus familiares, además de colaborar con entidades públicas.
- Servicio de Promoción de la Autonomía Personal y intérprete: de esta forma, pretenden ofrecer a las personas sordas "comunicación plena en igualdad de oportunidades", ya que consideran que los Intérpretes de Lengua de signos son una "figura clave"” para eliminar barreras y dar más autonomía a estas personas.
- Servicio de Empleo: trabajan en la inserción de personal con este tipo de discapacidades en el mercado laboral, ofreciéndose como intermediarios en las empresas y facilitando una estabilidad laboral a las personas sordas.
- Servicio de Formación No Reglada: Lengua de Signos Española: dirigido a quienes quieran aprender este idioma desde el nivel A1 al B1.
- Programa de Envejecimiento activo: dirigido a mayores de 40 años con el objetivo de mantener el desarrollo físico, mental y social de estas personas.
- Programa de acompañamiento a mayores sordos que viven solos: con modalidad de teleasistencia y acompañamiento con el que por medio de videollamadas y visitas presenciales hacer un seguimiento de los usuarios.
También esta Federación se aqueja de la falta de financiación: "Faltan intérpretes de lengua de signos y faltan profesionales sordos, educadores sordos y especialistas en lengua de signos que ayuden a derribar las barreras de comunicación."
No solo es esto, sino que aunque sienten que sus reivindicaciones son escuchadas "pero debe de haber más voluntad y acciones que no solo que nos reciban y nos escuchen."