En busca de un rayo de luz frente al drama de la despoblación: “Castilla y León no está muerta”
La profesora de Geografía de la Universidad de Valladolid, Milagros Alario, asegura que “como Comunidad tenemos un potencial importante”
21 noviembre, 2022 07:00Noticias relacionadas
El Instituto Nacional de Estadística vaticinaba el pasado mes de octubre en una proyección que Castilla y León perderá en los próximos quince años casi 97.000 habitantes, lo que hacía encender la alerta roja demográfica en una Comunidad, la nuestra, envejecida y a la que le cuesta, cada vez más, retener el talento.
Milagros Alario Trigueros, palentina de nacimiento pero que suma muchos años viviendo en Valladolid, es profesora titular de Geografía en la UVa desde 1983 y analiza con EL ESPAÑOL de Castilla y León esta predicción del INE, con cautela, sabedora de lo cambiante del panorama social, económico y político que vivimos en la actualidad.
“Castilla y León no está muerta”, asegura. Añade, además, que la Comunidad “tiene un potencial importante” y apuesta por las políticas de arraigo y por “mantener un dinamismo económico” que “fije a la población joven y altamente cualificada” que tenemos en nuestro territorio.
P.- Según las proyecciones de población 22-27 del INE publicadas este 13 de octubre, Castilla y León perderá 96.888 personas en 2037 liderando la caída. ¿Qué supondría esto?
R.- Estamos en una de las regiones con menor densidad de población por kilómetro cuadrado. Si perdemos más, la situación en amplios territorios rurales va a conllevar una bajada aún mayor a densidades de menos de 12 habitantes por kilómetro cuadrado, que es lo que la Unión Europea considera como un área de baja densidad o una zona de desierto poblacional. Las proyecciones se hacen teniendo en cuenta las tendencias actuales. Aunque las cosas pueden cambiar. Habría que analizar las dos componentes de la dinámica demográfica que son, por un lado, la dinámica natural y por otro la migratoria.
P.- ¿Y qué dicen esos dos parámetros?
R.- En cuanto a la dinámica natural: es negativa en España desde hace tiempo. En Castilla y León muy negativa. Contando solo el balance entre nacimientos y defunciones, perdemos población sistemáticamente porque muere más gente de la que nace. La componente de la dinámica demográfica solo puede compensarse con el aporte neto exterior de gente. Tendría que llegar migración externa. Si llega esta población de fuera, la dinámica se podría compensar, contener, e incluso crecer. En el conjunto del país se supone que va a crecer porque ese aporte de población va a suponer un volumen mayor que el de la dinámica demográfica negativa. El estudio del INE da al conjunto de España un crecimiento. Sin embargo, ese estudio no se dirige de la misma forma para todos los territorios. Esa desarmonía entre la dinámica natural del crecimiento vegetativo negativo y un aporte que no compensa ese crecimiento negativo hace que existan esas diferencias territoriales. Hay regiones que van a crecer al recibir más aporte de la pérdida por dinámica negativa y hay regiones, como la nuestra, que van a decrecer porque la llegada de personas del exterior no va a ser suficiente para que lo termine compensando.
P.- ¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
R.- En Castilla y León hubo un momento, en la primera década del siglo XXI, entre 2003 y 2008, en el que conseguimos crecer levemente. Se creía que era una reversión de la tendencia que traíamos desde los años 60, porque incluso se mejoró en espacios del mundo rural. Todo vino motivado porque llegó un número muy grande de inmigrantes extranjeros hasta Castilla y León. La crisis frenó todo esto rápidamente. Entre el 2010 y el 2012 mucha gente se marchó. Volvió a sus países de origen o regresó a territorios que están dentro de nuestro país como: Madrid, Barcelona, la zona del Mediterráneo o el País Vasco.
P.- Hace hincapié en la importancia de esa población inmigrante.
R.- La primera década del siglo XXI en Castilla y León fue muy importante porque conseguimos crecer. Después volvimos a crecer, también con la crisis del coronavirus. Ahora parece que volvemos a esa senda de crecimiento, pero, como apunta el INE, parece que no va a ser suficiente para compensar esa pérdida demográfica. Esto es lo que explica esta predicción de la que estamos hablando. Si cualquiera de sus componentes cambia, por ejemplo, la tasa de fecundidad de las mujeres, que pudiera incrementarse y tener más hijos, y llega más población inmigrante, quizás esas previsiones no se cumplan. La llegada de población de fuera siempre es muy importante. Creo que las proyecciones hay que manejarlas con cautela, siempre.
P.- Hablando de eso, parece difícil ver crecer este índice de fecundidad. Es más complicado formar una familia ante los trabajos precarios. Poco empleo.
R.- Además, si hay trabajo será más en otros espacios. En la actualidad, los sectores que están creando más empleo son los de servicios y construcción y están concentrados en espacios urbanos.
P.- Servicios. Los bares denuncian que están pasando de pagar 800 euros a 2.300 euros de factura de luz. Mal panorama.
R.- De momento, lo que tenemos ahora, no sé cómo será dentro de un año, es una demanda de trabajadores no cubierta en esos sectores. Se busca personal y no se encuentra.
P.- ¿Y la gente joven?
R.- La gente joven, en un porcentaje mayoritario, son titulados superiores. Pueden aceptar un trabajo precario no cualificado en un momento coyuntural de su vida. Cuando paga unos estudios, inicia su vida o no encuentra otra cosa, pero su objetivo vital no pasa por trabajar en la hostelería si han hecho Derecho o Arquitectura. En un momento puntual pueden recurrir a esos trabajos, pero, como país, no estamos financiando la educación superior de nuestros jóvenes para que trabajen en puestos no cualificados. No tiene sentido.
P.- Hablaba también de la construcción.
R.- Si estamos en un momento de coyuntura muy corto, como apuntan muchos economistas que dicen que en un año esto se va a acabar y vamos a volver a la senda del crecimiento, el panorama es completamente diferente comparándolo con la crisis que vivimos entre los años 2008 y 2014. Habrá que esperar para ver como evoluciona la crisis de la energía y la Guerra en Ucrania, para debatir sobre los diferentes sectores.
P.- ¿Es halagüeño el escenario con el que nos encontramos?
R.- La tendencia estructural era a crecer tras la salida de la crisis que arrastrábamos desde 2008 pero nos hemos encontrado con dos hechos muy negativos: el coronavirus y la Guerra de Ucrania. Ahora tenemos que esperar para ver lo que va a durar esta situación. Las predicciones de pérdida poblacional están realizadas con la situación actual. Si las cosas siguen como en los últimos dos años, no en los dos últimos meses. Si cambia cualquiera de los elementos, lo haría todo. Aunque la situación mejorase mucho, en lo económico, veo difícil que en Castilla y León la reversión demográfica se dé en el corto plazo.
P.- De cumplirse la predicción del Instituto Nacional de Estadística, ¿Esta sería la peor de las noticias para la Comunidad?
R.- Es una muy mala noticia. Ya somos una Comunidad de baja densidad poblacional. Esa pérdida va a estar concentrada en los medios rurales. Son los espacios más envejecidos y donde la dinámica demográfica es más negativa. Ahí muere mucha gente y no nace nadie.
P.- Esta proyección dice que España ganará 4.236.335 habitantes. ¿Es más sangrante todavía el dato de Castilla y León si lo comparamos con esto?
R.- No, simplemente quiere decir que somos menos atractivos que otros territorios para los inmigrantes extranjeros que deciden irse a otros territorios más atractivos para ellos. Además, no conseguimos retener ese talento joven y que se quede en Castilla y León, algo que sería muy importante.
P.- ¿Por qué?
R.- La llegada de inmigrantes está muy vinculada a la dinámica de los mercados laborales. Es una migración de carácter económico, igual que cuando los españoles emigraron a Alemania en los años 60. La gente va donde hay trabajo y un empleo que se adapte lo mejor posible a sus exigencias y circunstancias. Los mercados laborales son más dinámicos en los medios urbanos que en los espacios rurales. Más en el Levante, Mediterráneo y Sur que en el Norte o el Centro. Nosotros podemos ofrecer algo de servicios, de construcción y actividad agraria, que es lo que la población inmigrante ha demandado durante los últimos años. Además, los grandes centros urbanos son más atractivos para estos jóvenes cualificados.
P.- ¿Por qué la gente no confía en Castilla y León? A pesar de que hay empresas que se van a instalar como Switch Mobility en Valladolid, por ejemplo.
R.- Esta implantación atraería mano de obra cualificada. Cualificación media o alta. Estamos hablando de gente con nivel bueno de estudios. Eso está bien. De alguna manera asumiría a parte de nuestros titulados aquí y evitaría que esas personas, al acabar la carrera, se fueran a Barcelona o a Madrid. Retenemos talento que formamos aquí. Eso es de vital importancia.
P.- ¿Por qué no se apuesta por instalar una planta de estas características en el medio rural?
R.- Cada empresa tiene sus exigencias. En general, las grandes empresas, buscan suelo preparado. Las tecnológicas se fijan mucho en la cercanía a las universidades y a un mercado laboral. Es más fácil en la ciudad, que es donde está toda la población preparada. Es más fácil estar cerca de un emisor de mano de obra preparada, por eso. Se pueden ubicar en otros sitios, por supuesto. Hay grandes empresas que están situadas en espacios rurales como Medina del Campo o de Rioseco. Pero el espacio urbano, por los beneficios de aglomeración, siempre es más atractivo.
P.- Esto es lo que lleva a que no podamos retener el talento.
R.- Ahora mismo, en el mercado laboral de Castilla y León no somos capaces de asumir toda la población cualificada que generamos.
P.- Esto genera que estos jóvenes se tengan que marchar y perdamos población…
R.- Exacto. Ahí perdemos, no solo población rural, sino urbana. Estamos hablando de jóvenes urbanos que ni siquiera encuentran acomodo aquí, en nuestras ciudades, que se van a Madrid o Barcelona.
P.- Esta es otra de las claves, retener a estos jóvenes cualificados.
R.- Retener a estas personas cualificadas, en concreto a los jóvenes, es algo que resulta fundamental.
P.- ¿Y para retener ese talento?
R.- Hay que crear empleo. Fomentar que lleguen empresas pero que también se creen empresas propias de nuestro territorio aquí. No siempre la solución tiene que venir de multinacionales extranjeras. Hay que fomentar en Castilla y León iniciativas empresariales. Da igual del tipo que sean.
P.- Y los mayores, que van falleciendo…
R.- Ese es el problema. Tenemos una población muy envejecida, que es un logro porque cuentan con una esperanza de vida que supera los 84 años. Pero si no alimentamos por debajo, la pirámide se descompone. Por arriba hay mucha gente mayor que va falleciendo. La tasa de mortalidad crece y la de natalidad se reduce. Tenemos una pirámide invertida. Eso es lo que explica el crecimiento vegetativo negativo. Hay menos nacimientos que defunciones.
P.- Hablando del típico concepto de ‘España vaciada’. ¿Cómo lo ve?
R.- Es una realidad. A mí el término de España vaciada no me gusta mucho, aunque también lo hayamos empleado nosotros en geografía. Es una realidad. Desde los años 60, la población rural en Castilla y León ha ido reduciéndose. En esos años se produce un cambio de modelo económico en el país que genera un trasvase de recursos del medio rural al medio urbano. De las áreas y la actividad agraria a las urbanas, con actividades industriales, de servicios y construcción. Ese modelo, que es el del desarrollismo, el éxodo rural salvaje en los 60 y 70, grandísimo y muy concentrado en el tiempo, dejó el espacio rural sin jóvenes. Eso se ha ido arrastrando, con el proceso de envejecimiento, hasta finales de los 70. En los 80 baja el ritmo de salida por el efecto de la crisis económica y porque había un colectivo más reducido en espacios rurales y la salida masiva ya no era posible. Cambia la tendencia en la primera década del siglo XXI, pero no se ha consolidado y no ha dado tiempo a revertir esto.
P.- ¿Qué políticas demográficas deberían desarrollarse en Castilla y León para revertir la situación?
R.- Esa es la pregunta del millón. Hay otra pregunta previa. Cuando hablamos de repoblación o de solucionar el problema de la España vaciada o vacía, ¿De qué estamos hablando? Me gustaría que la administración contestara esta pregunta. ¿Solucionar ese problema es volver a la situación de 1950? Eso no tiene arreglo. ¿Volver a la de 1980? ¿A la de 2003? Hay que decir dónde queremos llegar. Cuando se decida, habrá que poner en marcha el camino y decidir las formas de intervención, lo que se puede hacer y lo que no. Lo que es factible. De momento, hay que fomentar que la gente que está y quiera quedarse, se quede. Eso implica solucionar los grandes problemas estructurales que tiene el medio rural: conectividad, accesibilidad, vivienda o servicios, entre otras cosas.
P.- ¿Está Castilla y León muerta?
R.- Castilla y León no está muerta. El control del territorio cambia con los modelos económicos y sociales. En la Edad Media, sin nivel tecnológico, el control del territorio se hace a pie y en l espacio, labrando y con sistemas tradicionales que puede ser de tres kilómetros a la redonda. Ahora, con un sistema moderno de tecnología agraria, se puede hacer todo un término municipal con un agricultor. Una cosa es que no haya gente y otra es que el territorio esté abandonado. No existe un abandono. Los modelos sociales, económicos y territoriales, han cambiado. Otra cosa es que queramos hacer alguna corrección en relación a esos modelos. Diversificar económicamente esos territorios, incentivar que los jóvenes se queden. Reimpulsar una actividad agraria diferente o que complemente la que tenemos. No hablaría de una región muerta. Muerta no está porque está controlada.
P.- ¿Cómo ve el futuro Milagros Alario en Castilla y León?
R.- Como Comunidad creo que tenemos un potencial importante. A nivel de conjunto de Castilla y León, creo que perderemos población, bajaremos en densidad, si se cumplen estas previsiones de las que estamos hablando, pero pienso que nuestra sociedad y economía es dinámica y nos vamos adaptando a la nueva situación. No puedo decir más. No sé el futuro que nos va a venir. Si somos capaces de mantener un cierto dinamismo económico que fije esa población joven aquí no tendremos problemas. Necesitamos actividad económica. Tiene que haber políticas de arraigo.