Lo importante de la Navidad es poder hacer felices a las personas que más lo necesitan. Tristemente, hay muchos abuelos que durante estas fechas tan especiales están completamente solos. No tienen familia y ninguna persona con la que pasar estos días. Tampoco reciben regalos de los Reyes Magos.

Sin embargo, la magia de la Navidad existe. Y lo bonito son las personas que hacen posibles los sueños de otros. La Asociación Trechel, bajo el proyecto 'Sabias Estrellas' se encarga de alegrarles las navidades desde hace varios años. Primero acudían a residencias a cantar villancicos, jugar con ellos, pero llegó la pandemia. “Era imposible ir a las residencias, estar con ellos. No se podía entrar”, afirma Clara, la coordinadora. 

Buscando alternativas para “recuperar la ilusión” y hacer “especiales” estas fechas, decidieron apadrinar cartas. Ellos colaboran con la residencia de El Carmen. Desde allí, una trabajadora les entrega las cartas y ellos se encargan de buscar a quienes las apadrinen. “Uno de los requisitos es que estén solos, no tengan familia o posibilidad de recibir regalos”, asegura la coordinadora de Trechel. De tal manera que todos los residentes puedan recibir regalos.

Se ocupan de 50 cartas y con los más jóvenes de la asociación los envuelven, comprueban que estén todos y “que sean equilibrados”. Según explica Clara González, hay personas que compran un jersey y una chaqueta y, otros, una crema hidratante. Para esos que están un poco más “flojos”, recopilan lo que desde otras asociaciones les van donando y los completan.

Una de las jóvenes que está involucrada en el proyecto confiesa que le parece una “buenísima idea” darles regalos a los abuelitos que “no tienen”. Además, dice que le “encanta” leer y cumplir las peticiones de estas personas porque “te hace sentir bien”.

Los jóvenes organizando la carta de los abuelos

Entonces llega el día 5 por la mañana, que es el día en el que se entregan los regalos porque la trabajadora que los entrega descansa el 6. Todos han sacado la zapatilla a la puerta de la habitación. Con la misma emoción que los niños, se levantan de la cama y salen a ver qué han recibido. Ropa, complementos, dulces, colonias, un sinfín de objetos que han pedido previamente y que les hacen sonreír durante un día entero.

La misma emoción que cuando eran pequeños. Y es que algunos llevan décadas sin tener nada: “Hay una abuela que, el año pasado, nos dijo que llevaba 60 años sin tener Reyes Magos porque cuando supo de ellos, ya no recibió más regalos y no había tenido familia”. Este pequeño gesto le hizo tener unas navidades “muy especiales y emotivas”.

Las peticiones son muy variadas. “Algunos nos piden salud”, confiesa González. Hay regalos inalcanzables, pero hacen lo que pueden para que todos tengan algo especial. Con una gran carcajada admite que “cada vez van pidiendo más”. El primer año solo ponían una cosa en la carta y, los otros dos huecos que tienen para pedir regalos, los dejaban vacíos poniendo “con esto me conformo”. Este año “han pedido más cosas”.

Los Reyes Magos del 2023 van a ser muy especiales. Tras superar las medidas originadas por la pandemia del Covid-19, podrán ir a la residencia a entregarlos en mano. Se van a disfrazar de estos seres mágicos y van a realizar un pequeño show para que todos se entretengan.

En el caso de los que apadrinan, muchos de ellos piden el teléfono de los abuelos para estar en contacto y poder ir a visitarlos. Muchas veces, las familias que apadrinan las cartas tienen niños pequeños. Por eso, a mayores de los regalos, también les envían postales navideñas hechas a mano, lo que lo hace “más especial y cercano”.

Para Trechel, es “imposible” abarcar a todos los residentes, porque se les iría de las manos. Se ocupan de 50 o 60 personas y, normalmente, se distribuyen por plantas. El resto tiene familias que les hacen los regalos de Reyes o, mediante otras asociaciones, hacen la misma gestión para que “ninguno se quede sin sus regalos” en una época tan especial.