Noviembre es el mes del bigote. Hace ya años que suena ‘Movember’ por todos lados y es muy habitual ver a los hombres con su peculiar bigote paseando por las calles. La idea surgió en Australia en 2003 cuando un grupo de amigos decidieron poner en marcha esta iniciativa que tiene un fin solidario: dar visibilidad a los problemas de los hombres, entre ellos, el cáncer de próstata, de testículos o temas relacionados con la salud mental.
En 2014, un grupo de vallisoletanos fundó lo que se conoce como Butcher Brothers. El pionero fue José Luis que “siempre ha sido solidario y se ha preocupado por los demás”, afirma Alfonso, uno de los componentes. En su momento lo primero que les llamó la atención fue el logo que acompaña a esta acción, pero más adelante comprendieron la importancia de la misma porque “te comprometes a generar conversación sobre los problemas de salud masculina”.
Todos los años realizan un ranking “sano” en el que compiten para ver quién es capaz de dar más dinero a la causa. Ellos son el equipo de España que más ha conseguido recaudar; desde que iniciaron su andadura hace ocho años, han dado un total de 87.500 euros a la causa. En este 2022, esperan superar los 12.500 euros y poder llegar a la cifra de los 100.000 en total; un hecho que les parece “una locura teniendo en cuenta los pocos que somos”.
Lo más importante lo tienen claro: “recaudar lo máximo posible y generar conversación”. Alfonso afirma que los hombres enfocan los problemas de salud “de manera errónea” puesto que “tardamos en ir al médico, no vamos a revisiones porque creemos que va a ser peor o si tenemos un problema de salud mental, nos lo guardamos”. Todo esto considera que viene de esa educación con la que antiguamente muchos crecían bajo el lema de: ‘Los hombres no lloran’.
Lo cierto es que sí lloran y también padecen problemas. El miembro de Butcher Brothers alega que, a nivel mundial, tres de cada cuatro suicidios vienen de hombres y que en España la esperanza de vida es algo más de cinco años por encima para las mujeres “sin ningún motivo aparente”. Un cúmulo de circunstancias con las que cree que “algo estamos haciendo mal”.
Movember está visto como una iniciativa de hombres y para hombres, pero lo cierto es que en ella también intervienen las mujeres porque “tenemos madres, amigas, hermanas, parejas”. Ellos siempre “las ponen de ejemplo” puesto que las mujeres “no tienen problema en hablar de estos temas” y afirma que acuden a realizarse mamografías, que hablan sobre exploración sin tapujos y que están “más concienciadas” de las revisiones. Una iniciativa que tiene un mensaje encriptado: “Poder cambiar la forma de ver las cosas”.
El cáncer testicular “tiene un nivel de curación alto” y el de próstata “si se coge a tiempo” también, pero sino puedes “tener secuelas”. Por ello, Movember mediante el dinero que recauda, intenta que esos tratamientos “mejoren” para que los afectados tengan “la menor cantidad de secuelas”; “una cosa es estar enfermo y otra que no te puedas curar”.
Actividades para recaudar fondos
Además del granito de arena que ponen ellos aportando de su propio bolsillo, también organizan actividades solidarias para recaudar fondos y poder destinar lo máximo posible a la causa.
Ponen en marcha cerca de 30 actividades oficiales, unas que son propias y otras que son con colaboradores. Entre ellas destaca, por ejemplo, torneos de pádel, conciertos benéficos, pases de teatro o marchas ciclistas. A mayores, también acuden a eventos deportivos como el partido de balonmano o los de rugby donde ponen un puesto de ‘merchandising’ para vender diferentes objetos, camisetas o material, todo ello con su peculiar bigote.
Educación en los más pequeños
Los niños son una gran fuente de retención y, por ello, es muy importante que desde que son pequeños se les eduque en estos aspectos. Ellos son pioneros en España trabajando en colegios y lo ven como algo “fundamental”.
Los profesores les introducen en temas de salud masculina y femenina, pero sobre todo en “la importancia que tiene contar si estás bien o mal”. Vera destaca que esto permite que los niños “hablen de salud y lleven a su casa el mensaje de que hay que cuidarse y hablar de los problemas”.
Asimismo, consiguen que muchos padres “se dejen bigote” y que los niños aprendan que “no hay que esconder el problema”. Una forma de cambiar el paradigma y hacerles saber que “en la vida hay problemas, pero lo importante es naturalizarlo y poner soluciones”.